jueves 2 de septiembre de 2010
...Los sacaron de sus casas con el uniforme escolar puesto. “Ahora son voluntarios para el adoctrinamiento militar y sus vidas le pertenecen a Sendero Luminoso”, les dijeron y los llevaron caminando desde la localidad ayacuchana de Raccaya hasta la comunidad vecina de Umasi. En total, fueron 25 los niños que en octubre de 1983, hace casi 27 años, salieron de Raccaya y no volvieron nunca. Terminaron todos en una fosa común.
Esta semana especialistas del Equipo Peruano de Antropología Forense (Epaf) comenzaron las labores de reconocimiento de los restos de esos niños y de otras personas que en Umasi fueron ultimados a balazos por militares de la Base Contrasubversiva de Canaria, al mando del general EP Jorge Carcovich Cortelezzi.
Meses antes, en diciembre del año pasado, esos restos fueron desenterrados por especialistas forenses del ministerio Público que, a medida que escarbaban las fosas descubrieron con desconcierto que la mayoría de los cuerpos estaban apiñados unos sobre otros y aún tenían sus uniformes escolares. A pesar de haber transcurrido tantos años y a la dificultad de la recuperación de los restos por el terreno fangoso, estos aún se encontraban en regular estado de conservación y evidenciaban la atrocidad con la que fueron asesinados.
A esos pequeños los terroristas no les permitieron abandonar la infancia y los militares no les permitieron continuar sus vidas. Apenas llegaban a los 14 años. Todos chaposos, con los labios cuarteados y el cabello rojizo, y sin poder huir a ningún lado. Caminaron, cuando sólo querían jugar con su trompo de madera y sentir el aire frío y pastar los carneros mientras sus madres lavaban ropa en el río.
-Los niños ya no son niños, ahora son hombres, son camaradas; les advirtieron.
-¿Qué es un camarada?, preguntó un pequeño en voz baja.
-No sé, pero algo tiene que ver con esa bandera roja; intentó explicar otro chiquillo.
El 31 de octubre de 1983 los terroristas y los niños llegaron a Umasi y buscaron refugio en la escuela del pueblo, entonces un profesor dio la voz de alerta a los militares, quienes durante la madrugada atacaron la escuela y liquidaron a los varones, mientras las mujeres fueron violadas antes de ser asesinadas.
Rescate mortal
Los niños creyeron que los militares iban a rescatarlos, pero lejos de brindarles ayuda los acusaron de ser terroristas. Primero los golpearon, querían obligarlos a confesar algo que no eran. El pequeño Otto Romero intentó escapar, pero una bala cortó su camino. Rosilda, su hermana, pide ahora sus restos.
Si desea leer el artículo completo vaya a:
http://www.argenpress.info/2010/09/peru-umasi-el-cementerio-de-ninos.html
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