BBC Mundo, Buenos Aires
En Argentina este viernes se cumplen 35 años de uno de los episodios más cruentos del último gobierno militar (1976-1983).
Se trata de la llamada Noche de los Lápices. Ocurrió el 16 de septiembre de 1976 cuando efectivos de seguridad del Estado empezaron un operativo (de varios días) para efectuar detenciones masivas de estudiantes de secundaria en la ciudad de La Plata. Se trataba principalmente de jóvenes con edades de 15, 16 y 17 años, muchos de los cuales reclamaban un boleto estudiantil, es decir, una reducción en...el precio de los billetes de transporte para los alumnos.
Prácticamente todos fueron torturados y apenas sobrevivieron cuatro.
El episodio es un ejemplo de cómo la represión estatal en la época el gobierno militar también afectó a un importante número de menores de edad.
De acuerdo al informe Nunca Más que elaboró la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), en 1984, unos 250 adolescentes forman parte de los 30.000 desaparecidos que hubo en la época. Algunos incluso con apenas 13 años de edad.
Emilce Moler, hoy madre de tres hijos, matemática y docente fue una de las pocas que sobrevivió a la Noche de los Lápices, y para este aniversario accedió a recordar lo sucedido para BBC Mundo.
Saña
"En la madrugada del 17 de septiembre entró a mi casa una patota armada de encapuchados. Preguntaban por una estudiante de Bellas Artes. Cuando aparezco yo, que era muy pequeña en estatura, de 17 años y en pijamas, quedaron sorprendidos", recuerda Moler."También estaba mi hermana, que era más grande pero que estudiaba filosofía y decidieron llevarnos a las dos. Pero por un tema de que no había espacio para las dos en el auto dejan a mi hermana y deciden sólo llevarme a mi", relató.
Ficción versus realidad
Moler asegura que la película “La Noche de los Lápices” muestra una fiel representación de la represión sufrida por los estudiantes de La Plata, pero no tanto al mostrar su faceta política, donde más bien habría una imagen de ingenuidad.
“Nosotros nos jugábamos la vida con el compromiso político. Estábamos muy conscientes de que nos podían detener, torturar o matar. Incluso hablábamos del uso de la pastilla de cianuro (para evitar la tortura)”, señaló a BBC Mundo.
“Por supuesto que es una locura que un chico de 16 años en su charla cotidiana hable de si prefiere que lo maten o ir preso. Pero lo terrible es que existía esa realidad”.
“Nosotros hacíamos la propaganda de Montoneros y aplaudíamos sus acciones. Si alguno dejaba la secundaria se iba a formar grupo con Montoneros. Yo no estuve vinculada con armas, pero otros compañeros de la UES sí lo estuvieron”, explicó.
“Hoy en día yo soy defensora acérrima de la democracia, pero en esa época hablábamos de revolución y socialismo. No conocí la democracia y ante una dictadura había que plantear una lucha armada. Era el paradigma reinante”, aseveró Moler.
Y agregó: “pero nuestros ideales son los mismos que muchos tenemos hoy en día, que no haya pobres, lograr la igualdad social y una sensación de bienestar para todos”.
“Nosotros nos jugábamos la vida con el compromiso político. Estábamos muy conscientes de que nos podían detener, torturar o matar. Incluso hablábamos del uso de la pastilla de cianuro (para evitar la tortura)”, señaló a BBC Mundo.
“Por supuesto que es una locura que un chico de 16 años en su charla cotidiana hable de si prefiere que lo maten o ir preso. Pero lo terrible es que existía esa realidad”.
“Nosotros hacíamos la propaganda de Montoneros y aplaudíamos sus acciones. Si alguno dejaba la secundaria se iba a formar grupo con Montoneros. Yo no estuve vinculada con armas, pero otros compañeros de la UES sí lo estuvieron”, explicó.
“Hoy en día yo soy defensora acérrima de la democracia, pero en esa época hablábamos de revolución y socialismo. No conocí la democracia y ante una dictadura había que plantear una lucha armada. Era el paradigma reinante”, aseveró Moler.
Y agregó: “pero nuestros ideales son los mismos que muchos tenemos hoy en día, que no haya pobres, lograr la igualdad social y una sensación de bienestar para todos”.
Tras muchos años Moler pudo reconstruir lo sucedido.
A ella, y a la mayoría de los adolescentes detenidos, los trasladan inicialmente al centro clandestino de detención de Arana, en La Plata, provincia de Buenos Aires.
"Ahí estuvimos casi una semana, en las peores condiciones que se puede imaginar que un ser humano le hace a otro", dice Moler.
"Nos torturaban con todo el sadismo. Recuerdo que había un hombre enorme que me pegaba fuertemente todo el tiempo y realmente tenía frente a él a una chica desnuda, de unos 47 kilos y un metro cincuenta de altura. Yo era su enemigo, independientemente de mi edad. Ni siquiera hacía preguntas consistentes. Éramos vistos como peligrosos por nuestras ideas".
La historia de Moler y los demás jóvenes fue contada en el cine en la película "La Noche de los Lápices", de Héctor Olivera, estrenada en 1986 y basada en el libro de María Seoane, ampliamente vista en América Latina.
El largometraje muestra lo sucedido al grupo de estudiantes platenses en la historias de jóvenes como María Claudia Falcone (16 años), María Clara Ciocchini (18 años), Francisco López Muntaner (16 años) y Horacio Úngaro (17 años). Todos desaparecidos.
En el informe de la Conadep hay testimonios de lo que la película evitó mostrar.
"En Arana me aplicaron la picana eléctrica en la boca, encías y genitales. Inclusive con una pinza me arrancaron una uña del pie. (…) Era muy común pasar varios días sin comer. Me tuvieron atado durante un largo tiempo con una soga al cuello", contó a la Conadep Pablo Díaz, uno de los cuatro sobrevivientes de la Noche de los Lápices, y quien tiene un rol prominente en la película.
En Arana, Moler se reencuentra con sus amigos de la UES -María Claudia Falcone y Horacio Úngaro, además de María Clara y Francisco-, pero a los días todos son trasladados.
"Nos montan (a los detenidos, estudiantes o no, que estaban detenidos) en un camión a todos y en un determinado momento el vehículo se detiene y hacen bajar a un grupo de compañeros, que fueron quienes quedaron desaparecidos", aseveró Moler.
Además de ella y Pablo Díaz, también sobrevivieron Gustavo Calotti y Patricia Miranda. Esta última fue detenida pese a que después se comprobó que nunca tuvo ninguna relación con la militancia política, y que pese a ello sufrió las mismas consecuencias.
Juicios
Moler estuvo en otro centro de detención y luego la "blanquean" al ingresarla formalmente como detenida en una prisión. Tras dos años presa fue excarcelada bajo un régimen llamado "libertad vigilada" y tuvo que mudarse de La Plata a otro lugar."Los primeros años fueron de exilio interno. Yo lloraba pensando que nunca me iban a creer lo que pasé. La reconstrucción no es fácil. Uno de esto no sale solo. Los lazos afectivos son importantes, por suerte tuve un excelente compañero que ya era mi novio en esa época, que me esperó y hoy es mi esposo", aseveró.
Pablo Díaz destapó lo que él y sus compañeros vivieron cuando testificó ante la Conadep y en el primer juicio a los miembros de la junta militar en los años ochenta. Moler también se ha ofrecido a presentar testimonio en diferentes casos contra quienes ejecutaron la represión.
Uno de ellos, el ex comisario policial Miguel Etchecolatz, condenado a cadena perpetua por torturar a más de 90 personas y haber estado implicado en varios homicidios.
Etchecolatz y otras 25 personas son acusadas ahora en un nuevo juicio por crímenes de lesa humanidad que empezó esta semana y que corresponde a lo sucedido en un centro de detención de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno militar.
"La Noche de los Lápices quedó como un ícono muy fuerte en la impronta de los jóvenes; es una fecha para conmemorar a los cientos de chicos que fueron desaparecidos, torturados o que sufrieron cárcel o exilio; violaciones de los derechos por ilusiones propias de su edad", afirmó Moler.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/09/110912_argentina_aniversario_noche_de_los_lapices_vh.shtml
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