Alberto Quintanilla es el hijo predilecto del Cuzco.
Su obra, que refleja el corazón de lo andino, ha formado parte de
importantes colecciones en museos de Nueva York, Paris, Oslo, Berlín,
Ginebra, Madrid, Milán, entre otros. Pablo Picasso afirmó que
“Quintanilla es el primer aporte peruano a la pintura universal”.
Por Carlos Alberto Rosales Purizaca
@rosalespurizaca
Toca guitarra, canta huaynos, hace grabados y mezcla el color en una obra que es un llamado permanente a...
unir nuestras fracturas sociales. Su lenguaje pictórico se refugia en lo fantástico para reivindicar la cosmovisión andina. En su pintura y escultura hay un hilo narrativo que refleja nuestras raíces históricas.
Su más reciente muestra, “Qutinapaq, Para volver”, es un homenaje a su obra y se expone hasta el 8 de noviembre en el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores.
¿Cómo concibe el proceso de su creación artística?
Yo había salido del Cuzco un poco desafiando el medio ambiente. Veía que estábamos estancados quejándonos mucho porque no teníamos unidad. En ese sentido, soy un convencido que para hacer arte hay que conocer nuestra historia. Sin Goya no se hubiera conocido la guerra entre franceses y españoles.
Tiene que haber un testimonio de eso, acá por ejemplo no hay testimonios plásticos de la guerra con Chile. Hubo una negación. Una parte del pueblo peruano estaba negado. Ahora felizmente está entrando a un cauce que cambiará, ese será posiblemente el gran triunfo peruano, la lucha por la identidad. Porque hay una separación terrible, un racismo escandaloso.
¿De qué forma podemos fortalecer nuestra identidad?
Pensando en nosotros mismos. Eso he hecho desde que soy joven. La escuela cuzqueña era la sistemática valoración y aceptación de los peruanos por la pintura que es sacra, pero eso no ha sido auténtico porque los modelos venían de Europa.
¿Qué camino seguir para perfeccionar el homo faber que llevamos dentro?
No hay una fórmula porque somos diversos. Sin embargo, el homo faber existe. Ese hombre original que trabajaba con las manos mirando la naturaleza ha cambiado. Me pregunto cómo habrá sido el silencio que existió en la época incaica sin la presencia de los animales traídos desde España. La vicuña casi ni se le ve, simplemente flota. La llama es elegante, no hace ruido. La música ha cambiado. Cuando se escuchaba una quena en la puna, éramos capaces de escuchar el silencio.
¿El mejor arte es que el emerge de nuestro propio silencio?
Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de salir de ese sopor, de esa especie de ruido que habita en nosotros y que impide descubrirnos. Cada día implica un nuevo afán por descubrirse. Además del silencio es necesario observar y aceptar muchas cosas, empezando por uno mismo.
¿Cuál es la bisagra que une el lado mágico de sus personajes?
Entre mitos y leyendas, está mi vida. Pero mi intención es contar esas historias. Al descubrir que mi pueblo tiene muchas culturas precolombinas que han antecedido a la cultura incaica, ¿qué somos?, no somos una nación. Somos un pueblo confundido, leo y persigo un mito. Debe haber siempre un misterio en el arte, hay algo en el arte que no se puede pescar, ese algo lo tiene el pueblo peruano en la creatividad. Cada vez nuestra tierra es motivo de sorpresas.
¿El arte puede ayudar a cicatrizar nuestras heridas históricas?
De una gran forma, conquistando el mundo porque somos capaces. Solo los elementos culturales pueden introducirse en la mentalidad de los pueblos más cerrados y hacerlos transformar. Escribe un cuento maravilloso y estoy seguro que todo el mundo te lee. Pinta un cuadro fantástico y todos te aceptan. No hay fronteras. Muestra un manto de paracas y mira cómo se quedan fascinados. El arte no se comprende, se siente. Debemos aprovechar el arte como elemento integrador de la sociedad. Empecé a pintar desde tan pequeño que tuve que dibujar un hueco para poder salir del vientre de mi madre.
¿Es el surrealismo andino una metáfora de lo que es el Perú?
Si André Bretón hubiera venido al Perú se hubiera quedado sorprendido porque acá hay muchas obras surrealistas antes que él. Hay un misterio fabuloso en nuestra cultura que la antropología debería estudiar. Estoy contento de haber despertado en muchos el interés sobre lo andino, hasta en las canciones he descubierto el surrealismo.
Fuente: http://www.larepublica.pe/27-10-2012/alberto-quintanilla-para-hacer-arte-hay-que-conocer-nuestra-historia
Por Carlos Alberto Rosales Purizaca
@rosalespurizaca
Toca guitarra, canta huaynos, hace grabados y mezcla el color en una obra que es un llamado permanente a...
unir nuestras fracturas sociales. Su lenguaje pictórico se refugia en lo fantástico para reivindicar la cosmovisión andina. En su pintura y escultura hay un hilo narrativo que refleja nuestras raíces históricas.
Su más reciente muestra, “Qutinapaq, Para volver”, es un homenaje a su obra y se expone hasta el 8 de noviembre en el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores.
¿Cómo concibe el proceso de su creación artística?
Yo había salido del Cuzco un poco desafiando el medio ambiente. Veía que estábamos estancados quejándonos mucho porque no teníamos unidad. En ese sentido, soy un convencido que para hacer arte hay que conocer nuestra historia. Sin Goya no se hubiera conocido la guerra entre franceses y españoles.
Tiene que haber un testimonio de eso, acá por ejemplo no hay testimonios plásticos de la guerra con Chile. Hubo una negación. Una parte del pueblo peruano estaba negado. Ahora felizmente está entrando a un cauce que cambiará, ese será posiblemente el gran triunfo peruano, la lucha por la identidad. Porque hay una separación terrible, un racismo escandaloso.
¿De qué forma podemos fortalecer nuestra identidad?
Pensando en nosotros mismos. Eso he hecho desde que soy joven. La escuela cuzqueña era la sistemática valoración y aceptación de los peruanos por la pintura que es sacra, pero eso no ha sido auténtico porque los modelos venían de Europa.
¿Qué camino seguir para perfeccionar el homo faber que llevamos dentro?
No hay una fórmula porque somos diversos. Sin embargo, el homo faber existe. Ese hombre original que trabajaba con las manos mirando la naturaleza ha cambiado. Me pregunto cómo habrá sido el silencio que existió en la época incaica sin la presencia de los animales traídos desde España. La vicuña casi ni se le ve, simplemente flota. La llama es elegante, no hace ruido. La música ha cambiado. Cuando se escuchaba una quena en la puna, éramos capaces de escuchar el silencio.
¿El mejor arte es que el emerge de nuestro propio silencio?
Nosotros tenemos que hacer el esfuerzo de salir de ese sopor, de esa especie de ruido que habita en nosotros y que impide descubrirnos. Cada día implica un nuevo afán por descubrirse. Además del silencio es necesario observar y aceptar muchas cosas, empezando por uno mismo.
¿Cuál es la bisagra que une el lado mágico de sus personajes?
Entre mitos y leyendas, está mi vida. Pero mi intención es contar esas historias. Al descubrir que mi pueblo tiene muchas culturas precolombinas que han antecedido a la cultura incaica, ¿qué somos?, no somos una nación. Somos un pueblo confundido, leo y persigo un mito. Debe haber siempre un misterio en el arte, hay algo en el arte que no se puede pescar, ese algo lo tiene el pueblo peruano en la creatividad. Cada vez nuestra tierra es motivo de sorpresas.
¿El arte puede ayudar a cicatrizar nuestras heridas históricas?
De una gran forma, conquistando el mundo porque somos capaces. Solo los elementos culturales pueden introducirse en la mentalidad de los pueblos más cerrados y hacerlos transformar. Escribe un cuento maravilloso y estoy seguro que todo el mundo te lee. Pinta un cuadro fantástico y todos te aceptan. No hay fronteras. Muestra un manto de paracas y mira cómo se quedan fascinados. El arte no se comprende, se siente. Debemos aprovechar el arte como elemento integrador de la sociedad. Empecé a pintar desde tan pequeño que tuve que dibujar un hueco para poder salir del vientre de mi madre.
¿Es el surrealismo andino una metáfora de lo que es el Perú?
Si André Bretón hubiera venido al Perú se hubiera quedado sorprendido porque acá hay muchas obras surrealistas antes que él. Hay un misterio fabuloso en nuestra cultura que la antropología debería estudiar. Estoy contento de haber despertado en muchos el interés sobre lo andino, hasta en las canciones he descubierto el surrealismo.
Fuente: http://www.larepublica.pe/27-10-2012/alberto-quintanilla-para-hacer-arte-hay-que-conocer-nuestra-historia
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