La deficiencia de este micronutriente en nuestro organismo ocasiona enfermedades como el cretinismo y bocio
(Archivo El Comercio)
¿Alguna vez se ha preguntado por qué algunos niños tardan en crecer o presentan limitado desarrollo neuromotor y cognitivo? Según explica la nutricionista Faviola Jiménez, directora de la Red Peruana de Alimentación y Nutrición, cuando los requerimientos de yodo en el organismo no son satisfechos ocasionan anomalías funcionales y del desarrollo conocidas conjuntamente como desórdenes por deficiencia de yodo (DDI).
“Las manifestaciones clínicas dependen del grado de la deficiencia de este micronutriente y de la edad del afectado. Estas pueden ser: bocio [aumento del tamaño de la glándula tiroides], retardo mental, sordomudez, crecimiento retardado, infertilidad, abortos y mortalidad perinatal, reducida capacidad de aprendizaje y disminución en la energía física y mental, así como mayor susceptibilidad a la radiación nuclear”, explica el nutricionista del Instituto Nacional de Salud (INS) Juan Pablo Aparco.
Además, la deficiencia en la madre durante el período de gestación ocasiona daño cerebral fetal irreversible y malformaciones en el feto. “También durante la lactancia la madre debe tener un consumo regular de sal yodada y pescado para proveer de este micronutriente al lactante a través de la leche materna”, indica Jiménez.
Los especialistas recomiendan el uso de sal yodada en la preparación de los alimentos para prevenir los DDI, ya que la mayor cantidad de yodo que se pueda consumir está contenida en aquel condimento.
La sal yodada es una forma accesible para que la población cubra sus requerimientos. Solo 100 g de sal yodada contienen entre 1.500 y 2.500 ug (microgramos) de yodo.
FUENTES NATURALES
El yodo está presente en productos marinos como pescados, mariscos y algas marinas y en vegetales como rabanitos, brócoli, zanahorias, espinacas, afirma el nutricionista Pablo Aparco.
Hay muchos alimentos lácteos e industrializados que son ricos en yodo debido a que es un aditivo que sirve como antiséptico.
Existen alimentos cuyo consumo diario en grandes cantidades puede dificultar la absorción de este micronutriente. En este grupo se encuentran: legumbres, repollo, nabos, nueces, yuca, entre otros.
Según la Red Peruana de Alimentación y Nutrición, nuestro organismo necesita distintas cantidades de yodo según la edad. Infantes de 1 a 2 meses: 50 ug; niños de 2 a 6 años: 90 ug; escolares de 7 a 12: 120 ug; mayores de 12 años: 150 ug; y mujeres gestantes y lactantes: 200 ug.
EVITE CONSUMO EXCESIVO
El nutricionista Henry Guija de las clínicas Maison de Santé, señaló que “el yodo es un micronutriente importante para la glándula tiroides. Su déficit produce, en etapas tempranas de la vida, el cretinismo (que ocasiona daño cerebral) y, en niños mayores y en la vida adulta, el bocio”.
“No obstante, el consumo de grandes cantidades de yodo puede producir efectos negativos en la salud de las personas que padezcan de patologías tiroideas subyacentes, como hipotiroidismo o hipertiroidismo. Por esa razón, en dichos casos se recomienda controlar la función de la tiroides por lo menos dos veces al año”, añadió.
Finalmente, dijo que “es importante un aporte adecuado de yodo en la dieta con la finalidad de evitar que la glándula tiroides absorba la radiactividad”.
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