"En el fragor de la batalla el polvo se eleva cubriendo a los adversarios. No es posible saber quién es vencedor y quién vencido. Cuántos los muertos y cuántos los heridos. Pero cuando la lucha cesa, se retiran los sobrevivientes y cae el polvo levantado sobre la tierra; entonces, y solo entonces, es posible distinguir el estado del campo de batalla.
Lima está...
aún bajo los efectos de una batalla terminada el domingo pasado. Los generales de ambos ejércitos se atribuyen victorias ante el desconcierto de la población. El resultado, aún en el conteo de votos, arroja a una Susana Villarán victoriosa pero a unos regidores de Fuerza Social y Solidaridad Nacional probablemente derrotados. El polvo aún flota en el aire y no es posible ver con claridad cómo quedaron los contrincantes.
En este momento confuso tal vez sea bueno recordar por qué miles de limeños decidimos apoyar el No a la revocatoria. En primer lugar, porque existe un programa de reformas y de obra pública en curso que ha costado dos años sacar adelante y que se encuentra en plena ejecución. Reformas tan trascendentes y tan abandonadas en el pasado como la del transporte o la del comercio mayorista.
Obras tan urgentes como la ampliación de la Vía Expresa de Paseo de la República o la Vía Expresa Javier Prado o Barrio Mío. Si este impulso se detenía de golpe, sin mayor razón, todos perdíamos.
En segundo lugar, porque el deseo de detenerlo todo estaba basado en un fin subalterno. No es subalterna la molestia, el desencanto o la ira del pueblo contra una autoridad. Todas ellas cargan con un porcentaje alto de desafecto en el Perú. Así es nuestra política. Pero sí es subalterno el deseo de treparse al poder, cuando no te toca, por la pura angurria del poder. También es subalterno, como lo denunciaron los propios regidores del PPC, el deseo de SN de regresar a la municipalidad a pararlo todo para renegociarlo todo. Si no fuera así, ¿por qué Castañeda no dio la cara públicamente? ¿Qué lo avergonzaba tanto? Prácticas oscuras y corruptas como las de Comunicore y la Caja Metropolitana de Lima no podían volver, y menos por la puerta falsa.
La única forma de meter a un nuevo alcalde era solicitar no solo su revocatoria sino la de todos los regidores del concejo. Los revocadores sabían que, si solo se revocaba a Susana Villarán, esta sería sustituida por el teniente alcalde. Ese no era su objetivo. Necesitaban nuevas elecciones para escoger un nuevo alcalde. Por lo tanto necesitaban revocar un tercio del concejo para lograrlo. No perdamos de vista que el botín no está en el concejo, que tiene facultades parlamentarias mas no ejecutivas. El premio gordo está para quien es alcalde. Sin conquistar esa plaza la guerra estaba perdida.
El tercer objetivo del No era evitar nuevas elecciones en Lima por el tiempo y dinero desperdiciados. Ese objetivo no se pudo cumplir. Con más de 14 regidores revocados, habrá nuevas elecciones pero solo para reemplazarlos a ellos. Sin embargo, la continuidad de las obras y reformas está garantizada y quienes quisieron meterse por la ventana tendrán que esperar su turno hasta el 2014.
En los objetivos centrales ganó el No en toda la línea. Pero es verdad que la victoria final de Villarán está por verse. Tendrá que medirse en la entrega del cargo en enero del 2015 después de lidiar por un año con un concejo que, eventualmente, podría serle adverso. Pero esto, después de lo que ha vivido, no parece una tarea titánica"
Fuente: http://www.larepublica.pe/columnistas/contracandela/despues-de-la-batalla-24-03-2013
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