*-*

Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
*-*
"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
*-*

martes, 23 de octubre de 2012

"Malos elementos", un manual para el perfecto corrupto



Nos toca ahora ser uno de tantos observadores, acaso simples lectores de los más cínicos, pobres y débiles sujetos, que son a su vez Malos elementos, reunidos en una antología de cuentos sobre la corrupción y el temor desenvueltas como crisis en medio de nuestra 
 
Sus personajes se exhiben  con el whisky en la mano, sudando, habiendo aceptado y celebrado su mediocridad, siendo entre otros una ruma ilícita de piezas que dialogan sin desparpajo. Se multiplican, rompen la mano de quien sea y claro, la mayoría está presurosa por deshacerse de...
lo poco que tiene -integridad, honestidad- y cambiarla por lo mucho que desea: satisfacción.

 
Y después de tanto bajo el empacho del poder, su obscenidad ha cobrado sudor frío, sin embargo, ese mismo  hedor es algo que han decidido tolerar y cubrir de ropa cara, putas que salen en la tele, restaurantes finos y más.  Esto sucede en «El festín del cordero» de Carlos Rengifo, quien retrata a un político en medio de chantajes y una accidentada campaña de reelección. En «Pecera» de Susanne Noltenius, una madre se prepara para luchar por la custodia de sus hijos cercada por los mismos sistemas que la rodean, tan sucios como intocables.  
 
De pronto escuchamos la voz de un asesino convertido en héroe bajo una política que limpia y premia sus actos. «Mío. Este país es mío», dice el jefe de policía en la crónica de Florencia Abbate «En memoria de tantos».  En su relato cada uno de sus crímenes cobra una mirada propia del otro lado de la moral, jactándose como uno más entre tantos valientes, mostrándose obvio y repulsivo pero libre de sí mismo, quizá sólo hasta que la vejez lo alcance y pague la consecuencia de una perspectiva final, que lo apunte y dispare. 
 
La corrupción aparece así como la caricia y la promesa de venganza por todo lo que nos fue negado, empezando incluso por la familia como primer espacio para reconocer armas, secretos, muertes y amenazas, como en «Disparos al aire», de Diana Ospina; «La madre del monstruo», de Patricia Suárez; y «Seguridad vecinal», de Luis Hernán Castañeda. Esa misma caricia se convierte en el tacto execrable de un pedófilo en «Muñequita» de Eduardo Halfón. En este relato, podemos escuchar en la voz de una niña que acaba de sufrir una violación el más inocente pedido que se confunde con un reclamo o un acto lúcido sobre lo que acaba de pasarle.   
 
Salvador Luis (Lima, 1978) quien compila estos cuentos, hace referencia en su prólogo al miedo y la incertidumbre que nos controlan; por lo tanto, caer en la masa corrupta es una clara consecuencia de asumirla y justificarla. Esto parece ocurrirle al protagonista de «Pájaros que llegan a Moscú», de Sergi Bellver, que encuentra comprador para  su ira después de defender a una anciana de unos skinheads, convirtiéndose en matón de uno de tantos mafiosos. Tiene entonces finalmente un solo patrón, quien admirado por la violencia que observó en la calle como si fuera un escaparate, eligió a un asesino para lo sirva. 
 
El temor de las imágenes carcelarias en «Las especies extinguidas» de Octavio Vinces y en «Proximidad» de David Miklos, junto al encierro clandestino en «Terminal 3», de Juan Francisco Ferré, irán revelando el discurso siempre ambiguo de los malos elementos que desbordan el libro y también señalando ese silencio que rodea y otorga, que poco a poco huele a nosotros mismos.
 
La mayoría de autores son latinoamericanos, y dan cuenta de la violencia de nuestros países bajo distintas situaciones, políticas y contextos tantas veces compartidos. Si bien el libro no llega a tener una calidad uniforme, llega a picos intensos y logra importantes resultados como conjunto, ya que se convierte en un ensayo de reconocimiento sobre la violencia común.  
 
Queda decir que este no es un comienzo para reconocer todo lo torcido, a pesar de haber tenido bajo la nariz el esplendor de la miseria de cada uno de estos personajes, tan parecidos a muchos de los que ya conocemos y a los que les hemos permitido demasiado. Todos ellos fueron tentados –como lo seremos nosotros en algún momento, si no ha pasado ya– y se convirtieron en personajes ofrecidos obscenamente al poder, al sexo y al dinero bajo la adicción absoluta a la consecuencia: la  peligrosa violencia de un pusilánime.
 
RECUADRO
 
Sobre el antologador
 
Salvador Luis
 
Editor, narrador y crítico cultural. Fue director de la publicación online Kitsch, columnista de la revista de crítica cinematográfica Miradas de cine (Madrid) y actualmente tiene a su cargo la columna SITUACIONES INCÓMODAS en el portal español Koult, donde entrevista con tono irónico y espíritu jovial a reconocidos autores iberoamericanos. Como editor ha seleccionado y prologado varias antologías para editoriales de América y España. En el año 2012 fundó la revista de literatura Specimens.
 
EL DATO
 
Malos elementos (Relatos sobre la corrupción social). 
De venta en librerías 
VVAA / Casatomada (2012) / 198 páginas / 30 soles
 
cpodesta@diario16.com.pe

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.