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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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martes, 8 de noviembre de 2011

Ella es la indignada número uno de Wall Street

Wall Street, Indignados, Protestas en Wall Street, Indignados de Wall Street
Molly Katchpole tiene 22 años y encabezó y ganó una dura campaña contra el Bank of America. “Fue David contra Goliat”, dijo
Molly Katchpole fue alabada en su país por lograr medidas concretas contra la avaricia de los bancos. (AP)
Tiene 22 años, carece de trabajo fijo y lleva un tatuaje con la leyenda “Por debajo de todo, realmente tengo suerte” grabado en la espalda, aunque no siempre lo enseña.
Y es, hasta ahora, la primera “indignada”, de los miles que se movilizan por este país que, a fuerza de astucia y tesón, llegó hasta donde quiso: doblegar la voracidad de Wall Street, aunque sea un poquito.
Su nombre es Molly Katchpole, y es la autora de la campaña que acaba de lograr que Bank of America desistiera de su intención de cobrar cinco dólares mensuales a los millones de norteamericanos que, en estos días, usan su tarjeta bancaria para comprar, en lugar de hacerlo con tarjeta de crédito.
“Una batalla como la de David contra Goliat”, dicen los más entusiastas. Lo cierto es que es la primera vez en mucho tiempo que alguien con -aparentemente- tan poco poder, logra que Wall Street desista en un negocio.
SE ENOJÓ, SE INDIGNÓ
“Lo que pasa es que me indigné”, dice Molly. Ocurrió hace un par de meses. Lo que hizo fue apelar a una organización de base y, junto con ello, lanzar un petitorio por Internet para pedir que el cobro —considerado usurero— se dejara sin efecto.
“Realmente me enojé cuando escuché que el banco pretendía cobrarme por tener acceso a mi propio dinero. Ya para entonces estaba harta de escuchar cómo los bancos lloran miserias, cuando deberían agradecer haber sido rescatados con el dinero de los contribuyentes“, dijo esta mujer, que se define como “activista de alma”.
Por lo pronto, el presidente Barack Obama había sido mucho más cauto en su arremetida contra el anuncio bancario. Lo había considerado desacertado, pero nada más. En cambio, la campaña que montó esta “indignada” silenciosa pero efectiva, no hizo sino crecer y crecer.
MOVIÓ MASAS
En cuestión de semanas, más de 300.000 personas firmaron su petición y otras 21.000 amenazaron con cerrar sus cuentas y llevarse su plata si Bank Of América seguía con la idea.
Asustado por las potenciales consecuencias, el banco dio marcha atrás. Y otras entidades, que se habían entusiasmado con la idea del cobro, la dejaron de lado. “Hemos escuchado a nuestros clientes y no cobraremos”, se cubre, por caso, en salud, el Citibank.
De la noche a la mañana, Molly se convirtió en una celebridad. Visita programas de televisión y recibe pedidos de entrevista. Lo que más le interesa, sin embargo, es conseguir trabajo: ahora gana 400 dólares a la semana como cuidadora de chicos. Y apenas si subsiste.
Muchas organizaciones defensoras del consumidor pusieron su campaña como modelo de eficacia. Le reconocen más acierto que la indignación o el enojo que, más allá del estallido, no es capaz de identificar una acción concreta, por pequeña que sea.

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