Otra vez la sangre

Nuevamente la sangre del pueblo se derrama por las pasiones y la irreflexión, la falta de diálogo y entendimiento, las tensiones acumuladas y, sobre todo, por la alegre irresponsabilidad del gobierno que está por terminar y que parece empeñado en sumar más cadáveres en su ya larga lista de víctimas de su incompetencia para gobernar sin apelar a la bala y el garrote.

Esta vez fue una protesta de estudiantes de Huancavelica que reclamaban contra la creación de la universidad de la provincia de Tayacaja, pero no por celos ni por egoísmo, sino porque el surgimiento del nuevo centro de estudios, por acción demagógica del gobierno y el aprismo, según afirman, implica que parte de los fondos de la Universidad Nacional de Huancavelica, ya escasos, serán recortados para que se mantenga la nueva unidad académica.

Una vez más un conflicto ha ido creciendo, día tras días, ante la indolencia del gobierno, hasta llegar a la desesperación y la violencia insensata, para cobrar una joven vida y frustrar su aporte al país y a los suyos. Una política irresponsable que suele buscar soluciones cuando las vidas ya se han perdido, como en tantos conflictos registrados durante estos cinco años; una política que tiene en el triste Baguazo de junio de 2009 su ejemplo más trágico y contundente.

Los manifestantes llevan muchos días reclamando, sin ser escuchados, y la semana pasada cercaron y estuvieron a punto de tomar la Central Hidroeléctrica del Mantaro, sin que nadie los escuche o, de ser el caso, les dé garantías de que los fondos de su universidad no serán tocados por la creación de la de Tayacaja.

Lo sucedido alienta la sospecha de que el gobierno saliente, tras las sonrisas civilizadas y las promesas de colaboración constructiva, pretende dejarle al presidente electo un país lleno de bombas de tiempo, erizado de conflictos sociales, que dificulte o, mejor aún, para los enemigos del cambio, desestabilice totalmente a la nueva administración.

El gobierno saliente hace poco o nada para solucionar los conflictos de las provincias de Puno, territorio en el que la frontera con Bolivia sigue cerrada y se multiplican los bloqueos contra las concesiones mineras y petroleras impuestas sin diálogo ni consulta por el gobierno, que parece decidido a dejarle esos conflictos a quien llegará al poder el 28 de julio.

Los peruanos, que ya conocen las malas artes de la política tradicional, condenan la incapacidad o la mala voluntad de quienes todavía nos gobiernan; de quienes insisten en la frivolidad de proclamar logros y supuestos caminos de éxito, mientras la sociedad se desgarra en conflictos que deben enfrentarse con el diálogo democrático y la consulta a las comunidades sobre las decisiones que el Estado proyecte tomar en sus tierras, como lo indican compromisos internacionales con fuerza de ley y, sobre todo, el sentido común que indica que el camino de la imposición es ya inviable y solo lleva a la confrontación y a desenlaces lamentables como el que motiva estas líneas.

Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/la-primera-palabra/otra-vez-la-sangre_88806.html