El politólogo Steven Levitsky analiza el escenario político después de la revocatoria,
y realiza un balance entre las ideas que circulan en diversos análisis.
Por un lado, por ejemplo, resta optimismo a la ‘victoria’ del PPC
en tanto reconoce que no es sorprendente para un
partido esencialmente limeño. En pocas palabras, para Levitsky lo
extraordinario sería que...
este partido gane fuera de Lima. Por otro lado,
resta pesimismo en su apreciación sobre el impacto negativo en Fuerza Social, organización que, según su análisis, se habría beneficiado de la lucha política.
Steven Levitsky
El triunfo del NO en la Revocatoria ha
sido otro triunfo de la Coalición Paniagüista, esa alianza entre
izquierdistas y liberales que -a pesar de no ser muy querida por los
participantes- se está convirtiendo en un baluarte de la
institucionalidad democrática. La Coalición Paniagüista no es, ni va a
ser, un partido o alianza electoral, sino una confluencia de actores
sueltos que solo juega a la defensiva: surge cuando los derechos cívicos
o las instituciones democráticas están siendo amenazados.
¿Cuáles son las consecuencias más
importantes de la fallida Revocatoria? Primero, el triunfo del NO ha
sido un golpe casi mortal a la institución de la revocatoria, por lo
menos en Lima.
Como escribe Fernando Tuesta, hay casi un
consenso sobre que la Ley de Derechos de Participación y Control
Ciudadano tiene que ser reformada. Pero aun si no se reforma, no creo
que haya más revocatorias en Lima. La campaña por el SÍ ha sido tan
desastrosa, y las fuerzas pro revocatorias han sido tan quemadas, que
ningún político va a pensar seriamente en promover otra. Es difícil
exagerar la magnitud del fracaso de Luis Castañeda Lossio y Alan García
(o alguien cree que fueron las “bases apristas,” y no Alan, las que
tomaron la decisión de participar?). Susana Villarán había sido una de
los alcaldes menos populares en la historia de Lima. Hace un año, su
nivel de desaprobación llegó a 80 por ciento. Hace pocos meses, dos
tercios del electorado limeño parecían dispuestos a votar por el SÍ. Y
ganó el NO.
Y los revocadores no solo perdieron la
elección. Perdieron dinero. Y sobre todo, perdieron capital político.
Castañeda Lossio no solo erró el penal de la Revocatoria sino hizo un
autogolazo. La elección municipal de 2014, que El Mudo parecía tener
ganada, ahora está en juego. No se sabe todavía si Castañeda ha
destruido lo que quedaba de su carrera política, pero es posible.
Una lección de la Revocatoria será que si
las fuerzas del SÍ no pudieron con Villarán, una alcaldesa muy
debilitada, nadie va a poder nunca. Y dado el costo político que están
pagando los revocadores, muchos van a concluir que no vale la pena
arriesgarse. Hasta el propio Marco Tulio Gutiérrez dijo que no
promoverá más revocatorias.
Y eso está muy bien. El mecanismo de la
revocatoria solo funciona si se utiliza con cautela. Debe ser limitado a
casos muy excepcionales. Hacer una revocatoria porque un nuevo alcalde
no cae bien, porque el candidato que perdió la última elección quiere
tumbar a su rival, o porque un político no quiere esperar hasta la
próxima elección es un abuso que hace daño a la institucionalidad
democrática. El Perú ya era el campeón mundial de la revocatoria, con
277 alcaldes revocados en 15 años. El triunfo del SÍ hubiera fomentado
aún más revocatorias, reforzando la actitud de “todo vale” que ya está
muy difundida en la política peruana. Ahora, con el fracaso del SÍ, la
revocatoria volverá a ser algo excepcional, por lo menos en Lima.
Mejor.
Hay casi un consenso, por lo menos en los
medios limeños, que el gran ganador de la Revocatoria fue el PPC. Me
parece exagerado. El PPC salió fortalecido, pero no creo que haya
resurgido como fuerza política nacional. La Revocatoria fue una
elección limeña, y al PPC siempre ha sido fuerte en Lima. Lima es su
bastión. Pero casi no existe fuera de Lima, y no creo que eso cambie
con la Revocatoria. Ni el triunfo del NO ni todos los aplausos de los
medios limeños pueden solucionar el problema fundamental del PPC: el
hecho que es un partido limeño sin mucha presencia (o votos) en el resto
del país.
Si los medios han sido muy optimistas
sobre el futuro del PPC, han sido demasiado pesimistas sobre el futuro
de Fuerza Social (FS). Sin duda, FS ha sido golpeado por la derrota de
sus regidores. Pero creo que terminará siendo fortalecido. FS es un
partido joven, chico, y sin mucha experiencia o capacidad electoral
(mucho menos que el PPC). Su triunfo en 2010 -basado más en la buena
fortuna que en su propia fuerza- fue demasiado fácil. Estaba verde.
Tenía buenas intenciones pero carecía de experiencia política. Y pagó
el precio: no pudo aprovechar de su estancia en el poder para crecer o
consolidarse como partido. Antes de la Revocatoria, parecía que FS iba a
ser un fracasado proyecto partidario más.
Pero la Revocatoria cambió todo. No solo
le dio a Susana Villarán una segunda oportunidad, pero la durísima
campaña le dio a FS algo importante que no tenía antes: una lucha. Para
Fuerza Social, la campaña por el NO fue una guerra a muerte. Sus
cuadros se sentían emboscados, cercados. Estaban a punto de ser
borrados del mapa político. Tuvieron que luchar por su sobrevivencia
política.
Una lucha política dura puede fortalecer a
un partido joven. Primero, genera experiencia. Los cuadros del FS ya
no son tan verdes. La batalla política del último año ha sido un gran
curso de capacitación. Y los resultados son evidentes: se ve en varios
de sus cuadros más capacidad política que antes.
Segundo, una lucha como la campaña por el
NO fortalece a la identidad partidaria. Genera solidaridad y mística.
La mística es un elemento clave en la formación partidaria. Fomenta la
militancia. Limita el transfuguismo. Los militantes con una fuerte
identidad partidaria no pasan fácilmente de un partido a otro, como
ocurre en muchos partidos actuales. No quiero exagerar: la lucha por el
NO no se puede comparar con la lucha aprista de los años 30 y 40. Ni
siquiera se compara con la lucha fujimorista después de la caída de
Fujimori. Además, FS enfrenta el mismo problema que el PPC: la mística
generada por la Revocatoria no se extiende más allá de Lima. Pero creo
que la militancia de FS sale de la Revocatoria más comprometida y más
solidaria que antes, algo clave para la consolidación partidaria. FS ha
perdido sus regidores y su inscripción. Pero creo que tiene más futuro
hoy que el 16 de marzo.
Fuente: La República
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