El funcionario indicó que los trabajadores se hallan a 500 metros del complejo.
Japón ordenó ayer a los trabajadores de emergencia que abandonen la planta de energía nuclear dañada en medio de una intensificación de la fuga radiactiva, suspendiendo temporalmente los esfuerzos de enfriar los reactores atómicos recalentados.
La crisis nuclear ha provocado una alarma internacional y de alguna manera ha opacado la tragedia humana causada por el doble desastre natural del viernes, un terremoto de 9 grados de magnitud seguido por un maremotos, que prácticamente pulverizaron el litoral nororiental de Japón y habría dejado unas 10.000 muertes. El terremoto fue uno de los más fuertes registrados en la historia.
El jefe de Gabinete, Yukio Edano, dijo que los trabajadores, que habían estado rociando los reactores con agua salada en un frenético esfuerzo por estabilizar sus temperaturas, no tuvieron otra opción que retirarse de las áreas más peligrosas.
"Los trabajadores no pueden continuar realizando ni siquiera el más mínimo trabajo en la planta por ahora", destacó Edano, mientras se veía que el humo ascendía desde el dañado complejo atómico Fukushima Dai-ichi. "Debido a la radiación estamos en estado de alerta", agregó.
Las autoridades anunciaron que recurrirían a helicópteros y camiones de bomberos para continuar arrojando agua en una acción desesperada por enfriar los reactores y evitar fugas radiactivas. Pero Edano advirtió que no daría resultado.
"No es tan simple de que todo vaya a ser resuelto con arrojar agua. Tratamos de evitar crear otros problemas", agregó.
"En este momento estamos echando agua desde tierra, pero hacerlo desde el aire implica bombear mucha agua y eso significa riesgo. Asimismo debemos tomar en consideración la seguridad de los helicópteros en el aire", agregó.
En la ciudad de Fukushima, aproximadamente a 60 kilómetros (40 millas) del complejo nuclear, cientos estresados funcionarios, agentes de policía y otros empleados luchaban por estar al tanto de la situación desde su improvisado centro de mando.
Un piso entero de uno de los edificios gubernamentales de la prefectura había sido tomado por quienes daban seguimiento a las evacuaciones, necesidades de energía eléctrica, cifra de muertes y provisiones.
En una habitación, soldados uniformados evaluaban las lecturas de radiación en mapas colocados a lo largo de un muro. En otra, oficiales de alto rango participaban en reuniones durante el transcurso del día, mientras que representantes de la industria de la energía nuclear sostenían improvisadas sesiones informativas ante las cámaras de los medios noticiosos.
El nivel radiactivo había descendido el miércoles por la tarde, pero no estaba claro si había permitido el regreso de los trabajadores, ni a cuanta distancia se habían retirado. El equipo de trabajadores, un equipo mínimo de 70, habían sido rotados regularmente una y otra vez de la zona de peligro a fin de minimizar que se expongan a la radiación.
Mientras tanto, las autoridades de Ibaraki, al sur de Fukushima, dijeron que el nivel de radiación era 300 veces más de lo normal al caer la mañana. Mientras que es nivel es dañino por período prolongado, no son fatales.
El gobierno ordenó que unas 140.000 personas radicadas en zonas aledañas permanezcan fuera de las calles. También fue detectado un aumento leve de radiación en Tokio, el cual desató compras de pánico de comida y agua.
La planta tiene seis reactores, y tres han sido sacudidos por explosiones. El reactor que todavía está en llamas estaba desconectado cuando ocurrió el terremoto de magnitud 9,0 que es el más poderoso que Japón haya registrado.
El organismo japonés de seguridad nuclear dijo el miércoles que el 70% de las barras de combustible nuclear podrían estar dañadas en el reactor Número 1.
"Pero no sabemos la naturaleza del daño, y (el reactor) podría estar fundiéndose, o podría tener algunos agujeros", aventuró un vocero del organismo, Minoru Ohgoda.
Unas tres horas después del incendio del miércoles, el organismo de seguridad nuclear afirmó que ya no se percibían llamas en la Unidad 4. Pero no pudo confirmar si el incendio había sido sofocado.
Los problemas han sido causados por el recalentamiento de los reactores al carecer de la capacidad de enfriamiento a causa de los daños que tuvo el equipo durante el terremoto y el tsunami. Un calentamiento excesivo provoca la fusión del reactor y la liberación de radiación peligrosa.
El jefe de Gabinete, Yukio Edano, dijo que los trabajadores, que habían estado rociando los reactores con agua salada en un frenético esfuerzo por estabilizar sus temperaturas, no tuvieron otra opción que retirarse de las áreas más peligrosas.
"Los trabajadores no pueden continuar realizando ni siquiera el más mínimo trabajo en la planta por ahora", destacó Edano, mientras se veía que el humo ascendía desde el dañado complejo atómico Fukushima Dai-ichi. "Debido a la radiación estamos en estado de alerta", agregó.
Las autoridades anunciaron que recurrirían a helicópteros y camiones de bomberos para continuar arrojando agua en una acción desesperada por enfriar los reactores y evitar fugas radiactivas. Pero Edano advirtió que no daría resultado.
"No es tan simple de que todo vaya a ser resuelto con arrojar agua. Tratamos de evitar crear otros problemas", agregó.
"En este momento estamos echando agua desde tierra, pero hacerlo desde el aire implica bombear mucha agua y eso significa riesgo. Asimismo debemos tomar en consideración la seguridad de los helicópteros en el aire", agregó.
En la ciudad de Fukushima, aproximadamente a 60 kilómetros (40 millas) del complejo nuclear, cientos estresados funcionarios, agentes de policía y otros empleados luchaban por estar al tanto de la situación desde su improvisado centro de mando.
Un piso entero de uno de los edificios gubernamentales de la prefectura había sido tomado por quienes daban seguimiento a las evacuaciones, necesidades de energía eléctrica, cifra de muertes y provisiones.
En una habitación, soldados uniformados evaluaban las lecturas de radiación en mapas colocados a lo largo de un muro. En otra, oficiales de alto rango participaban en reuniones durante el transcurso del día, mientras que representantes de la industria de la energía nuclear sostenían improvisadas sesiones informativas ante las cámaras de los medios noticiosos.
El nivel radiactivo había descendido el miércoles por la tarde, pero no estaba claro si había permitido el regreso de los trabajadores, ni a cuanta distancia se habían retirado. El equipo de trabajadores, un equipo mínimo de 70, habían sido rotados regularmente una y otra vez de la zona de peligro a fin de minimizar que se expongan a la radiación.
Mientras tanto, las autoridades de Ibaraki, al sur de Fukushima, dijeron que el nivel de radiación era 300 veces más de lo normal al caer la mañana. Mientras que es nivel es dañino por período prolongado, no son fatales.
El gobierno ordenó que unas 140.000 personas radicadas en zonas aledañas permanezcan fuera de las calles. También fue detectado un aumento leve de radiación en Tokio, el cual desató compras de pánico de comida y agua.
La planta tiene seis reactores, y tres han sido sacudidos por explosiones. El reactor que todavía está en llamas estaba desconectado cuando ocurrió el terremoto de magnitud 9,0 que es el más poderoso que Japón haya registrado.
El organismo japonés de seguridad nuclear dijo el miércoles que el 70% de las barras de combustible nuclear podrían estar dañadas en el reactor Número 1.
"Pero no sabemos la naturaleza del daño, y (el reactor) podría estar fundiéndose, o podría tener algunos agujeros", aventuró un vocero del organismo, Minoru Ohgoda.
Unas tres horas después del incendio del miércoles, el organismo de seguridad nuclear afirmó que ya no se percibían llamas en la Unidad 4. Pero no pudo confirmar si el incendio había sido sofocado.
Los problemas han sido causados por el recalentamiento de los reactores al carecer de la capacidad de enfriamiento a causa de los daños que tuvo el equipo durante el terremoto y el tsunami. Un calentamiento excesivo provoca la fusión del reactor y la liberación de radiación peligrosa.
AP
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