El economista Javier Iguiñez, integrante del equipo de transferencia de Gana Perú, cree, como muchos, que habrá una gran resistencia de sectores “insensatos” de la derecha que tratarán de evitar la redistribución de la riqueza y pondrán piedras en el camino del nuevo presidente, pero afirma que hay empresarios que ya están buscando conversar con Gana Perú para llegar a prontos acuerdos. ¿Por qué?, porque están ganando mucho y quieren seguir.
-Brasil es un referente de lucha contra la pobreza, pero ahí aún persiste el problema de la desigualdad. Hay pobres muy pobres y ricos muy ricos, ¿es así? -No he seguido al detalle las últimas cifras en Brasil, pero sin duda el acento ha estado en la reducción de lo que llamamos pobreza absoluta, no tanto en la reducción de la pobreza relativa. Quiere decir que programas como “Hambre Cero” o de este estilo, apunta a algo que es prioritario en países pobres, que es la pobreza absoluta. El tema de la desigualdad viene después.
-¿Es un estadio posterior? -Sí, se supone que si la pobreza absoluta es reducida, las carencias más extremas han sido enfrentadas, el desarrollo económico mismo va a ir posibilitando que los que arrancan de abajo arranquen en mejores términos que hasta ahora o que puedan iniciar actividades de mayor productividad, puedan tener más ahorros para incorporarlos a esas actividades, incluyendo por supuesto a los ahorros para la Educación de los hijos, a la calificación profesional, aparte ya de iniciativas en la chara o en el pequeño taller.
-¿Cuántos pobres absolutos tenemos actualmente en el Perú? -En las cifras de pobreza, de ingresos, estamos un poco más de 30%.
-¿De pobreza absoluta?-Sí. Absoluta no es extrema pobreza. Pobreza absoluta es que evaluamos la situación, pero no en términos comparativos. Por ejemplo, pobreza absoluta es cuando alguien consume alimentos sólo por 1,400 calorías. Eso es pobreza absoluta, porque no importa cuánto consume el vecino, el déficit en esa persona se compara consigo mismo. Debería consumir 2,100 calorías, por decir. No se compara con ningún otro.
-¿El programa de Gana Perú va a empezar con este 30% de pobres absolutos?. -En países como el nuestro, lo más urgente, lo más dramático, lo más dañino, a largo plazo, lo más cruel con la población, es lo relativo a la pobreza absoluta. Es la desnutrición, es la muerte prematura, es la enfermedad no curable, es la desatención. Es ese tipo de problemas los que primero hay que cubrir porque esos son los daños definitivos que luego se trasladan al...
resto de la vida.
-El expresidente Lula ha dicho que la solución al problema de la pobreza está directamente asociado al desarrollo económico del país. -A largo plazo sí, a largo plazo no basta con resolver los problemas más urgentes y dolorosos, como los que he mencionado, sino que hay que ir sentando la base económica que permita que ya las familias puedan luchar por la vida, cada vez más, en sus propios términos, con sus propios recursos. Y eso supone políticas de empleo decorosamente pagado. Con un mínimo de estabilidad. Y eso es crucial para enfrentar problemas como la delincuencia, el crimen callejero, etc., porque lo que tenemos ahora es bajos salarios, trabajo precario, largas jornadas de trabajo, descuido de los hijos en la familia y pandillaje creciente.
-¿Y con estos programas como Cuna Más, Pensión 65 y los otros, se ha estudiado el impacto que tendrían en la economía una vez que empiecen a funcionar?-Estudiado, no, porque estamos en este momento en la Comisión de Transferencia y hay que ver en qué situación se recibe el país, con qué recursos, con qué programas ya en marcha que hay que continuar y con qué dificultades que hay que prever con anticipación. O si será una herencia que uno no quisiera recibir. Pero se puede señalar que estos programas, Cuna Más, Pensión 65, ayudan a la economía efectivamente, de varias maneras, no sólo porque inyectan una demanda a la actividad, una capacidad de gasto.
-Movilizan el mercado interno-Así es, pero también porque facilitan el sostén de la familia, y facilitan el cuidado de los ahorros de la familia, para que la familia pueda utilizarlos en pequeñas iniciativas de tipo micro-empresarial que sirven para subsistir, pero que son un complemento muy importante dentro del presupuesto familiar. Así es que estos programas como Cuna Más, los wawa wasis, son cruciales para que la mujer pueda dedicar unas horas al trabajo, sin angustia. Y eso influye también en la economía. También influye en que la familia puede dedicar más recursos a la mejor calificación profesional de sus hijos, si está recibiendo el apoyo por el lado de “Desayuno Escolar”, por el lado de alimentos, la familia puede asignar esos recursos que siempre son pequeños pero valiosos, a capitalizarse en el sentido de calificar a sus hijas e hijos en habilidades que luego les permitirán sostenerse con mayor holgura.
-Ud. ha hablado de la incógnita que significa recibir estos programas, ¿qué perciben o ya han empezado a recibir información y a diagnosticar el estado en que se encuentran? -No, todavía no, esta semana se terminarán de armar los equipos y convocaremos a más técnicos, con la finalidad de hacer pronto y bien la evaluación de lo que se recibe como gestión y como recursos.
-¿Ya saben qué hacer en casos ya conocidos de un manejo clientelista, tales como el “Vaso de Leche”?- No, todavía no, pero existe la inquietud por supuesto. Ha sido por muchos años uno de los apoyos que las familias han recibido para sobrellevar las crisis y obviamente hará falta hacer una evaluación de en qué estado se encuentran.
-¿Se ha fijado en calendario, demográficamente o geográficamente, cómo aplicar los programas sociales en el primer año?-Hemos pensado alguna vez eso, al momento de costear los programas, para ver cuáles requieren un comienzo gradual, no sólo por un problema de recursos, sino a veces por un problema de institucionalidad adecuada, de organización. En cuáles la organización ya existe, pero eso se va a complementar ahora con la evaluación que hagamos en las transferencias, porque recién allí nos enteraremos de cuáles pueden arrancar a cien por hora en cinco minutos, y cuáles tienen que empezar a 20 por hora antes de agarrar la velocidad de crucero que requerimos. Y como imaginará, estamos muy curiosos, por ver el estado de la cuestión, en este tipo de actividades.
-¿Y no sería deseable y lógico que ya les entreguen esta información, o es muy prematuro todavía? - Creo yo que hay que oficializar algunas cosas. Estamos empezando antes que se oficialice al presidente electo como tal. Formalmente, lo demás debería venir después. Estamos, de hecho, adelantándonos un poquito en la conformación de equipos pero también en la conversación protocolar. Pero, por otro lado, creo que esta semana estarán los equipos más afiatados y quizá empecemos antes de la fecha oficial.
-¿Cree que habrá una resistencia de la derecha para que la redistribución no se dé, de una manera tan directa como está planeado y por el contrario demorar este proceso?-Bueno, como es natural va a haber sectores recalcitrantes, insensatos, que van a preferir poner piedras en el camino para que el gobierno se debilite y tenga menos capacidad de negociación. Así es que uno tiene que esperar una cosa de este estilo y más aún después de la increíble campaña que se hizo contra el candidato Humala. Yo confío en que también habrá más sensatos que no quieren destruir la economía a cambio de sus propios intereses y que estarán dispuestos a conversar con el gobierno y llegar a acuerdos en donde un aporte mayor al desarrollo, venga acompañado de garantías de estabilidad a mediano y largo plazo como es natural. Entonces, yo creo que en esa negociación muchos grandes empresarios van a preferir también eso: aportar más a la política del gobierno y a cambio tener esas garantías de estabilidad que les permita planificar a futuro con un mayor aporte a la economía del país.
-Como ha ocurrido en otros países además. -Sí, ha ocurrido en Chile, en otros países. Eso se hace sin grandes dramas. Pero en el Perú, habrá que evaluar qué tipo de empresariado tenemos para ver cuánto avanzamos y cuanto antes en esta vía.
-¿Y qué percibe hasta ahora?-Bueno, ha habido ciertas señales de interés, de reunión. Están solicitando reuniones para empezar la discusión, esta conversación. Mi propia impresión, más basada en experiencias personales en este campo, que no las he tenido directamente, es que creo que al gobierno y a las empresas les conviene llegar a un acuerdo pronto, ¿por qué?, porque las empresas están ganando mucho; y quieren seguir.
-No quieren romper este ciclo de ganancias-Así es, como le digo, a cambio de mayor rigor, cumplimiento en el pago de impuestos, un aporte en el caso de sobreganancias de la minería, yo creo que pueden negociar con bastante tranquilidad ese canje: mayor aporte con estabilidad, y también hay que decirlo, con mayor legitimidad social. Si el país empieza con sus programas sociales, con Pensión 65, con nutrición, con más seriedad, con más masividad, la propia inversión va a tener mayor legitimidad social ante la ciudadanía. Y entonces, podrán planificar con horizontes más largos inversiones que ahora podrían estar, de repente, en cuestión por la inseguridad, la inestabilidad, que es producto de un estilo de gobierno como el anterior, en el cual se concedieron ventajas excesivas en algunos rubros, que sólo tienen un efecto positivo en el corto plazo, pero siembran problemas y cultivan caos y radicalidad en sectores que se sienten desatendidos.
Diálogo frente a los conflictos
-¿Los conflictos socioambientales van a encontrar una fórmula de solución en este gobierno?-Creo que hay una vocación más clara de diálogo, de consulta. Y sí creo que la inmensa mayoría de esos conflictos reales o latentes que hay ahora se pueden resolver con negociaciones en las cuales ahora el Estado no esté tan del lado de las empresas, como en el gobierno que está acabando. Claro, puede que no esté cien por ciento del lado de las comunidades, pero por lo menos estará menos sesgado en favor de las empresas y menos en contra de lo que se tildó de cultivar la teoría del “perro del hortelano”. Habrá un gobierno con más balance en esas negociaciones, entre empresas y comunidades. Y eso supondrá un mayor cuidado con el medio ambiente y ventajas más proporcionales a la enorme riqueza que surge de esos proyectos y no mezquindades, aportes demasiado pequeños.
Hubieran venido más conflictos
-¿Qué habría pasado de mantener por más tiempo esta desigualdad, esta falta de redistribución actual? -Yo creo que hubiera habido conflicto. Yo creo que un gobierno de la señora Fujimori hubiera significado para muchos empresarios una alegría momentánea, pero luego una angustia por la inestabilidad en el país y por lo tanto los hubiera colocado en el trance, para defender sus intereses, de ir recortando la democracia y de ir imponiendo formas cada vez más autoritarias de gobierno. Yo creo que esa era la ruta en el caso de un triunfo de la señora Fujimori. Entonces, creo, paradójicamente, que quien parece más conflictivo, más radical en muchos sentidos –y lo es en muchos sentidos- es a la vez, creo yo, una garantía de convivencia más tranquila y de crecimiento.
Esvieta Topovich
Redacción
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