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La credibilidad de las nuevas iniciativas fujimoristas.
Keiko Fujimori ha lanzado una cruzada para contrarrestar el déficit de credibilidad que –al igual que Ollanta Humala– sufre su candidatura, mediante una serie de iniciativas y declaraciones que apuntan a enfrentar los atributos negativos que arrastra por la vinculación evidente con el gobierno de su padre: la autocracia y la corrupción.
Su base de partida es la encuesta de Ipsos-Apoyo (42-36) en la que Humala le ha sacado seis puntos de ventaja, lo cual quiere decir que, al menos durante las dos semanas siguientes a la primera vuelta, ha tenido un mejor desempeño electoral.
De acuerdo con la misma encuesta, una de las sospechas relevantes que afectan la candidatura de Keiko Fujimori es la creencia del 68% de que ella liberará a su padre. En general, el cuartel general naranja parece creer, a la luz de las decisiones que está tomando, que el problema principal que le impide crecer es, precisamente, la vinculación con el gobierno de su padre ante el riesgo de que ella decida replicar las taras que caracterizaron a dicha administración.
Por ello, desde el domingo en la noche Keiko Fujimori ha ofrecido varias entrevistas periodísticas en las que ha dado un vuelco relevante –al menos al nivel de las declaraciones– en lo que constituye el credo tradicional fujimorista.
“He pedido perdón por los errores y delitos cometidos durante el gobierno de mi padre. Considero que tuvo cosas muy positivas, se venció la inflación y el terrorismo, pero también se cometieron grandes errores y mi compromiso es que no se vuelvan a cometer”, señaló Fujimori. Añadió otros planteamientos como su voluntad de culminar el Lugar de la Memoria.
¿Le servirá esta movida para acortar y superar la diferencia que le ha sacado Ollanta Humala? Esto requiere, para empezar, tener la seguridad de que, efectivamente, el temor a la vuelta de la autocracia y la corrupción es el principal factor que le impide crecer, lo cual está por verse.
El problema central de Keiko Fujimori es si le creen o no. Salvo para algunos periodistas convertidos en gonfaloneros de esta candidatura, el perdón solicitado no ha obtenido mucha credibilidad, quizá porque, once años después de terminado el gobierno de su padre y en coincidencia con el final de la campaña, lo que está haciendo parece un simple maquillaje.
También le restan credibilidad a este ‘cambio de opinión’ las declaraciones que sigue haciendo el ‘sector duro’ fujimorista compuesto por voceros como Martha Chávez, Rafael Rey o Jorge Trelles.
Esta conversión de Keiko Fujimori en una suerte de ‘fuji-caviar’ encierra más de un riesgo para su candidatura pues, además de la falta de credibilidad que pueda tener el cambio de actitud, puede desdibujar su plataforma de postulación.
Keiko Fujimori ha lanzado una cruzada para contrarrestar el déficit de credibilidad que –al igual que Ollanta Humala– sufre su candidatura, mediante una serie de iniciativas y declaraciones que apuntan a enfrentar los atributos negativos que arrastra por la vinculación evidente con el gobierno de su padre: la autocracia y la corrupción.
Su base de partida es la encuesta de Ipsos-Apoyo (42-36) en la que Humala le ha sacado seis puntos de ventaja, lo cual quiere decir que, al menos durante las dos semanas siguientes a la primera vuelta, ha tenido un mejor desempeño electoral.
De acuerdo con la misma encuesta, una de las sospechas relevantes que afectan la candidatura de Keiko Fujimori es la creencia del 68% de que ella liberará a su padre. En general, el cuartel general naranja parece creer, a la luz de las decisiones que está tomando, que el problema principal que le impide crecer es, precisamente, la vinculación con el gobierno de su padre ante el riesgo de que ella decida replicar las taras que caracterizaron a dicha administración.
Por ello, desde el domingo en la noche Keiko Fujimori ha ofrecido varias entrevistas periodísticas en las que ha dado un vuelco relevante –al menos al nivel de las declaraciones– en lo que constituye el credo tradicional fujimorista.
“He pedido perdón por los errores y delitos cometidos durante el gobierno de mi padre. Considero que tuvo cosas muy positivas, se venció la inflación y el terrorismo, pero también se cometieron grandes errores y mi compromiso es que no se vuelvan a cometer”, señaló Fujimori. Añadió otros planteamientos como su voluntad de culminar el Lugar de la Memoria.
¿Le servirá esta movida para acortar y superar la diferencia que le ha sacado Ollanta Humala? Esto requiere, para empezar, tener la seguridad de que, efectivamente, el temor a la vuelta de la autocracia y la corrupción es el principal factor que le impide crecer, lo cual está por verse.
El problema central de Keiko Fujimori es si le creen o no. Salvo para algunos periodistas convertidos en gonfaloneros de esta candidatura, el perdón solicitado no ha obtenido mucha credibilidad, quizá porque, once años después de terminado el gobierno de su padre y en coincidencia con el final de la campaña, lo que está haciendo parece un simple maquillaje.
También le restan credibilidad a este ‘cambio de opinión’ las declaraciones que sigue haciendo el ‘sector duro’ fujimorista compuesto por voceros como Martha Chávez, Rafael Rey o Jorge Trelles.
Esta conversión de Keiko Fujimori en una suerte de ‘fuji-caviar’ encierra más de un riesgo para su candidatura pues, además de la falta de credibilidad que pueda tener el cambio de actitud, puede desdibujar su plataforma de postulación.
Fuente: http://www.larepublica.pe/27-04-2011/keiko-la-fuji-caviar
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