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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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martes, 26 de marzo de 2013

Narihualá en Piura, tierra de viringos y un dios de otro mundo

Si vas a Piura en Semana Santa, no te pierdas esta experiencia. Los niños guías del santuario te lo agradecerán, ellos esperan con mucha alegría poder mostrártelo.
A pocos días de emprender mi viaje a Piura, ciudad norteña del Perú, soñé que...
era de noche y que una luz bajaba del cielo para iluminar un perro negro sin pelo, que a su vez elevaba su cabeza y dirigía sus ojos al cielo.
Días más tarde me subí al avión rumbo a una de las ciudades más calientes de nuestro país. En realidad visito regularmente estas tierras chimúes para recibir tratamiento homeopático de un médico alemán. Luego de éste mi intención siempre es pasearme de lo lindo y recorrer a pie sus calles abundantes de gente dulce, sencilla y de piel acaramelada por el sol. En el restaurante del hotel ubicado prácticamente al borde de una tropical piscina, de la que emergen dos altas palmeras, jamás perdono saborear el mejor de los ceviches de mero norteño y langostinos frescos que llegan del litoral, maridado con un delicioso y típico cocktail de algarrobina.

Piura tiene dos distritos de mucha afluencia turística que son Chulucanas, famoso por sus cerámicas, y Catacaos por sus trabajos de filigrana en plata. Esta vez me fui para Catacaos y ni bien llegué me obsequiaron los agentes de turismo de la Municipalidad, un folleto que sugería visitar la Huaca de Narihualá. Es así como me enrumbé hacia estas insospechadas ruinas.
Grande y grata fue mi sorpresa cuando al llegar al santuario este resultó ser tierra de los perros viringos o perros calatos más conocidos como perros chinos o peruanos, ¡el perro que vi en mi sueño! Por si fuera poco, el anfitrión de este museo de sitio es un cíclope Dios Hualác, deidad de los tallanes, cuyo enorme tercer ojo  lo miraba todo: Hualác o Wallac, que en lengua tallán o sec, significa ¨el ojo que avizora¨.  Cuentan los de la zona que se trata de un dios de otros mundos que los miraba desde el cielo, y  a estas alturas del relato hasta me aventuro a agregar que dicen que Piura es la zona más visitada quizá de todo el Perú y alrededores por los no menos misteriosos ¨objetos voladores¨.  Me resultó cuando menos fascinante la sola sospecha de que este  dios de los tallanes tuviere algo que  ver con estos objetos que se pasean por el cielo piurano, y quizás desde mucho tiempo atrás.
Encantada con la novedad y sintiéndome bienvenida por los niños guías del santuario me dispuse a recorrerlo.  Ni bien ingresé me recibió una enternecedora y muy dorada representación naif del Dios Hualác que sencillamente me dio una clarísima idea de que se trata de un ser de luz, ¡a todas luces! Los tallanes, antigua cultura pre-inca que habitó este valle de algodón en el medio del desierto, buscaron agradarlo con sacrificios humanos, y si la pareja no tuvo hijo que ofrendar entregaban un viringo en el ritual.

Las mujeres tallanas eran poderosas capullanas  porque su poder provenía de sus largos cabellos protegidos por inquietantes capullos. Los perros viringo que cuidan de la huaca sí que parecen ser ¨de otro mundo¨ y es que además de tiernos y vigilantes son canes también con mucho poder pero para sanar, porque son unas estufas vivientes, sus cuerpos pelados alcanzan los 40 grados y alivian enfriamientos, artritis, y absorben las energías negativas, así dicen. No vi ningún OVNI pero mi cámara sí que registró exactamente eso, un objeto volador difícil de identificar.  Y es así como me regresé a Lima, muy contenta porque además de descansar, tengo una historia única y fascinante que contar sobre nuestro misterioso y privilegiado país, Perú.
Nota:  El santuario de Narihualá queda a poco más de 2 kilómetros de Catacaos. La atención es de lunes a domingo de 1O:00 a 4:00 pm. La entrada cuesta S/0.50 para niños y S/2.00 adultos.

Antes de irte, no te olvides de llevarte dulces piuranos.
La señora Martha, de La Españolita mostrando sus natillas piuranas.
 

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