La polémica cabeza de Wikileaks, Julian Assange, estuvo presente en la entrega del material a El Comercio en Londres
ROSSANA ECHEANDÍAEditora central
Después de varios días de tensas coordinaciones, vi a Julian Assange cruzar la puerta que lo separaba de la sala donde me reunía con otras personas para finalmente confirmar que aquello que tanto había perseguido era real: los cables de Wikileaks acerca del Perú estaban en mis manos.
La historia había empezado la noche del sábado 22 de enero cuando regresaba de la playa por la Panamericana Sur y sonó mi celular. “Hola –me saludó la persona que me llamaba–, perdona que te llame para un asunto así en sábado, pero una periodista de ‘tal’ nacionalidad me ha pedido que la contacte con alguien de El Comercio, con urgencia, y quería saber si le puedo dar tu nombre. En realidad no sé de qué se trata, pero me está insistiendo y dice que es algo muy importante; no la conozco mucho, pero de las pocas veces que la he visto, me parece una persona seria… si no, no te molestaría”, recuerdo que fue lo que, más o menos, me dijo.
Pensé que se trataba de un periodista extranjero necesitado de información peruana para algún tema que estuviera trabajando, así que no tendría ningún problema en recibir su llamada; además, tratándose de la persona que me llamaba, con gusto atendería su pedido, así que la autoricé a dar mi teléfono.
El domingo no pasó nada y para el lunes 24 casi me había olvidado del asunto cuando mi celular sonó en pleno desayuno, algo así como a las 7 de la mañana, hora poco usual para recibir llamadas. En la pantalla del teléfono pude ver que se trataba de una llamada internacional. Después comprobé que era de Londres.
“Hola”, me saludó una voz en perfecto castellano. “Me dieron tu número para contactar a El Comercio porque quería saber si estarían interesados en recibir información muy importante, para lo cual tendrían que venir a Londres”. Me enderecé en la silla del comedor de diario, donde suelo desayunar, y mis sentidos, hasta entonces todavía un poco dormidos, terminaron de despertar. “¿Eres xx?”, le pregunté, ya que no se había presentado, pero rápidamente me contestó que mejor no dijera su nombre. Alerta total: ¿Qué es esto?
Me preguntó si estaba al tanto de los cables que Wikileaks había venido difundiendo. Obviamente, le dije, soy periodista. Y me ofreció el material relacionado con el Perú...
Si desea leer el artículo completo vaya a: http://elcomercio.pe/politica/713044/noticia-wikileaks-comunicaciones-eeuu-sobre-peru
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