Félix Jiménez
Opinión Economista Ph. D.
Profesor Principal PUCP
Para el diario La Primera
«Nos preocupa más un fuerte rebote del dólar que la apreciación del
sol», dijo recientemente Julio Velarde, presidente del Banco Central,
refiriéndose a la posibilidad de un alza abrupta del tipo de cambio.
En realidad, para ser consecuente, debió decir, «Me preocupa el fuerte
rebote del dólar más que la apreciación del sol que yo estimulo y
tolero». Velarde ha hecho, sin duda, una increíble confesión de parte.
Es verdad que la apreciación del sol se debe al debilitamiento del dólar
a nivel global, a la política devaluatoria del Banco Central
norteamericano, al recurrente superávit comercial de nuestro país y al
creciente influjo de...
capitales por razones especulativas (ver mi
artículo del 12-05-2012); pero, también se debe a las tímidas
intervenciones esterilizadas del Banco Central en el mercado cambiario
que no frenan la recurrente caída del tipo de cambio.
MAL DE MUCHOS, CONSUELO DE TONTOS
Velarde
prefirió irse al FLAR, para no acompañar la reforma de las políticas
monetaria y cambiaria de los años 2002-2003. Discrepaba de sus
pro-motores, los otros directores del Banco Central de ese entonces.
Parte de la reforma fue la incorporación de la regla de intervenciones
esterilizadas del Banco Central con el objetivo de atenuar las
fluctuaciones del tipo de cambio o impedir depreciaciones o
apreciaciones significativas. Velarde retorna como presidente del Banco
Central, nombrado por García, para gestionar reglas de política
monetaria y cambiaria que no promovió ni hubiera promovido, y después
fue ratificado en el cargo nada menos que por Ollanta Humala.
Ni
a él ni a Castilla le importa que la apreciación del sol conspire
contra el crecimiento económico. La apreciación aumenta los costos en dólares
de las empresas exportadoras de productos no tradicionales y abarata
los productos manufacturados importados. Estos efectos negativos de la
apreciación sobre la producción nacional no-primaria exportable, son
agravados por el actual entorno de crisis internacional.
Velarde
dice que la “apreciación este año –es decir, en los tres o cuatro meses
anteriores-- ha sido más bien lenta en comparación con otros mercados,
como el Chileno o el Colombiano”.
Pero no dice que en los cerca de diez meses que lleva de ratificado por
Humala, ha permitido que los tipos de cambio reales, multilateral y
bilateral, caigan en 7.7% y 4.8%, respectivamente; y que en los cinco
años y diez meses de su gestión ha dejado que los tipos de cambio
reales, multilateral y bilateral, caigan en 14.4% y 23.5%,
respectivamente.
Por lo demás, es un consuelo de tontos
constatar que otras monedas se han apreciado más que la nuestra respecto
del dólar. Pues, lo que importa saber es si nuestros tipos de cambio
reales con los países que él menciona (Chile y Colombia,
por ejemplo) han bajado o han subido. Velarde no proporciona esta
información. Lo curioso, sin embargo, es que la producción manufacturera
que exportamos a nuestros vecinos, se ha reducido notablemente en el
primer trimestre del año, según el INEI (ver mi artículo del
19-05-2012).
EL REBOTE DEL DÓLAR NO ES INDEPENDIENTE DE LA APRECIACIÓN DEL SOLJulio
Velarde acaba de explicitar una política cambiaria consistente con la
política devaluatoria del Banco Central norteamericano, al decirnos que
«no le preocupa la apreciación de nuestra moneda». ¿Puede la política
explícita de dejar que se siga apreciando el sol, dar lugar a una
apuesta contra el Banco Central que termine generando una fuerte y
abrupta depreciación de la moneda? No es difícil imaginar la respuesta
del actual presidente del Banco Central. Él dice «No nos preocupa la
apreciación ahora sino un fuerte rebote (del dólar) más adelante». Lo
que no entiende Velarde es que la magnitud del rebote de dólar «más
adelante»,está en relación directa a la magnitud de la apreciación de
nuestra moneda ahora. Cuanto mayor es esta apreciación, mayor es la
devaluación esperada. Por lo tanto, si le preocupa esta devaluación (de
«más adelante»), le debe preocupar la apreciación ahora.
Así
como cree que el instrumento más adecuado para combatir la inflación es
la magnitud del agregado monetario o el encaje que influye en esta
magnitud, también cree que el tipo de cambio se determina como el precio
de cualquier bien, por la oferta y la demanda de divisas (“la caída del
dólar frente al sol –dijo-- se debe a factores estacionales”). Este
enfoque de equilibrio de flujos es incapaz de explicar lo que pasa ahora
con el tipo de cambio. La creciente movilidad internacional de
capitales y el creciente papel de las expectativas en la toma de
decisiones de los inversionistas que operan en los mercados financieros,
obligan a considerar que el tipo de cambio se determina como el precio
de un activo financiero, de cualquier activo financiero que está
influido por las expectativas.
En consecuencia, la apreciación
monetaria aumenta la tasa de depreciación esperada porque el tipo de
cambio se aleja de su valor esperado, con lo cual se incentiva la
adquisición de activos externos.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Si
al directorio del Banco Central le preocupa la posibilidad de un fuerte
rebote del dólar, este tiene que adoptar una política activa contra la
apreciación del sol. Es decir, el Banco Central debe intervenir más
resueltamente en el mercado, comprando dólares
y esterilizando sus efectos monetarios, para reducir la tasa de
depreciación esperada, es decir, para acercar el tipo de cambio a su
valor esperado.
Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/economia/la-inverosimil-preocupacion-por-el-rebote-cambiario_111975.html
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