El reconocido arquitecto peruano criticó la construcción del Cristo del Pacífico en Chorrillos y calificó de “improvisada” y de “ilógica” la obra.
La polémica en torno a la construcción del Cristo del Pacífico no tiene cuándo acabar. Ahora, el arquitecto Augusto Ortiz de Zevallos se sumó a las críticas contra la obra a la que calificó de “improvisada” e “ilógica”.
“Queremos ser Marca Perú y nos copiamos el símbolo de Río (de Janeiro). No tiene mucha lógica, es una cosa improvisada en un espacio cultural importante, acá hubo la Guerra del Pacífico, acá hay ruinas arqueológicas importantes pero no hay ningún plan de manejo del conjunto y de repente cultura”, explicó a canal N.
Asimismo, indicó que pese a tener el permiso técnico de construcción carece de sentido arquitectónico, significado y no considera que los limeños lo necesiten. No obstante, señaló que el tema religioso está fuera de discusión.
“Lo que está en discusión es si Lima necesita una copia del Cristo de Corcovado y si eso nos ayuda como ciudad o, si al contrario, nos vuelve en una parodia, en un lugar que copia, que no tiene propuesta propia”, refirió.
Finalmente, subrayó que la “descomunal” obra era digna del siglo XIX y que actualmente se realizan obras más participativas y transparentes y que se está desperdiciando ese espacio, que podría ser mucho más beneficioso si se utilizara para educar.
“Queremos ser Marca Perú y nos copiamos el símbolo de Río (de Janeiro). No tiene mucha lógica, es una cosa improvisada en un espacio cultural importante, acá hubo la Guerra del Pacífico, acá hay ruinas arqueológicas importantes pero no hay ningún plan de manejo del conjunto y de repente cultura”, explicó a canal N.
Asimismo, indicó que pese a tener el permiso técnico de construcción carece de sentido arquitectónico, significado y no considera que los limeños lo necesiten. No obstante, señaló que el tema religioso está fuera de discusión.
“Lo que está en discusión es si Lima necesita una copia del Cristo de Corcovado y si eso nos ayuda como ciudad o, si al contrario, nos vuelve en una parodia, en un lugar que copia, que no tiene propuesta propia”, refirió.
Finalmente, subrayó que la “descomunal” obra era digna del siglo XIX y que actualmente se realizan obras más participativas y transparentes y que se está desperdiciando ese espacio, que podría ser mucho más beneficioso si se utilizara para educar.
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