París
Hace años que el filósofo francés Bernard-Henri Lévy protagoniza polémicas y visita zonas de conflicto, pero su papel clave en volcar a su país a la intervención militar en Libia es quizá su acto más sorprendente.
Lévy ha admitido que fue él quien sugirió al presidente francés, Nicolas Sarkozy, reconocer oficialmente a los rebeldes libios, antes de promover el bombardeo aliado contra las fuerzas de Muamar Gadafi.Ahora, con la intervención militar de Occidente en Libia en curso pero sin un final claro, los franceses parecen haber descubierto hasta dónde llega la influencia de su intelectual más mediático, un filósofo en guerra.
Cerca y lejos de Sarkozy
BHL, como se lo conoce en Francia, se define a sí mismo como un hombre de izquierda y, pese a su línea directa con Sarkozy, asegura que no votó por él en el pasado ni votaría por su reelección el año próximo.Sin embargo, tiene algunas cosas en común con el presidente francés: le gusta estar bajo el foco de atención, en medio de controversias, y sus críticos lo acusan de egolatría.
A los 62 años, escribe para diversas publicaciones y ha publicado una veintena de libros.
Algunos académicos lo critican por mezclar en sus obras realidad con ficción y lo acusan de falta de rigurosidad.
También aparece a menudo fotografiado en las revistas de celebridades, su camisa blanca desprendida en el pecho, junto a su actual esposa, la actriz rubia Arielle Dombasle.
Judío, nacido en Argelia en una familia rica, Lévy estudió en París y los franceses comenzaron a conocerlo en los años ’70 como uno de los fundadores de la corriente de "nuevos filósofos" que criticó al marxismo.
Recientemente tuvo un papel activo en la movilización internacional para evitar la lapidación de Sakineh Ashtiani en Irán.
También alzó su voz contra el arresto domiciliario en Suiza del cineasta Roman Polanski, cuya extradición quería Estados Unidos por cargos de abuso sexual a una menor.
"Acción"
Lévy, que declinó un pedido de entrevista de BBC Mundo, se define como un hombre de "acción" y suele viajar a zonas de conflicto para recolectar información para sus publicaciones.Tras su reciente gestión con Sarkozy por Libia, algunos medios franceses lo han calificado como "el nuevo canciller" de Francia.
Pero en el pasado Lévy ya había efectuado misiones para su país: en 2002, por ejemplo, visitó Afganistán como enviado de París.
Fue allí donde se enteró del asesinato de Daniel Pearl, el periodista de The Wall Street Journal, por extremistas en Pakistán y decidió investigar el crimen para un libro publicado al año siguiente.
Durante la guerra de Yugoslavia, a comienzos de los ’90, también organizó un encuentro entre el entonces presidente francés François Mitterrand y su par bosnio, Alija Izetbegovic, en París.
Ahora volvió a hacer lo mismo en Libia, a donde llegó a comienzos de marzo para conocer el bastión rebelde de Bengasi.
Desde allí telefoneó a Sarkozy para proponerle el encuentro con miembros del Consejo Nacional de Transición libio, a quienes acababa de conocer.
Sarkozy aceptó rápidamente y el encuentro se celebró el 10 de marzo en el Palacio del Elíseo, con la presencia de Lévy.
En esa reunión, Sarkozy reconoció al Consejo como “representante legítimo” del pueblo libio, el primer jefe de Estado en hacerlo, y habló de llevar a cabo “ataque aéreos selectivos” contra las fuerzas de Gadafi.
Eso sorprendió a los aliados europeos de Francia y al propio canciller francés, Alain Juppé, que se encontraba fuera de Francia en ese momento.
"Improvisar"
Lévy repite ahora que la intervención militar aliada en Libia es diferente a la guerra de Irak de 2003, a la que él y Francia se opusieron, porque tiene el aval del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.También sostiene que la decisión de detener a Gadafi fue un reconocimiento de la comunidad internacional al “deber de injerencia” en los asuntos internos de un país para evitar crímenes contra su pueblo.
La intervención también mostró hasta qué punto Lévy tiene contactos y eventualmente influye en los círculos de poder de Francia.
En una entrevista con la publicación alemana Der Spiegel, Lévy indicó esta semana que Sarkozy, a quien conoce desde hace años, aún lo llama para hablar sobre los acontecimientos en Libia y enviar mensajes a los rebeldes.
También se permitió criticar al gobierno alemán por abstenerse de votar la intervención en Libia y dijo que Guido Westerwelle es el peor ministro de Exteriores que Alemania tuvo en mucho tiempo".
Sin embargo, también admitió que hubo improvisación a la hora de planificar cómo enfrentar a Gadafi, debido a la rapidez con que se actuó. "No todo pudo ser tomado en cuenta y determinado en detalles", admitió. "Tuvimos que improvisar, lo cual es normal".
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/04/110401_francia_filosofo_bernard_henri_levy_guerra_libia_amab.shtml
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