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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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martes, 3 de mayo de 2011

Osama Bin Laden y el fin de una época

Mientras el mundo comentaba ayer la muerte de Bin Laden, yo iba en bus desde Damasco a Alepo, en el norte de Siria. A mi lado iba un estudiante de ingeniería industrial, que era de las afueras de Damasco y estudiaba en la universidad en Alepo. Leía el periódico. En la portada, a toda página, se informaba de funerales por soldados en Deraa. La noticia decía que los autores de las muertes habían sido los manifestantes, que son “terroristas”.
Se especula con el motivo de la muerte de los soldados; los manifestantes dicen que los ejecutan cuando se niegan a disparar contra civiles. El chico había participado en protestas en Damasco el viernes anterior (mañana daré los detalles) y estaba preocupado por lo que ocurría en Deraa, pero sobre todo por la actitud y propaganda del régimen: “¿Tengo yo cara de terrorista?”
Era sin duda un musulmán pío, que rezaba a ratos en el autobús y que cuando hablaba de religión lo hacía con reverencia. Pero no tenía pinta de terrorista. Me pagó el taxi de la estación de autobuses al centro de Alepo y hoy me ha invitado a ver el Barça-Madrid (él es del Madrid). Para su país, solo pide una cosa: “Libertad” para, entre otras cosas, cambiar de gobierno. He hablado con varias personas de la muerte de Bin Laden aquí en Siria. Nadie ha demostrado el más mínimo interés ni preocupación.
La organización Al Qaeda que dirigía Osama Bin Laden pretendía ofrecer a sus seguidores muchas cosas, pero libertad no era la primera. Al Qaeda se alegraba del derrumbe de los dictadores en la primavera árabe, pero su esperanza de una teocracia no era la misma que la de los jóvenes tunecinos y egipcios, entre otros, que salieron a la calle. Las revueltas árabes pillaron a Al Qaeda por sorpresa.
Al Qaeda fue la excusa que permitía a muchos dictadores seguir en sus cargos: la amenaza terrorista y del islam radical hacía que Occidente les prefiriera antes que a la incertidumbre de un desconocido. Pero al final el enemigo de estos regímenes no era una organización terrorista, sino su propio pueblo. Al Qaeda ha tenido que sumarse luego al carro, pero su discurso no cuaja. Es sintomático que el final de Bin Laden llegue justo cuando su ideología quedaba al margen en el mundo árabe. Puede marcar el final de una época.
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La muerte de Osama Bin Laden deja otras preguntas.

¿Está muerto? El asesor antiterrorista de Obama, John Brennan, ha dicho que el cuerpo del muerto era “en un 99,9 por ciento” de Bin Laden. Estados Unidos ha usado el adn de una hermana de Osama para comprobar su autenticidad. Es probable que Al Qaeda reconozca pronto el final de su líder. También quizá, ante la presión, Estados Unidos acabe por publicar alguna foto del cadáver. Es muy improbable que el presidente de Estados Unidos salga a anunciar el gran éxito de la muerte del enemigo número uno del país sin antes estar convencido.
Qué hacer con el cuerpo. El cuerpo de Bin Laden era incendiario. Cualquier decisión sobre su destino era complicada. Su cesión a las autoridades pakistaníes -donde vivía- o saudíes -donde nació- se hubiera convertido en un lío. Nadie quería ese cuerpo, parece. Estados Unidos optó por no tener que soportar un mausoleo del mártir. El mar es quizá una mala solución, pero las otras podían ser peores. La rapidez implica que no se improvisó. El cuerpo de Bin Laden fue lanzado al mar desde el portaviones Carl Vinson. Un militar americano leyó textos religiosos, que un nativo tradujo al árabe.
Una operación preparada. Con los días se sabrán todos los detalles de la operación (y pronto se hará la película; es un gran guion). Lo contaré en un post cuando vuelva de Siria. Ahora se sabe que cuatro helicópteros con 79 comandos especiales, según el New York Times, sobrevolaron Pakistán a medianoche desde una base en Afganistán y aterrizaron en el recinto de Bin Laden.
Los soldados prepararon el asalto en maquetas de la estructura de la casa en bases de Estados Unidos. Un helicóptero se estropeó y lo destruyeron. El comando salió con el cadáver tras 40 minutos de operación. Uno de los miembros hizo una foto de la cara y la envió a Washington para que expertos faciales la estudiaran. Pakistán no supo nada de la operación. Uno de los temores era que su ejército actuara en el ataque; de ahí la necesaria rapidez.
Qué pasa con Al Qaeda. La muerte de Bin Laden no es el final de Al Qaeda. Por dos motivos. Primero, Bin Laden no podía dirigir ya la organización. En la mansión no había teléfono ni internet -una de las pruebas para Estados Unidos de que ahí había alguien gordo. Bin Laden se comunicaba a través de mensajeros personales. El descubrimiento de uno de ellos en agosto llevó a la CIA hasta esa mansión en las afueras de Islamabad. Su importancia era más de líder moral, aunque también había dejado de emitir vídeos, últimamente eran solo de audio e incluso se saltó el último aniversario del 11-S.
Segundo, Al Qaeda es sobre todo hoy un grupo de franquicias que actúan por separado. Las dos más importantes son Al Qaeda en la Península Arábiga, que está en Yemen, y la del el Magreb, que acaba de atentar en Marrakech. Si el atentado preparado para la semana pasada hubiera explotado mañana, se hubiera dicho que era una represalia y el pánico hubiera crecido. Así cambian las cosas por unos días.
Al Qaeda, por tanto, seguirá de un modo u otro. Su nuevo líder debería ser el número 2, Al Zawahiri, que no tiene la misma autoridad que Bin Laden. Además, la capacidad de la organización se ha reducido mucho en los últimos diez años, pero aún hay gente dispuesta a actuar en su nombre.
Qué pasará en Afganistán. El líder de los talibanes, el mulá Omar, tenía una relación personal con Bin Laden. Sin su figura, dicen aquí, es el momento para presionar con sutileza a los talibanes para que se olviden de Al Qaeda, vuelvan a Afganistán y acepten la Constitución. La muerte de Bin Laden también hace que la razón principal para que Estados Unidos siga allí se diluya.
Todos estos puntos se desplegarán en los próximos meses. Hoy nadie sabe nada sobre la capacidad de la nueva Al Qaeda y el futuro de los talibanes. Todas las afirmaciones que se hagan ahora son especulación.
Obama se ha ganado su reelección. La crítica principal que hacían algunos de sus rivales a Obama -su falta de patriotismo o coraje militar- se ha esfumado. Obama tuvo que ordenar personalmente la acción y no le falló la mano. Había muchos riesgos y la operación podía ser un fracaso rotundo (Estados Unidos tiene experiencias de ese tipo, sobre todo en Somalia con Clinton).
El equipo de seguridad nacional siguió la operación en directo desde la Casa Blanca en la tarde del domingo. El director de la CIA narraba los hechos desde su sede. El nombre en código de Bin Laden era “Geronimo”. La frase definitiva de Panetta fue: “Geronimo EKIA (Enemy Killed In Action; enemigo matado en acción)”. Obama, según testigos, dijo: “We got him” (lo tenemos).
No está claro aún si Bin Laden trató de defenderse, pero parece que sí. Según Brennan, “si hubiéramos tenido la oportunidad de coger a Bin Laden vivo, si no hubiera representado una amenaza, las personas encargadas de la operación estaban preparadas para eso”. Murieron tres hombres más y una mujer. Nueve niños de entre 2 y 12 años y algunas mujeres quedaron vivas, según una fuente pakistaní. En un bombardeo todos habrían muerto.
Los republicanos no podrán negar el éxito en algo que ellos hubieran hecho igual. Obama no quiso un bombardeo, sino el cuerpo, la confirmación de que era él quien estaba en esa mansión. Por eso es raro que ahora lo escondan.
El mérito del presidente no ha sido solo la orden, también cumplir sus promesas. En la campaña dijo que en Irak, el país se había distraído de su objetivo principal: acabar con Al Qaeda. Ha demostrado que tenía razón. Bush tiene su parte de mérito, claro, pero también debe reconocerse que si hubiera mantenido la presión en Afganistán quizá habría encontrado antes a Bin Laden, que llevaba años en esa casa.

Fuente: http://www.obamaworld.es/2011/05/03/osama-bin-laden-y-el-fin-de-una-epoca/

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