Científicos en Estados Unidos y México lograron crear uretras en el laboratorio para implantarlas en cinco niños cuyo tejido estaba dañado.
Tal como informan los investigadores en la revista médica The Lancet, ésta es la primera vez que se usan las propias células de pacientes para construir un conducto urinario y reemplazar exitosamente el tejido dañado.
Y el implante continuaba siendo funcional y viable seis años después del procedimiento, agregan los científicos.
La investigación fue llevada a cabo por científicos del Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad de Wake Forest, en Carolina del Norte, Estados Unidos y el Laboratorio de Ingeniería de Tejidos del Hospital Infantil de México Federico Gómez, en la ciudad de México.
Los problemas de uretra, el conducto por el que pasa la orina desde la vejiga hasta el exterior del cuerpo, pueden ocurrir como resultado de lesiones, enfermedad o defectos congénitos y pueden conducir a la incapacidad para orinar y a infecciones severas.
Actualmente las opciones de tratamiento para estos pacientes, como la reconstrucción con injertos de piel, son limitadas y no siempre se obtienen resultados satisfactorios.
"Estos injertos, que tienen una tasa de fracaso de más del 50%, a menudo se estrechan, lo cual conduce a infecciones, dificultad para orinar, dolor y sangrado" explica la doctora Atlantida Raya Rivera, principal autora del estudio y directora del Laboratorio de Ingeniería de Tejidos del Hospital Infantil de México Federico Gómez.
Expansión celular
En la investigación participaron cinco niños de entre 10 y 14 años, todos con defectos de la uretra.
Los científicos tomaron biopsias de vejiga y uretra de cada uno de los pacientes y extrajeron las células musculares y epiteliales de esas biopsias para colocarlas en un "andamio" en forma de tubo, igual al de una uretra.
Posteriormente, después de unas siete semanas, esos tubos fueron utilizados para reemplazar segmentos enteros de la uretra dañada de los pacientes, en la sección posterior, entre el pene y la próstata, la cual es considerada la más difícil de reparar.
Ya en el cuerpo las células continuaron expandiéndose para comenzar a formar nuevo tejido y a los tres meses del implante las uretras creadas tenían todas las capas normales de epitelio y músculo liso.
Ninguno de los pacientes informó de efectos secundarios, como dificultad para orinar o infecciones del tracto urinario, que son los síntomas comunes del estrechamiento de la uretra.
Tejido "funcional"
Después de seis años, los investigadores llevaron a cabo pruebas para medir el flujo de orina y diámetro del conducto urinario.
"Las pruebas mostraron que el tejido creado seguía siendo funcional después del período de seguimiento de seis años" dice el profesor Anthony Atala, otro de los autores y director del Instituto de Medicina Regenerativa de Wake Forest.
"Estos resultados sugieren que las uretras creadas con ingeniería de tejidos pueden ser utilizadas exitosamente en pacientes y podrían ser una alternativa para los actuales tratamientos, que tienen un alta tasa de fracaso".
El científico agrega que "éste es un ejemplo de cómo la estrategia de ingeniería de tejidos puede ser aplicada a múltiples tejidos y órganos".
El equipo del profesor Atala ya ha logrado éxitos considerables en el campo de la ingeniería de tejidos.
Sus investigadores fueron los primeros que lograron desarrollar vejigas humanas completas, que ya han sido implantadas en cerca de 30 niños y adultos.
Asimismo, en 2009 informaron que habían logrado reemplazar totalmente el tejido eréctil de pene de conejos y restablecer las funciones del órgano.
Actualmente el equipo de Wake Forest está trabajando en la ingeniería de más de 30 distintos tejidos y órganos para reemplazo en humanos.
Y ahora esperan llevar a cabo estudios más amplios sobre la reconstrucción de uretras con ingeniería de tejidos para comprobar si éstas pueden ser utilizadas en un grupo más grande de pacientes.
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