Día Mundial para Prevención del Suicidio se celebra este sábado. Parece que la tendencia va a la baja, pero aún queda mucho por hacer.
El suicidio ya no es un tema tabú, pero faltan medidas concretas para combatirlo. (Difusión)
Una persona se suicida cada 31 segundos en todo el mundo, aunque la tendencia parece ir a la baja. Sin embargo, con motivo del Día Mundial para la Prevención del suicidio, que se celebra mañana, sábado, los expertos piden una mayor sensibilidad de los médicos y desarrollo de las terapias de reconocimiento temprano.
“El suicidio ya no es un tema tabú, pero faltan medidas concretas para combatirlo y también médicos más sensibles”, afirma Georg Fiedler, del programa de prevención de suicidios en Hamburgo en una conversación con dpa.
Y las listas de espera a la hora de acudir a los terapeutas agravan la situación. En el grupo de riesgo de las personas que tienen a suicidarse de encuentran enfermos, personas mayores, drogodependientes y adictos al alcohol, pero también gente con origen migratorio.
“Muchas personas se muestran muy inseguras y no saben cómo reaccionar cuando alguien piensa en suicidarse o se expresa de forma sospechosa al respecto”, dice Fiedler, de la clínica universitaria de Hamburgo-Eppendorf.
El psicólogo recomienda por eso a familiares y amigos que visiten un lugar donde puedan asesorarlos, como un servicio de psiquiatría social. “Además, hay servicios de atención telefónica”. También puede buscarse ayuda en el departamento psiquiátrico de un hospital.
Y es que con frecuencia, los potenciales autores de suicidios sufren una enfermedad psicológica. “Aunque no es el único motivo”, afirma Fiedler. Se juntan muchos factores: los recuerdos a un rechazo o una separación pueden aparecer en épocas posteriores de la vida y ser el desencadenante de un suicidio.
“La gente reacciona de forma muy diferente. Lo que para unos es una tontería para otros es un recuerdo permanente muy doloroso”. También el desempleo o cambios muy bruscos pueden incentivar los pensamientos de suicidio.
Muchas personas no reconocen que sufren una enfermedad psíquica o no hablan sobre ello, añade Fieler. “La actitud ‘No estoy loco’ sigue muy extendida“, señala. Sin embargo, parecen buscar cada vez más ayuda. “Tres cuartas partes de quienes intentan suicidarse habían buscado antes ayuda en un médico”, explica. Pero muchos médicos no evalúan correctamente a sus pacientes ni reconocen a tiempo el peligro. “Los médicos deben desarrollar una mayor sensibilidad”, anota.
Pero pese a todo, parece haber datos que indican una mejoría: a largo plazo descienden las cifras de suicidio, algo que según Fiedler se debe a los avances en la medicina. “Cada vez hay mejores medicamentos y la mala fama de las clínicas como ‘instituciones para locos’ se reduce. La atención psiquiátrica se acerca a las personas”.
“El suicidio ya no es un tema tabú, pero faltan medidas concretas para combatirlo y también médicos más sensibles”, afirma Georg Fiedler, del programa de prevención de suicidios en Hamburgo en una conversación con dpa.
Y las listas de espera a la hora de acudir a los terapeutas agravan la situación. En el grupo de riesgo de las personas que tienen a suicidarse de encuentran enfermos, personas mayores, drogodependientes y adictos al alcohol, pero también gente con origen migratorio.
“Muchas personas se muestran muy inseguras y no saben cómo reaccionar cuando alguien piensa en suicidarse o se expresa de forma sospechosa al respecto”, dice Fiedler, de la clínica universitaria de Hamburgo-Eppendorf.
El psicólogo recomienda por eso a familiares y amigos que visiten un lugar donde puedan asesorarlos, como un servicio de psiquiatría social. “Además, hay servicios de atención telefónica”. También puede buscarse ayuda en el departamento psiquiátrico de un hospital.
Y es que con frecuencia, los potenciales autores de suicidios sufren una enfermedad psicológica. “Aunque no es el único motivo”, afirma Fiedler. Se juntan muchos factores: los recuerdos a un rechazo o una separación pueden aparecer en épocas posteriores de la vida y ser el desencadenante de un suicidio.
“La gente reacciona de forma muy diferente. Lo que para unos es una tontería para otros es un recuerdo permanente muy doloroso”. También el desempleo o cambios muy bruscos pueden incentivar los pensamientos de suicidio.
Muchas personas no reconocen que sufren una enfermedad psíquica o no hablan sobre ello, añade Fieler. “La actitud ‘No estoy loco’ sigue muy extendida“, señala. Sin embargo, parecen buscar cada vez más ayuda. “Tres cuartas partes de quienes intentan suicidarse habían buscado antes ayuda en un médico”, explica. Pero muchos médicos no evalúan correctamente a sus pacientes ni reconocen a tiempo el peligro. “Los médicos deben desarrollar una mayor sensibilidad”, anota.
Pero pese a todo, parece haber datos que indican una mejoría: a largo plazo descienden las cifras de suicidio, algo que según Fiedler se debe a los avances en la medicina. “Cada vez hay mejores medicamentos y la mala fama de las clínicas como ‘instituciones para locos’ se reduce. La atención psiquiátrica se acerca a las personas”.
Fuente: http://peru21.pe/noticia/1284859/vida-cada-31-segundos-mundo
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