Aunque la elección ya terminó, el ambiente poselectoral sigue polarizado. Y mientras Humala cambia su camisa celeste por el terno, César Hildebrandt le reclama que no sólo se vista como presidente sino que empiece a comportarse como tal. Con esa claridad que da la experiencia, y teniendo presente siempre la historia, el periodista también le pide que no se deje provocar por los que quieren su fracaso, porque esta oportunidad de cambio quizá sea única. A Hildebrandt también le parece particular y risible el ego de García, que tendrá un Cristo, y a quien ve como un ejemplo de corrupción ostentosa.
-Antes de hablar del presidente electo, le pregunto cómo ha visto la campaña que pasó.
Polarizada, intensa, y además sintomática respecto de lo partido que está el país. Dos perúes combatiendo casi en el preámbulo de una guerra civil, y expresándose esto en un lenguaje de gran ferocidad, y con pocas posibilidades de reconciliación, más allá de las hipocresías y los protocolos, lo que anuncia es una suerte de atrincheramiento en las posiciones.
-Y esto se mantiene incluso después de la elección. Humala ha dicho que quiere un gobierno de concertación. ¿Qué tan difícil será?
Basta leer los twitters pos elección, de los ppkuyes y de la gente que alrededor de PPK no ha hecho sino expresar su pensamiento conservador y racista, para darse cuenta de que no hay sino una frágil tregua. Es cierto que el presidente electo está dando muestras de concertar, conciliar, ceder, y es cierto que la Confiep ha recogido ese mensaje. Pero me temo que si el presidente electo hace o dice algo que no esté en el libreto ortodoxo de la Confiep, la guerra se reanudará.
-Hay sectores para quienes la campaña no ha terminado.
Sectores que creen que ellos no pueden perder nunca, que si pierden la elección, conservan el poder, porque su poder no está sujeto al veredicto popular, sino que es un poder crónico, vitalicio, y es el poder del dinero. Ese poder se considera tan pétreo, que no es vulnerable a ninguna democracia. Esa es la gente que reclama a Humala ‘¿te vas a portar bien, o mal?’. Si te portas mal, nos hundimos todos, y si te portas bien, todo va bien. El Presidente se convierte en un rehén. Y no elegimos a un rehén; elegimos a un Presidente.
-Eso hasta suena a una amenaza. ¿Está amenazado el Presidente electo?
Es la soberbia de siempre, de la derecha peruana que nunca ha admitido ni sus errores, ni su falta de proyecto nacional, ni sus frustraciones en la historia, y que siempre ha querido tener la razón...
Y todo lo demás es una suerte de chusma usable, siempre que sea obediente. Cuando la chusma da muestras de un relativo descontento, se convierte en algo peligroso.
-Ha dicho que la derrota de Keiko encierra un triunfo de la ética. ¿Es también un gesto de madurez social, o sólo una reacción ante un intento de imposición?
Creo que la derrota de Keiko es consecuencia de la rebelión del interior del país, en contra de Lima, de lo que representa, y de la política centralista. Keiko tuvo la desdicha de vincularse a Lima, a su proyecto autoritario y ultraliberal y por eso perdió. Pero me da escalofríos pensar qué hubiera pasado si hubiera sido más astuta, que felizmente no lo es: si se hubiese conectado más con las provincias y con el interior. Estadísticamente sí, es el triunfo de la ética; ahora, también es el triunfo de la rabia.
-Óscar Ugarteche dice que perdió esa derecha “falangista, racista, fóbica, oscurantista e ignorante”. ¿Es toda la derecha así, la que perdió?
Hay empresarios que no se sienten representados por esa derecha mayoritaria, que viene de las cavernas. El capitalismo de los capitalistas no existe. Los países avanzados son eso, contratos sociales que aproximan a los trabajadores y a los propietarios del dinero, y esa gente moderna ha tratado de cambiar inútilmente a la derecha limeña, y no ha logrado ni lo logrará. La derecha va a tener que refundarse, o buscarse otro Fujimori, algún golpista, la reencarnación del autoritarismo podrido que tanto les gustó. Si la derecha no cambia, se convertirá en pandillaje o extremismo.
-Y quizá ahora sea el momento para la ‘gran transformación’ de la derecha.
Es el mejor momento. Vamos a ver si tienen la entereza de promoverlo. El Perú necesita una derecha civilizada y una izquierda moderna. La modernización de un país no sólo es poner grúas pórtico en el Callao, también es cambiar de aires, pensamientos, metas. Sustituir la indiferencia por compasión social; el compromiso por la intolerancia. Hemos vivido tiempos de exterminio mutuo, vino Sendero y quiso acabar con todo. Se fue Sendero, y (la derecha) siguió haciendo lo mismo. Hasta parecería interesada en promover otro Sendero.
-¿Si esa derecha es la que perdió, cuál es la izquierda que ganó?
La izquierda que ganó es la que ya no tiene que ver con el estalinismo; la izquierda PM, post muro. La gente que entendió por qué se cayó el muro, puede entender qué necesita la nueva izquierda. Felizmente, hay sectores en el partido de Humala donde esa corriente está representada. Desde luego hay una izquierda comunista, regresiva, anticuada, fósil, que quiere meterse en el humalismo. No creo que lo logre, no creo que Humala lo permita.
-Algo que ha terminado afectada en esta campaña es la credibilidad de la prensa. ¿Seguimos siendo el cuarto poder, o subestimamos más a la población?
La última encuesta de La Católica le da al cuarto poder el 48% de credibilidad, y 50% de incredibilidad; ya vamos perdiendo la batalla de la credibilidad, que es el único capital. Mi pronóstico es muy malo, y es momento de reflexión. Debería serlo, pero no lo va a ser, porque los conozco: son obcecados, totalitarios. La prensa se va a airear cuando los jóvenes que están en Internet se animen a pasar al papel. No creo que los viejos dueños de periódicos, tan próximos a grandes intereses y favores del gobierno, cambien. Van a morir ahí, con sus rabietas de mercado, con sus vaticinios apocalípticos y, sobre todo, con su imbecilidad crónica.
-¿Y el papel de la televisión? ¿Cómo ha visto la presencia de Jaime Bayly, el resurgimiento de Beto Ortiz, sólo por mencionar dos nombres?
En la misma prensa hay excepciones. En la TV también, pero hablamos de las tendencias gruesas y estas son convertirse en furgón de cola del poder. Porque sale un entrevistador temerario, temerario se le llama ahora a quien entrevista a alguien que no piensa como el resto; a lo que hemos llegado: que alguien que le arranca a (Jorge) Trelles la frase ‘nosotros matamos menos’ es un héroe. ¡Madre mía! No digo que Beto no haya cumplido una buena misión; la ha cumplido. Del mismo modo Bayly, si le queda algo de vergüenza, debe haber sentido mucha durante y después de su labor de sicario. Pero en grueso, la TV se ha comportado como una basura. Ha ayudado a polarizar con mentiras.
-Humala ha ganado la elección y en sus primeras declaraciones se ha apurado a dar explicaciones. ¿Qué debería hacer para dejar esa impresión de secuestro y empezar a ser el Presidente del cambio?
En primer lugar debería ser Presidente. Los presidentes no tienen por qué estar sometidos a presiones. Segundo, debe recordar por qué es Presidente. No lo es porque la Confiep le dijo que sí, o Canal 4, sino porque millones le dijeron ayúdanos, cambia algunas cosas. Que reciba a la Confiep me parece bien, pero que no reciba a la CGTP me parece mal. Me parece mal que diga que EEUU es un aliado estratégico. EEUU sólo tiene aliados estratégicos de la categoría de la OTAN, que ni siquiera es un país, o Israel. Pero que diga eso después de decir que habría que revisar algunos aspectos del TLC, me parece contradictorio, y ojalá que sea sólo un lapsus lingüe.
-Bueno, después de esta primera gira, irá a EEUU y Europa.
Es un viaje necesario, una conversación en Washington civilizada está bien. ¿Pero decir que aliado estratégico? Le está faltando a Humala un consejero con mayor influencia en política internacional. También dijo que va a evaluar al equipo de La Haya y eso no es ni correcto ni oportuno. Ese equipo lo hace bien, tanto, que Chile está muy preocupado. Que lo evalúe, pero que no lo diga. Eso será en Torre Tagle, ¿pero que lo diga en público? Es decirle a Chile ‘estoy preocupado porque creo que no lo estamos haciendo bien’. Parece que Humala todavía no está enterado de que es el Presidente.
-Humala tendrá muchas exigencias sociales, y tendrá una oposición que ya empezó a mostrar los dientes. ¿Qué papel tendrá la oposición?
Será una oposición a matar y feroz, del fujimorismo y sus aliados. Keiko y (Carlos) Bruce serán las dos cabezas de la oposición. Y luego habrá una oposición moderada, espero responsable, del resto de partidos, y ojalá que (Alejandro) Toledo pueda influir no como aliado incondicional, sino como moderador de su bancada. Humala se las va a ver con gente que quiere su fracaso; a la derecha le importa mucho su fracaso, porque probablemente sería el descarte definitivo de cualquier opción no sistémica. Después de un fracaso de Humala, sólo quedarán matices de la misma opción.
-Ante un escenario así, Humala parece indefenso. ¿Qué le queda, elegir buenos ministros, decisiones serenas, tener socios en la región?
Actuar con prudencia, no dejarse provocar. El aliado de Humala no se llama Morales, ni Kirchner, ni Correa, menos Mujica o Lugo. Si las papas quemen, ojalá que no, Lula no va a recordar ni que lo conoce. Su aliado es el pueblo. Si hay ese problema, Humala debe recordar que el pueblo lo eligió. ¿De cuándo acá un proceso de cambios se ha protegido por el exterior? Nunca. Humala no es un revolucionario, menos mal. Pero sí quiere cambios razonables, porque contrariamente a lo que piensa la derecha, este modelo sí es perfectible.
-¿Qué le parece el entorno de Humala, Nadine, Salomón Lerner, Chehade, Marisol Espinoza, Abugattás, y ahora Kurt Burneo?
Lo veo bien intencionado, variado, es un jugo surtido. Lo están haciendo bien. El asunto es qué pasará cuando empiece el gobierno. Su entorno tiene un problema, y es que Gana Perú no es un partido. Y hay corrientes. Lerner está a la derecha de (Javier) Diez Canseco, y éste a la izquierda de Marisol, y Chehade en un centro personal. ¿Qué los puede disciplinar? El poder y la responsabilidad de proteger a Humala de denuncias que podrían deteriorar su autoridad. La derecha jugará a encontrar contradicciones y tendrá éxito si esta gente sigue hablando cada vez que le preguntan. En política a veces el silencio es imperativo.
Un Presidente millonario
-En enero usted dijo que García tendrá que explicar por lo menos 10 casos de corrupción. ¿Siguen siendo 10?
No sé… en todo caso hay 10 de corrupción y uno de mal gusto, el Cristo en el Morro. Si hubiera una suerte de policía estética, tendría que ir preso. Vamos a ver si el coraje alcanza para esas investigaciones. Pero que Odebrecht done 850 mil dólares y el Presidente 100 mil (a esa obra), casi es una insolente transparencia, una manera clarísima de decir ‘miren lo bien que nos ha ido’.
-La donación de García ha sorprendido a más de uno…
El Presidente es muy rico. Puede soñar con tener un departamento en París. Y nunca ha trabajado. Y no ha podido tener éxito ni fracasar porque nunca hizo nada. Y es muy rico. Y la pregunta es, ¿de dónde es muy rico? Porque ha recaudado fondos, ha recibido gratitudes, ha hecho negocios que no sabemos y que no son formales, y tiene amistades particulares por lo generosas. El Presidente merecería un juicio de residencia. Ahora, ¿lo hará el próximo gobierno? No lo sé, pero lo dudo.
-¿Por qué? Una de las frases más repetidas por Humala en campaña es que investigaría a García.
Porque probablemente eso requiera mover el escenario político de un modo peligroso para el propio gobierno. García está consiguiendo una alianza con el fujimorismo… Es inminente el asunto de (Alberto) Fujimori.
-Se refiere al indulto.
Sí. Y el agradecimiento de la bancada fujimorista puede ser perfectamente la protección a García. No tiene suficientes congresistas para parar una investigación, pero a la hora de los loros, qué pasará con la gente de PPK, de Solidaridad, esas bancadas frágiles que no están soldadas por un programa principista: son mudables. Pero sería bueno que García pagara por lo que ha hecho. Él es un ejemplo de corrupción ostentosa.
-¿Cuál es el caso más emblemático de corrupción por el que podría ser procesado?
Sus vínculos con Odebrecht y Graña y Montero, que él mismo acaba de exhibir con este asunto del Cristo del Pacífico.
-Este monumento, al margen de lo económico, también revela un aspecto de su personalidad, además de su ego, ese afán de perpetuarse.
Tiene que ver con eso que usted dice, con su idea de perennidad, de historicidad o de eternidad. Pobre García; cree que va a tener una posteridad de cemento. No es así. Quizá algunos desde una embarcación vean eso, que medirá 37 m, y diría lo que muchos dicen al ver su fortuna: ¡Ay, Jesús! No será un monumento, sino un recordatorio. Es patético. El problema de un ego como el de García es que llega a ser cómico, humorístico. Un ego de ese tamaño ya no impresiona, divierte. Quiere que todo el mundo lo recuerde, pero vuelve a demostrar que las instituciones no le importan.
-Ya que hablamos de humor, parece que la renuncia de PPK a su nacionalidad también fue sólo una broma de campaña.
Desde el comienzo fue una mentira grosera. Y ahora PPK es una especie de consejero crónico; como una enfermedad que no se va. Él insiste en que tiene la fórmula y está convencido de que el 18% que obtuvo lo convierte en presidenciable y referente de opinión en economía. Pero no sabe que es un invento de García, uno de los tantos heterónimos que ha usado García. PPK no existiría sin él, y PPK cree que existe por sí mismo, y que tiene futuro. Ya que alguien de 72 años diga que tiene un gran futuro resulta conmovedor.
LUIS GARCÍA ROJAS lgarcia@diario16.com.pe
Fuente: http://diario16.pe/noticia/6334-caesar-hildebrandt-alan-es-un-ejemplo-de-corrupciaon-ostentosa
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