En ellos se da cuenta de la enfermedad del poeta y de la disposición del estado peruano de asumir la responsabilidad de los gastos que conllevaron su tratamiento médico así como su sepelio. Los detalles de esta documentación y testimonio histórico pueden verse en las páginas interiores.
Acorde con el pensamiento de la edición, el libro publica como señuelo o epígrafe un fragmento del artículo de César Vallejo “El espíritu universitario”, escrito en agosto de 1927 en París y publicado en la revista Variedades de Lima en el número 1023 de octubre del mismo año: “El espíritu universitario ha sido y continúa siendo sobre todo un lugar de serenidad espiritual – que no hay que confundir con el anquilosamiento – y un austero laboratorio de alta creación”.
Los lugares del poetaUna inédita foto de estricto terno, cuello y corbata, sombrero en mano, sobria figura del poeta recrea una de las primeras páginas a manera de invitarnos para recorrer los vericuetos de la vida y encontrarnos en cada recodo con la luz vallejiana.
El poeta Reynaldo Naranjo encargado de llevarnos de la mano por las grandes avenidas, por atajos recónditos, sospecha, como buen periodista, que por aquí está la calle precisa, el café bohemio, el hotel gitano, la esquina romántica, el balcón cómplice, la ventana fisgona, la palabra testimonio como estandarte, de quienes lo conocieron de lejos y de cerca, pero lo conocieron en este andar de ciudadano del mundo a César Abraham Vallejo Mendoza.
Itinerario, ruta, trayecto, vestigios, recogiendo los granos de maíz dejados en el divorcio de destinos, señales que indican el camino para llegar a un determinado lugar, es lo que hizo Naranjo para arribar a buen puerto ¡albricias!, aquí está el libro en tus manos para saborear el largo sendero recorrido en los amaneceres de un día nuevo con el canto de los gallos y la fuerza del labriego abriendo surcos. Ahí la mano del destierro que descorre la terca telaraña de la nostalgia: Santiago de Chuco, el hogar, Trujillo, Lima, “Sierra de mi Perú, Perú del mundo, y Perú al pie del orbe; yo me adhiero!”
Sierra de mi Perú, nos abre la puerta Santiago de Chuco, natal del poeta, donde nació, pasó su infancia y adolescencia abrigado de ternura, saltando acequias y pircas, escuchando el canto de chihuacos, tuyas, torcasas, jilgueros…Me esperará el patio / el corredor de abajo con sus tondos y repulgos de fiesta. / Me esperará mi sillón ayo, / aquel buen quijarudo trasto de dinástico cuero….
Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa / donde nos haces una falta sin fondo!
“Los poyos del patio, o son padres de la noche, o son hijos de la mañana. En ellos se toma el “solcito”: en la mañana los niños y en la tarde los viejos; mirándose y cuidándose frente a frente en su dialéctica oposición de este y oeste. Yo no sé, ni en la intuición cósmica de los viejos esté clara la maternidad de la noche con sus engendramientos, o la filialidad de la mañana con sus alumbramientos. Eso no sé, como santiaguino que habla y entiende la fabla nativa en su sesgado y rico “ doble sentido”, qué quiso decir el Hombre(Vallejo), cuando escribió: -El poyo en que dejé que se amarille al sol mi adolorida infancia…( solo este hermoso fragmento de Cristóbal Campana Delgado para provocar la presencia de cada espacio de la casa, del hogar que acompañó a Vallejo por el mundo).
Ha nacido el trigal de gordo y feliz grano en el cercano huerto, la poesía alta de César, de Abraham, de Vallejo, de Mendoza; es cierto y se va a Trujillo…”Bajo el límpido azul del firmamento la costa florecía; todo era como un claro pensamiento de alegre poesía”, lo recibe la Universidad en 1913 estudiando Derecho y Ciencias Políticas y obtiene el grado de Bachiller en la Facultad de Filosofía y Letras con la Tesis de ruptura y encuentro El Romanticismo en la Poesía Castellana, que el libro que comentamos abre varias de las páginas de esta Tesis, integrando el Grupo Norte con fervor del camino a seguir.
Lima la esquivaLima lo bautiza hospedándolo en los Barrios Altos ( El Alto Lirio a decir del extraordinario guitarrista Carlos Hayre) enseñando en la Escuela Barrós del jirón Áncash. Conoce a Manuel Gonzáles Prada, a José María Eguren hace amistad con Abraham Valdelomar y el amor de Otilia Villanueva …”He conocido a una pobre muchacha / a quien conduje a la escena…/ Me gustaba su tímida marinera / de humildes aderezos al dar las vueltas.
En julio de 1919 sale a circulación Los heraldos Negros. Tres años después publica Trilce. ¿Porqué Trilce? “Pues muy sencillo. Hubo necesidad de imprimir de nuevo el primer pliego, cuyo costo ascendía a la suma de tres libras.¿Tres libras? Ya tenéis el título:¡Trilce!.” (C.Vallejo). El poeta llega a dictar sus clases al colegio Guadalupe, sus colegas lo toman como loco, pasa por el salón de profesores y descubre que están leyendo Trilce por la carátula azul celeste. Cuando uno de ellos le pregunta con aire protector, como a un pobre enfermo – Y mi amigo que tal, cómo va eso? Arreglándose el semblante Vallejo contestó –Maduro un gran negocio en estos días, pero me falta “plata”. - ¿Sí? ¿Y qué cosa?, preguntaron en coro los profesores -¿De qué se trata? El poeta contestó arrugando el ceño –Sembrar arroz con pato en grande escala. Todos miraron al cielo raso o a través de la ventana sin poder decir nada.
Allende los mares “Mañana me embarco con rumbo a París…habría querido bajar a mi paso en Salaverry…me quedo con la mano en el aire sin alcanzar a estrechar la de los poquísimos amigos…
Durante los meses iniciales de su vida en Europa, conocerá a “zorrilla” Henriette Maise, con quien compartirá spaghettis históricos. Pálida y apasionada, estará con él hasta después de LA PRIMERA cita de Vallejo y Georgette. A Henriette no se le volvió a ver jamás. “He aquí el café sonoro amado de los artistas, de los vagabundos, de los snobs y de las faldas inciertas.
“Alfonso: estás mirándome, lo veo, / desde el plano implacable donde moran / lineales los siempres, lineales los jamases (Esa noche, dormiste, entre tu sueño y mi sueño, en la rue de Ribouté) / Palpablemente, / tu inolvidable cholo te oye andar / en París, te siente en el teléfono callar / y toca en el alambre a tu último acto / tomar peso, brindar / por la profundidad, por mí, por ti. (Fragmento del poema dedicado al sensible músico Alfonso de Silva).
Alfonso de Silva, nacido en el Callao, no llegó a París para tocar tangos en la penumbra de los sótanos sino a seguir soñando con la musicalidad de Mozart, se conocieron en la Embajada del Perú el 28 de julio de 1924. Aquella mañana elevaron sus copas de pisco estos dos amigos que llenarían de belleza nuestra historia.
Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores porque tenemos el arma formidable, que es el verbo. Para nosotros, los escritores revolucionarios, un hombre culto es el hombre que contribuye individual y socialmente al desarrollo de la celebridad en un terreno libre, de armonía y justicia por el progreso común e individual… (Apenas unas palabras de César Vallejo de su Ponencia en el Segundo Congreso de Escritores Antifascita y por la Defensa de la Cultura, en Valencia, España).
Antonio Muñoz Monge Colaborador
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