¡ALAN AL MAR!

El presidente Alan García cree que somos tontos. No, por cierto, porque pensemos que alguien puede distraerse –más allá de la sorna- en su “internacionalizado” comentario sobre el milagro de Juan Pablo II.

García está haciendo política. De modo incorrecto. Él ha dicho que no va a decir jamás por quién va a votar en la elección presidencial venidera. Bueno, la verdad es que eso es lo que menos importa, porque ya está demostrado que candidato que apoya, candidato que pierde (Lourdes Flores a la alcaldía limeña, y Luis Castañeda y PPK a la Presidencia de la República en la primera vuelta).

El problema es que, por el método encubierto que ha elegido, a quienes perjudica no es uno u otro candidato sino a la ciudadanía limeña en este caso. De hecho, su particular entendimiento de la política (que ha perdido groseramente la sutileza de antaño), parece conducirlo a pensar que, para decirlo directamente, dinamitar la gestión de Susana Villarán al frente de la alcaldía limeña ayudará a derrotar a Ollanta Humala.

El mensaje subliminal es evidente, que tengamos cuidado de no votar por la izquierda, que después termina haciendo una mala gestión como la de Villarán. Se aúpa para ello en las encuestas que, efectivamente, le dan un bajo nivel de aprobación a la alcaldesa de Lima, y lanza sus misiles. Si quiere apoyar a alguien, que lo haga. Nadie se lo prohíbe. Lo deleznable es que para hacerlo recurra a bajezas como condecorar a una autoridad inefable como Burgos, de San Juan de Lurigancho, lanzar a la Premier prácticamente a acusar a Villarán de ser la responsable del alza de los alimentos, boicotear un proyecto vial superponiéndole otro, etc., etc.

Por lo demás, si por encuestas nos deberíamos guiar, los niveles de aprobación de la alcaldesa están casi como los de Alan. Y en el caso edil, como atenuante del balance debe señalarse que ocurre en medio de una contienda electoral que opaca su gestión, la oculta. La actuación de Fuerza Social al frente de Lima no puede destacar –como es natural- en medio de una campaña presidencial.

Muchas veces se ha dicho que lo que sirve de medida a un gobernante no es la forma como llega al poder sino la forma como se va. Los últimos meses de García están guiados por un doble signo penoso: la búsqueda desesperada de aprobar iniciativas de sospechosa laya, de ayudar a grupos empresariales amigos, de pactar acuerdos controversiales con empresas transnacionales, de entrometerse subrepticiamente en campañas electorales donde no tiene arte ni parte, por un lado. Y del otro, por la profusión de declaraciones pueriles, desatinadas y ridículas.

Fuente: http://diario16.pe/columnista/1/juan-carlos-tafur/679/aaalan-al-mar