El diario La Tercera revela que el reciente fallo de la Corte
Internacional de Justicia en el caso Nicaragua-Colombia, que fue
favorable para el país centroamericano, desestima uno de los principales
argumentos que Chile planteará contra el Perú en La Haya y, además, que
los jueces resaltaron el principio de la equidad, criterio defendido
por nuestro país. Aquí un resumen del extenso reportaje publicado por....................
los periodistas Francisco Artaza y Phillip Durán:
El lunes, solo dos horas después de que la Corte Internacional de Justicia diera a conocer el fallo en el litigio limítrofe entre Nicaragua y Colombia, los agentes de Chile ante La Haya Alberto van Klaveren y María Teresa Infante recibieron en Santiago un informe. Desde sus oficinas en París, el estudio jurídico Freshfields, Bruckhaus & Deringer explicó los alcances del dictamen en relación al juicio que enfrenta a Perú y Chile por los límites marítimos.
La lectura del fallo fue seguida con atención por las cancillerías de ambos países, ante la proximidad de los alegatos orales de la demanda marítima, previstos a partir del próximo 3 de diciembre. Incluso, en cancillería le ordenaron al embajador de Chile ante La Haya, Juan Martabit, que fuera a la Corte a presenciar la audiencia y que al término de esta conversara con el abogado de Colombia James Crawford, el mismo que encabeza la defensa de Santiago.
El documento de los abogados extranjeros que asesoran al gobierno, que llegó pasado el mediodía desde París, ratificó que los casos de Colombia y Nicaragua no son comparables al de Chile y Perú. Pero, en forma paralela, destacó argumentos del fallo que no eran del todo favorables para la posición de La Moneda ni para Lima.
Según el informe, la corte había desestimado acoger actos o prácticas realizadas por Colombia en el espacio marítimo como argumento para reconocer sus límites. Parte de las pruebas aportadas por Chile para demostrar la existencia de tratados de límites marítimos con Perú apuntan al respeto que por más de 50 años se ha hecho del paralelo que marca la frontera.
En su resolución, los jueces de La Haya también resaltaron el principio de la equidad para dar a Nicaragua soberanía sobre más de 75 mil kilómetros cuadrados del mar Caribe que estaba en manos de Colombia. Este criterio es defendido por Lima ante el tribunal.
Según el informe de la firma Freshfields, que fue remitido por Van Klaveren al canciller Alfredo Moreno, Lima tampoco podía celebrar el fallo. A la hora de fijar los nuevos límites en el mar Caribe, los jueces no habían optado por una línea equidistante, uno de los argumentos principales que ha sustentado la pretensión peruana por redefinir los límites marítimos con Chile. (NR. El litigio entre Nicaragua y Colombia tiene características geográficas distintas al del Perú y Chile, por lo que se entiende que los jueces hayan optado por no aplicar una línea equidistante, por lo demás el detalle positivo es que el fallo recoge lo esencial del reclamo peruano, que es el principio de equidad, y desvirtúa los argumentos chilenos que consideran los acuerdos pesqueros suscritos en 1952 y 1954 como tratados de delimitación marítima).
Esa misma noche, en Lima, en casa del embajador chileno Fabio Vio, se juntaron a cenar los dirigentes del comité empresarial chileno peruano, que integran, entre otros, Juan Eduardo Errázuriz, Juan Carlos Yarur, Juan Francisco Raffo y Mario Brescia. Allí se habló de la necesidad de enfrentar unidos las turbulencias que vengan. El diagnóstico de los empresarios fue que a partir de los alegatos se podía abrir una etapa de tensión.
EXCANCILLER RODRÍGUEZ CUADROS FUE PIEZA CLAVE
La relación de Alejandro Toledo con Ricardo Lagos se inició de manera auspiciosa. “Yo no soy una persona que se queda atrapada en el pasado”, me dijo el presidente peruano. Redefinir la frontera marítima no estaba entre sus prioridades, en línea con su canciller, Allan Wagner (el mismo de 1986), pero contrariando la opinión del vicecanciller Manuel Rodríguez Cuadros.
Esa gran relación entró en crisis por una nueva irrupción del tema boliviano. Esta vez venía bajo la forma de un gasoducto con enclave, que Lagos ofreció a sucesivos mandatarios de Bolivia y que Toledo percibió como un nuevo “charañazo”.
Al compás del distanciamiento, perdió influencia el canciller y aumentó su peso el vicecanciller, cuya visión nacionalista enraizaba en la revolución militar de Velasco. Como resultado, Toledo desclasificó el archivo y decidió plantear el tema a Lagos, durante una visita oficial a Chile.
NO EXISTE CONTROVERSIA JURÍDICA
Soledad Alvear, canciller de Lagos, no podía ayudarlo, pues la abrupta complejidad del tema la excedía (su contraparte, Wagner, llevaba un cuarto de siglo manejándolo). En cuanto a los expertos de línea, simplemente no creían viable una demanda peruana unilateral y abrían paso al pleonasmo: como la soberanía chilena era innegociable, no cabía negociación a su respecto.
Lagos respondió con cortés ambigüedad a Toledo y proclamó ante la opinión pública, que “no existe controversia jurídica con el Perú”.
Visto desde Perú, Chile soslayaba un hecho duro: la existencia de un conflicto a secas. La jurisprudencia de ese caso ya la había expresado el diplomático y jurista Alfonso Arias Schreiber: “La negativa de una de las partes a reconocer la existencia de un diferendo con la otra, muy lejos de ponerle término, contribuye a agravarlo”.
Con ese escarmiento, Rodríguez Cuadros, designado canciller en diciembre de 2003, estimó que la reacción chilena afirmaba, por vía inversa, la dimensión jurídica de la estrategia peruana. Si Chile decía que no había controversia jurídica, pues había que crearla.
EN LA CUERDA FLOJA
Comenzó así una guerra legal relámpago. Veloces abogados peruanos fueron enmendando supuestos errores y creando normas funcionales a su pretensión. Se trataba de reemplazar la “amistosa negociación” inicial por un ríspido emplazamiento para negociar, que culminara con una demanda ante la Corte Internacional de Justicia.
Paralelamente, Torre Tagle se desplegó en tres frentes externos: ante Chile, con su política de “cuerdas separadas”, para mantener el conflicto en el área técnica; ante Bolivia y Ecuador, para informar que la cosa no iba con ellos; ante los otros países, para afirmar la idea de que, siendo obvio el conflicto, lo más indicado era una solución judicial.
En ese clima enrarecido, Lagos dejó de responderle el teléfono a Toledo. En un momento pareció que Chile y Perú estaban pasando de las cuerdas separadas a la cuerda floja.
A MANERA DE AUTOCRÍTICA
Cuando una ley peruana formalizó la bisectriz fronteriza en 2005, Lagos trató de iniciar acciones diplomáticas mediáticas y disuasivas. Activó una batería de protestas, despachó enviados especiales, convocó a los altos mandos castrenses, declaró que Chile seguiría ejerciendo y defendiendo su soberanía marítima, y hasta anunció que pediría un pronunciamiento a la OEA.
Ya era tarde. Hubo consenso en los medios para hablar de “sobrerreacción”.
Eran señales de realismo ante los hechos consumados, y así pareció entenderlo el propio presidente. A dos semanas del fin de su mandato, en un almuerzo ofrecido a dos personalidades peruanas, deslizó que “a lo mejor nos falta sensibilidad” para entender la relación bilateral. Y agregó una frase casi autocrítica: “Cuando lo entendí, se pasó el cuarto de hora y ya no hay nada más que hacer”. La demanda peruana quedaba para el próximo capítulo.
EL DATO
El 3 de diciembre comenzarán los alegatos orales de Chile y Perú en el litigio ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Fuente: http://diario16.pe/noticia/20717-fallo-de-la-haya-en-caso-nicaragua-colombia-respalda-posiciaon-peruana
los periodistas Francisco Artaza y Phillip Durán:
El lunes, solo dos horas después de que la Corte Internacional de Justicia diera a conocer el fallo en el litigio limítrofe entre Nicaragua y Colombia, los agentes de Chile ante La Haya Alberto van Klaveren y María Teresa Infante recibieron en Santiago un informe. Desde sus oficinas en París, el estudio jurídico Freshfields, Bruckhaus & Deringer explicó los alcances del dictamen en relación al juicio que enfrenta a Perú y Chile por los límites marítimos.
La lectura del fallo fue seguida con atención por las cancillerías de ambos países, ante la proximidad de los alegatos orales de la demanda marítima, previstos a partir del próximo 3 de diciembre. Incluso, en cancillería le ordenaron al embajador de Chile ante La Haya, Juan Martabit, que fuera a la Corte a presenciar la audiencia y que al término de esta conversara con el abogado de Colombia James Crawford, el mismo que encabeza la defensa de Santiago.
El documento de los abogados extranjeros que asesoran al gobierno, que llegó pasado el mediodía desde París, ratificó que los casos de Colombia y Nicaragua no son comparables al de Chile y Perú. Pero, en forma paralela, destacó argumentos del fallo que no eran del todo favorables para la posición de La Moneda ni para Lima.
Según el informe, la corte había desestimado acoger actos o prácticas realizadas por Colombia en el espacio marítimo como argumento para reconocer sus límites. Parte de las pruebas aportadas por Chile para demostrar la existencia de tratados de límites marítimos con Perú apuntan al respeto que por más de 50 años se ha hecho del paralelo que marca la frontera.
En su resolución, los jueces de La Haya también resaltaron el principio de la equidad para dar a Nicaragua soberanía sobre más de 75 mil kilómetros cuadrados del mar Caribe que estaba en manos de Colombia. Este criterio es defendido por Lima ante el tribunal.
Según el informe de la firma Freshfields, que fue remitido por Van Klaveren al canciller Alfredo Moreno, Lima tampoco podía celebrar el fallo. A la hora de fijar los nuevos límites en el mar Caribe, los jueces no habían optado por una línea equidistante, uno de los argumentos principales que ha sustentado la pretensión peruana por redefinir los límites marítimos con Chile. (NR. El litigio entre Nicaragua y Colombia tiene características geográficas distintas al del Perú y Chile, por lo que se entiende que los jueces hayan optado por no aplicar una línea equidistante, por lo demás el detalle positivo es que el fallo recoge lo esencial del reclamo peruano, que es el principio de equidad, y desvirtúa los argumentos chilenos que consideran los acuerdos pesqueros suscritos en 1952 y 1954 como tratados de delimitación marítima).
Esa misma noche, en Lima, en casa del embajador chileno Fabio Vio, se juntaron a cenar los dirigentes del comité empresarial chileno peruano, que integran, entre otros, Juan Eduardo Errázuriz, Juan Carlos Yarur, Juan Francisco Raffo y Mario Brescia. Allí se habló de la necesidad de enfrentar unidos las turbulencias que vengan. El diagnóstico de los empresarios fue que a partir de los alegatos se podía abrir una etapa de tensión.
EXCANCILLER RODRÍGUEZ CUADROS FUE PIEZA CLAVE
La relación de Alejandro Toledo con Ricardo Lagos se inició de manera auspiciosa. “Yo no soy una persona que se queda atrapada en el pasado”, me dijo el presidente peruano. Redefinir la frontera marítima no estaba entre sus prioridades, en línea con su canciller, Allan Wagner (el mismo de 1986), pero contrariando la opinión del vicecanciller Manuel Rodríguez Cuadros.
Esa gran relación entró en crisis por una nueva irrupción del tema boliviano. Esta vez venía bajo la forma de un gasoducto con enclave, que Lagos ofreció a sucesivos mandatarios de Bolivia y que Toledo percibió como un nuevo “charañazo”.
Al compás del distanciamiento, perdió influencia el canciller y aumentó su peso el vicecanciller, cuya visión nacionalista enraizaba en la revolución militar de Velasco. Como resultado, Toledo desclasificó el archivo y decidió plantear el tema a Lagos, durante una visita oficial a Chile.
NO EXISTE CONTROVERSIA JURÍDICA
Soledad Alvear, canciller de Lagos, no podía ayudarlo, pues la abrupta complejidad del tema la excedía (su contraparte, Wagner, llevaba un cuarto de siglo manejándolo). En cuanto a los expertos de línea, simplemente no creían viable una demanda peruana unilateral y abrían paso al pleonasmo: como la soberanía chilena era innegociable, no cabía negociación a su respecto.
Lagos respondió con cortés ambigüedad a Toledo y proclamó ante la opinión pública, que “no existe controversia jurídica con el Perú”.
Visto desde Perú, Chile soslayaba un hecho duro: la existencia de un conflicto a secas. La jurisprudencia de ese caso ya la había expresado el diplomático y jurista Alfonso Arias Schreiber: “La negativa de una de las partes a reconocer la existencia de un diferendo con la otra, muy lejos de ponerle término, contribuye a agravarlo”.
Con ese escarmiento, Rodríguez Cuadros, designado canciller en diciembre de 2003, estimó que la reacción chilena afirmaba, por vía inversa, la dimensión jurídica de la estrategia peruana. Si Chile decía que no había controversia jurídica, pues había que crearla.
EN LA CUERDA FLOJA
Comenzó así una guerra legal relámpago. Veloces abogados peruanos fueron enmendando supuestos errores y creando normas funcionales a su pretensión. Se trataba de reemplazar la “amistosa negociación” inicial por un ríspido emplazamiento para negociar, que culminara con una demanda ante la Corte Internacional de Justicia.
Paralelamente, Torre Tagle se desplegó en tres frentes externos: ante Chile, con su política de “cuerdas separadas”, para mantener el conflicto en el área técnica; ante Bolivia y Ecuador, para informar que la cosa no iba con ellos; ante los otros países, para afirmar la idea de que, siendo obvio el conflicto, lo más indicado era una solución judicial.
En ese clima enrarecido, Lagos dejó de responderle el teléfono a Toledo. En un momento pareció que Chile y Perú estaban pasando de las cuerdas separadas a la cuerda floja.
A MANERA DE AUTOCRÍTICA
Cuando una ley peruana formalizó la bisectriz fronteriza en 2005, Lagos trató de iniciar acciones diplomáticas mediáticas y disuasivas. Activó una batería de protestas, despachó enviados especiales, convocó a los altos mandos castrenses, declaró que Chile seguiría ejerciendo y defendiendo su soberanía marítima, y hasta anunció que pediría un pronunciamiento a la OEA.
Ya era tarde. Hubo consenso en los medios para hablar de “sobrerreacción”.
Eran señales de realismo ante los hechos consumados, y así pareció entenderlo el propio presidente. A dos semanas del fin de su mandato, en un almuerzo ofrecido a dos personalidades peruanas, deslizó que “a lo mejor nos falta sensibilidad” para entender la relación bilateral. Y agregó una frase casi autocrítica: “Cuando lo entendí, se pasó el cuarto de hora y ya no hay nada más que hacer”. La demanda peruana quedaba para el próximo capítulo.
EL DATO
El 3 de diciembre comenzarán los alegatos orales de Chile y Perú en el litigio ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Fuente: http://diario16.pe/noticia/20717-fallo-de-la-haya-en-caso-nicaragua-colombia-respalda-posiciaon-peruana
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