Por Álvaro Gálvez Pasco
En estos últimos días de la gestión, estamos siendo testigos de cómo Alan García ha previsto un conveniente calendario de inauguración de grandes obras emblemáticas, que coinciden con leyes de “blindaje” y políticas públicas de poco sustento técnico, pero gran aceptación popular. El propósito es que sirvan como caballito de batalla en futuras campañas electorales. Así, el Gobierno nos está dejando varias joyitas, que para muchos quedarán como recuerdo de que su gestión hizo obra, pero que también serán emblemáticas de un manejo que durante cinco años ha sido dominado por el ego, la prepotencia y el atropello del Mandatario. Por eso, el Cristo del Pacífico será probablemente su herencia más significativa, ya que sintetiza la personalidad de su gestión y, en algunos años, permitirá a los historiadores contar con un monumento que sea viva imagen de todo lo que acaeció en este gobierno. Como para no olvidar.
La estrategia es muy sencilla: aprovechar la coyuntura electoral más polémica que se recuerde, para promulgar leyes de impunidad y aplicar una serie de medidas antitécnicas y de carácter populista; invisibilizándolas, además, mediante la inauguración de obras dantescas en alusión al tamaño del ego del Presidente.En una muestra más de cómo se hacen las cosas en este Gobierno, García desestimó fuertes oposiciones técnicas dentro del MEF y con la ayuda del Ministro Benavides, impuso mediante Decretos de Urgencia la reducción del 1% en el IGV y un aumento en las remuneraciones de policías y militares. Como consecuencia de este baño de popularidad, los gobiernos locales han visto reducidos sus recursos y el siguiente régimen enfrentará serias dificultades fiscales. Esto ha salido a la luz debido a La Renuncia del Año de uno de los viceministros, la cual ha sido rebotada casi exclusivamente en medios alternativos y redes sociales. Esto es sólo la punta del iceberg de una gestión caracterizada por la emisiónde decretos de urgencia y otra nada desdeñable cantidad de Decretos Legislativos facultados por el Congreso como motivo de la firma del Tratado de Libre Comercio con EEUU; los más recordados, aquellos que propiciaron las movilizaciones amazónicas y, por consiguiente, el Baguazo.
García también dejará a la siguiente gestión el triple de conflictos sociales que recibió, estos se han multiplicado gracias a una débil política de prevencióny a la poca atención que han recibido de parte del gobierno nacional. En lo que es otra constante de este gobierno, en Puno los niños se siguen muriendo de frío y el problema se agudiza porque la región lleva paralizada varias semanas por las movilizaciones. Sin embargo, el Presidente de la República ha decidido que esto puede esperar y será resuelto por el siguiente Mandatario. Mientras tanto él, en Lima, anuncia la construcción de una copia multicolor del Cristo Corcovado, merced de una “generosidad” tan grande como 100 mil soles de su propio bolsillo. Total, la plata llega sola y si no, para eso está la última ley que blinda a los funcionarios públicos frente a acusaciones penales, que curiosamente fue promulgada el mismo día que se anunció esta obra. Como quien habla de cortinas de humo, el Ministro de Cultura mencionó que nuestro dadivoso presidente le quería dar una “sorpresa” a sus compatriotas.
Pero, como si esto no fuera suficiente para violentar la ya venida a menos estética de nuestra capital, en una demostración más de su poder, García nos regala un monumento a la ineficiencia de su primera administración. Así, inmiscuyéndose en las competencias de la Municipalidad Metropolitana de Lima, inaugurará el mentado Tren Eléctrico antes de 28 de julio. Esta obra, ejecutada por la misma empresa que financia el Cristo del Pacífico, no solo coincide en 90% de su ruta con la línea 2 del sistema metropolitano, sino que además será incompatible con este sistema, debido a que el gobierno nacional ha contratado a la empresa SIEMENS, conocida por casos de corrupción en otros países, la cual se niega a compatibilizar sus tarjetas de uso con las que actualmente hacen funcionar el Metropolitano. Además, la exigencia de concluir el Tren Eléctrico a prepo ha significado el atropello de los derechos de los deportistas y vecinos de la Videna, que fungió como centro de operaciones de semejante obra,contaminando todo a su alrededor impunemente.
Más allá de acertadas políticas macroeconómicas que permitieron al país continuar con un crecimiento sostenido y ser inmune a la crisis financiera internacional, Alan García nos deja un país fragmentado por las desigualdades y la intolerancia, expresadas en lo que quizás ha sido la segunda vuelta más polarizada de nuestra historia y que sacó a relucir lo peor de los peruanos. ¿Qué responsabilidad tiene él en esto? pues la de un gobernante prepotente que, antes que dialogar, no sólo atropelló los derechos de los ciudadanos que se cruzaron por el camino del desarrollo, sino que se dedicó a estigmatizarlos y estereotiparlos como “ciudadanos de segunda clase” o “perros del hortelano”. La cereza que, por poco adorna todo esto fue el intento de indulto al ex presidente Alberto Fujimori, condenado por delitos de corrupción y violaciones a los Derechos Humanos, ambos temas en los que García ha mostrado tener rabo de paja.
Pues sí, que no duden en erigir tamaño monumento como prueba de los petroaudios, de los escándalos de COFOPRI, de las indemnizaciones ilegales en ESSALUD, del intento por hacer ingresar transgénicos favoreciendo a funcionarios del Estado, del copamiento del Estado por los apristas durante estos 5 años y especialmente en estos últimos días de gobierno. Pero, sobre todo, para que la manera en que fue impuesto sobre nuestro litoral nos recuerde que este fue un gobierno personalista, sujeto a los humores y caprichos de Alan García, donde sus ideas e intereses estuvieron por encima del diálogo y los derechos del resto de ciudadanos.
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