Dicen NO a Keiko Fujimori

Familiares de víctimas de la violencia piden no olvidar

Enfrentar esta segunda vuelta electoral supone obligatoriamente un ejercicio de tolerancia y de atención a todas las voces y fuerzas involucradas. En el marco de esta apertura tenemos la posición de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Víctimas y Afectados por la Violencia Política del Perú (Conavip), frente a la coyuntura electoral. Ellos representan a las 14 regiones más golpeadas por el conflicto armado interno de nuestro país.

Jueves, 28 de abril del 2011  |  Autor: Laylah Ferreyra A.  |  Visitas: 719

En un acto simbólico en el memorial El Ojo que Llora, ubicado en el Campo de Marte en el distrito de Jesús María, se llevó a cabo un encuentro entre las víctimas afectadas por la violencia política, activistas de derechos humanos y la prensa nacional. El objetivo era uno solo, expresar su posición tajante en contra de la candidatura de la señora Keiko Fujimori, por lo que ellos consideran, representa una afrenta para la justicia y la memoria en el país.
DESPERTAR LA MEMORIA
Fue el inicio de muchas acciones que emprenderán hasta el 5 de junio, acciones que buscarán refrescar la memoria, recordar a sus muertos y dignificar el actual proceso electoral. Escuchar siempre es saludable, positivo, por ello aquí registramos opiniones y hechos que consideramos importantes para el debate nacional, abierto ahora más que nunca, al ser Keiko Fujimori y Ollanta Humala las fuerza políticas que disputarán el mandato popular durante los próximos años.
Doris Caqui es la vicepresidenta de la Conavip, ella es viuda de Teófilo Rímac, un maestro y activista social que en 1986 fue sacado de su casa en Cerro de Pasco por más de 30 militares encapuchados y llevado a una base militar. Hace 25 años que busca su cuerpo, nunca apareció.
Al narrar los hechos que ocurrieron esa noche, la señora Caqui vuelve a vivir aquella pesadilla. Delante de sus hijos y estando embarazada fue tirada al piso boca abajo y aún recuerda que sentía miles de botas sobre ella, casi asfixiándola. Fue acusado de terrorismo y desaparecido. Doris, a partir de esa lucha que la llevó hasta los fueros internacionales para pedir justicia, se convirtió en una defensora de los derechos humanos con la motivación de dejarle a sus hijos un ejemplo de valor y perseverancia. La ira se convirtió en acción y la rabia en solidaridad con otras familias.
Ella es quien firmó el comunicado que dieron a conocer exigiendo, entre muchas cosas, que la candidata Keiko Fujimori haga un deslinde público con las Fuerzas Armadas y el Grupo Colina respecto a las violaciones de derechos humanos cometidas entre los años 1980 y 2000; reconociendo que los asesinatos de La Cantuta y Barrios Altos fueron política de Estado en el gobierno de su padre y que asuma por ello el compromiso de garantizar las reparaciones a todas las víctimas, estableciéndolo como política pública, respetando el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Los familiares afirman que no se pueden quedar en silencio, quieren que sus voces y gritos sean escuchados. Hubo una voz que resquebrajada por momentos, logró expresar aquello que seguramente han vivido durante años de dolor: la de Marly Anzualdo. Su hermano fue capturado y torturado en el Pentagonito.
“Estamos organizados en pequeños grupos, el país también es nuestro, queremos un país con valores, en donde no se vendan conciencias, por eso no voy a votar por Keiko Fujimori. Siempre hemos dado cheques en blanco, ahora no. No es justo, es hora que veamos al país como nuestra casa, lo queremos mejor, nos impulsa la gente que desapareció, eran chicos que querían justicia. Mucha gente de la armada también cayo, ¿acaso hay un héroe? (...) Sí ha habido militares que se pusieron de lado de la ley, nosotros lo sabemos. Rafael Rey ensalza a los delincuentes y a los asesinos, pero a los que lucharon con la ley en la mano, de ellos
no dice nada”.
MÁS QUE PALABRAS: HECHOS
Los sentimientos afloran cuando situaciones tan dolorosas se exponen. El retorno de una candidatura de los Fujimori ineludiblemente parece abrir las heridas aún pendientes. Salomón Lerner, ex presidente de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, estuvo apoyando a los familiares y manifestó claramente su posición frente a la coyuntura política.
“Los candidatos no pueden prometer lo más si es que no hacen lo menos. Lo menos es el reconocimiento de la dignidad del derecho de cada ser humano y de cada peruano, el derecho a tener derechos. Y por desgracia nadie ha tocado como un tema central el tema de los derechos humanos y el tema de las reparaciones a los familiares de las víctimas. Si la señora Fujimori está realmente arrepentida no bastan las palabras, tendría que señalar cómo va a actuar en el tema de los derechos humanos, decirlo ya y comprometerse públicamente. No podemos mirar adelante si es que tenemos un pasado que nos pesa y que no hemos desagraviado. Le pediría a los dos candidatos un compromiso público, directo y muy solemne; no solo palabras sino el desarrollo de políticas muy concretas con planes de acción, con programas de reconocimiento de las víctimas, de acceso y administración de justicia frente a crímenes cometidos. Una política que sea todo lo contrario de lo que se dio”.
Gloria Gamarra Díaz es madre de una víctima también. Su hija de 19 años recién había ingresado a la Universidad La Cantuta a estudiar educación cuando fue apresada en un rapto violento en 1991. Acusada de terrorismo la joven fue encarcelada, enjuiciada por un juez sin rostro y en una sentencia recibió 20 años de prisión como castigo. Rápido, sin huellas y registros, la hija de la señora Gloria debía enfrentar este destino terrible, ella sufrió un shock que la llevó durante semanas a cuidados intensivos. El dolor como madre, cuenta, es humanamente indescriptible, su hija fue torturada y maltratada, marcada para siempre.
Gloria se propuso una vez repuesta buscar justicia, caminar y caminar para cumplir la promesa que se había impuesto: su hija no pasaría 20 años de su vida en la cárcel. Y así fue, tras largos siete años salió en libertad, gracias al trabajo de la Comisión Lansiers.
Gloria llegó a encadenarse en una iglesia en un acto simbólico para llamar la atención y así alcanzar justicia, una desesperada madre que después tuvo el arduo trabajo de ayudar a su hija ha reconstruir su vida, con todas las heridas que la prisión habían dejado en ella.
Gloria estuvo en El Ojo que Llora dejando constancia de sus lágrimas, de su lucha, de su afán por encontrar una forma de vida después de tanta tristeza. Ella es activista y apoya a muchas familias en su retorno a la vida después de la victimización.
Rocio Silva Santisteban, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, acompañó también a los familiares y habló sobre la importancia de los símbolos y la memoria para resarcir las huellas de la violencia.
“Los símbolos son fundamentales, tenemos que guardarlos, requerimos de más espacios de memoria; en provincias hay muchos que han sacado adelante los propios familiares en lugares alejados. Son espacios donde la gente viene a reflexionar, a recordar. Esto hay en todo el mundo y es muy importante. Por ejemplo en Washington está esa pared inmensa negra que es el memorial de todos los caídos en Vietnam, cerca de allí está el museo del Holocausto”.
“¿Qué pasa cuando no se recuerda a los muertos? Se mueren de nuevo. Lo peor que podemos hacer es arrancarle a los muertos su muerte. Tenemos que ahondar sobre eso, tenemos que recordar, tenemos que regresar sobre ese dolor para reconciliarnos y para perdonar, que es lo más difícil. Quizás tiene que pasar una generación para que se pueda perdonar. Lo que sí creo es que hay voluntad de perdón, pero el gran problema es que los victimarios no quieren pedir perdón”.

Fuente: http://www.generaccion.com/magazine/1672/dicen-no-keiko-fujimori