Son las diez de la noche del primero de diciembre y nos alistamos a dormir en el campamento del jefe senderista, ‘Artemio’, en la meseta que corona un cerro boscoso en un punto remoto del Huallaga. Hemos llegado al lugar después de una escalada fatigosa. Somos cuatro los periodistas que arribamos después de un trayecto largo por carretera, por río y a pie: Romina Mella y Gustavo Gorriti, de IDL-R; Bladimir Angulo, periodista de Aucayacu y corresponsal de IDL-R en esa localidad; y Dan Collyns, colaborador de The Guardian y la televisión china (antes lo fue de la BBC). ‘Artemio’ nos da la bienvenida al ‘corazón del Alto Huallaga’. “Mi nombre oficial” dice“es José ‘Pepe’ Flores Hala, natural de Camaná, departamento de Arequipa”. Le preguntamos por su edad y nos responde que tiene 47 años. Según la investigación que hizo Óscar Castilla, de El Comercio, ‘Artemio nació el 8 de setiembre de 1961, lo cual suma 50 años. Pequeñas vanidades del monte, quizá. Sobre el nombre con el que figura en el registro: Florindo Eleuterio, lo desestima con un gesto despreocupado: antes obligaban a los padres a coger el nombre del calendario, dice. ‘Artemio’ se ve en buen estado de salud y no se le percibe ni el maltrato del monte ni el de la huida. Y la forma de contestar, concentrada pero calma, revela una larga familiaridad con la discusión política.
LA DERROTA
-¿Usted está de acuerdo, coincide, en que la guerra iniciada por ustedes e l7 de mayo de 1980 terminó en...
derrota para ustedes?
Sí, eso es real. No vamos a negarlo.
- Entonces el tipo de acciones que usted lleva a cabo ya no son acciones de una insurrección que busca la victoria sino acciones meramente defensivas.
El objetivo político sigue siendo el mismo con que nos levantamos en armas, aunque en la práctica hoy día eso no es posible. Creo que eso es fácil de entender. En segundo lugar, mantenemos una fuerza armada en aras de garantizar la postura nuestra en relación de nuestros camaradas que están presos; y creo que eso es fácilmente comprensible. No tenemos la mínima intención de blandir las armas de la guerra, de la lucha armada. No. Con sinceridad queremos plantear que nosotros queremos una solución política; queremos que termine, pero a través de los métodos de una mesa de negociaciones.
NEGOCIACIÓN, TREGUA O RENDICIÓN
-Ustedes quieren desmovilizarse.
Por supuesto. El tema es que pasa por una situación de tregua militar.
-Tregua. Que no es igual a desmovilización.
Claro, pero son los pasos iniciales. Una tregua militar que dé los espacios y las garantías correspondientes en una determinada área a fin de que se pueda entablar por un proceso de conversaciones en pro de negociaciones; (…) Depende de la decisión que tome el Estado y el gobierno de turno.
-¿Es decir, la desmovilización y la entrega de armas como resultado final de la negociación?
La desmovilización y la inutilización de las armas públicamente.
-¿Usted no piensa, se resiste a entregar o, si se quiere, a devolver las armas?
Es una cuestión de principios, de postura. Más que entregarlas, inutilizarlas.
-¿Destruirlas?
Destruirlas. Públicamente. Pienso que debe de haber organismos mediadores como la Cruz Roja Internacional, la Iglesia, que en estos casos donde ha habido conflictos deben de intervenir para hacer la verificación del caso. Pero todo requiere de … que haya la voluntad política del Estado y del gobierno en que sí realmente se quiera solucionar este problema de este conflicto armado y no nos estén paseando como ya sucedió antaño con anteriores gobiernos.
NEGOCIACIONES CON ‘ARTEMIO’
-¿Me puede decir algo sobre las negociaciones de paz de antaño?
Yo entablé conversaciones a través de monseñor Luis Bambarén Gastelumendi, [y con] el jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional de ese entonces –estamos hablando del año 2003– y con el gobierno de Toledo.
-¿Con qué persona del gobierno de Toledo?
No puedo decir exactamente quién. Pero sí eran representantes del gobierno. Idas y venidas de mes en mes. Creo que como en tres, cuatro o cinco ocasiones…
(…) Entonces en ese tiempo hicimos esos intentos de conversaciones. Tuvimos reuniones concretas. Vinieron personas de El Vaticano, de Roma, a conversar conmigo y a hacer el papel de mediadores con el Gobierno…. Idas y venidas, tiras y aflojas… yo pienso que fue un paseo, una mecida política; mientras iban asesinando a mis camaradas, iban capturando otros… el plan de exterminio nunca cesó. Entonces hasta que llegó un momento en que yo exigí un paso concretas en aras de ese sentido de la voluntad política de si se quiere o no. Vino alguien del ministerio del Interior.
-¿No lo quiere usted identificar?
Prefiero guardarlo en reserva. (…) Se me dijo concretamente a mí que me acoja a la ley de arrepentimiento y colaboración eficaz, que deponga las armas y que me ponga a derecho; que garantizaban mi vida y que me podrían sacar al extranjero a mí y a mi familia, y que dejara al resto. Objetivamente yo no accedí porque no podría negociar en esos términos. Les rechacé y les dije “puesto que no veo la más mínima intención, entonces no nos queda otra opción que cortar este proceso de conversaciones”. Todavía no había ningún tipo de negociaciones, sólo conversaciones. Y dejé una ventana abierta por si acaso. Ni más volvieron a tocarme el tema hasta que entró el gobierno aprista y planteé otra vez la misma postura y el rechazo fue total, guerra total. Sabemos el quinquenio cómo terminó, el aprismo de Alan García Pérez.
Y ahora yo voy a decir dos cosas aquí: he hecho dos intentos dirigidos al Presidente de la República, señor Ollanta Humala Tasso.
-¿Desde julio o antes de julio?
En estos tiempos. En estos últimos meses. Por dos fuentes que yo tengo, fidedignas, la respuesta ha sido negativa. Me piden igual: rendición incondicional, que deponga las armas, que entregue la coordenada en donde están las armas, que me ponga a derecho, que van a garantizar mi vida, de mis hombres, de mi familia y que incluso que la recompensa … [por su captura] me la darían a mí para sacarme al extranjero, a otro lugar y que haga todo esto. Objetivamente, por principios, eso no puedo aceptar. No puedo aceptar.
-¿Excepto que sea una orden directa de Abimael Guzmán?
No es cuestión de orden, es cuestión de principios. ¿Cómo yo voy a traicionar a mi jefe, como le dije a monseñor Bambarén? ¿Usted traicionaría a su dios, a su biblia eclesiástica, ecuménica, evangélica, apostólica, católica, etc.? ¿Renunciaría, la traicionaría? No. Objetivamente yo no puedo traicionar a mi jefe ni a mi partido ni a mi pueblo por el cual me levanté en armas. ¿Qué sería? El hazmerreír de todo el mundo. No, por principio no puedo aceptar eso.
-¿Puede describirme con algo más de detalle cómo han sido sus intentos de aproximación con el gobierno del presidente Ollanta Humala?
Hay dos hechos, no voy a señalar nombres por cuestiones de seguridad. Son hombres de Ollanta Humala. De confianza. Dirigí personalmente dos cartas al presidente de la República. Y con la sana intención, con el sinceramiento que me caracteriza, porque jamás voy a ser un mentiroso, señalé mis puntos de vista en pro de esta solución política: que se considerara varios aspectos de los que estoy planteando acá. Sin embargo, la respuesta ha sido de que me acoja a la ley de arrepentimiento, colaboración eficaz, que deponga las armas, que entregue las armas, y que me darían incluso la recompensa que es para mí, para que puedan sacarme a mí y a mi familia, respetar mi vida y que se acabe todo esto.
Bueno, ya no respondí por escrito, sino verbalmente. Les dije que eso era un imposible político. Eso no puedo aceptarlo. (…) No hay ningún paso concreto de lo que se suponía más o menos que podía haber: una ventana de respiro, de salida, de esperanza. Pienso que todavía la hay, no podemos cerrarnos a decir que no. (…)
-Pero desde que se iniciaron las primeras conversaciones el 2003, como indica, … su organización ha recibido golpes muy fuertes, lo que obviamente ha afectado su capacidad operativa y su posición militar. ¿No es parte de la lógica de una jefatura militar el saber reconocer cuándo una situación no tiene esperanza alguna y… saber reconocer que … en lugar de marchar a un sacrificio absurdo hasta el final, deponer las armas y salvar vidas?
Sí, estamos dispuestos nosotros a negociar. Creemos fervientemente lo que hemos dicho. Lo que pasa es que el Estado y los gobiernos de turno juegan a dos cosas. Dicen que [tenemos] un doble discurso: “plantean por un lado solución política, pero por otro lado su empecinamiento es seguir la lucha armada, esa lucha criminal, etc.”. Y no es así. Nosotros no tenemos el ánimo de blandir las armas, de continuar la guerra. … sólo que hay un empecinamiento por parte del Estado, por parte de quienes son los ganadores de la guerra y quieren ser absolutos (…) ¿Por qué no se puede dialogar?
-Pero durante los años de la guerra, si recuerdo bien, ustedes ante cualquier sugerencia de diálogo, ustedes decían que lo único que se discute es la rendición y de que no cabe hablar entre enemigos, que se discute solamente la rendición. ¿Por qué en ese tiempo ustedes estaban avanzando y creciendo? Ahora que las suertes han cambiado, ¿no cree usted que pueden tomarles la palabra de lo que ustedes dijeron en los ochenta: que lo único que se discute es la rendición?
Siguiendo esa lógica, se puede pensar así, pero los contextos histórico-políticos no son los mismos de esos tiempos a los de hoy. Y si la suerte no nos acompaña, y si el Estado se resiste en dialogar contra esta salida, estamos dispuestos a inmolarnos si es preciso en aras de no renunciar a nuestros principios.Y si lo último que puede pasarme, como dijo monseñor Bambarén, es morir, no le temo a la muerte. Creo que hice lo que tengo que hacer. Lo último que me queda por hacer es la última obra y con eso habré concretado mi misión.
¿TREGUA, TRETA O TRATO?
-En el caso que usted llevara a cabo negociaciones directas bajo el pedido o la orden de Abimael Guzmán, ¿usted estaría en condiciones, en caso de deponer las armas, de garantizar por parte de usted y de toda la gente que lo sigue paz perpetua; o lo que usted está pensando es [solo] en una tregua?
Una paz perdurable, lógicamente. No podemos hablar a medias tintas. Estamos hablando acá en un contexto a largo plazo. La historia no se mide por años sino por décadas. Los procesos revolucionarios de igual manera.
-Pero ¿usted sigue creyendo que la violencia es la única salida a la lucha de clases?
Por principio nosotros somos marxistas. Pensamos que es la única forma de poder cambiar un sistema capitalista por un sistema socialista. Pero en estos momentos eso no es posible. Y si no es posible, lo que corresponde en este momento es terminar lo que comenzó ayer.
-¿Y “este momento” cuánto significa en tiempo?
En cuestiones de política, de lucha de clases, no se puede jugar a adivino. Pero entiendo yo que eso tiene para rato.
-El marxismo es predictivo. Y una de las cosas que predice es precisamente, en la interpretación radical, una lucha de clases perpetua.
Por supuesto [que] la lucha de clases va a seguir. La lucha política va a seguir. El hecho es que termina la guerra, pero la lucha política continúa. Nosotros nos avocaremos a seguir la lucha política sin armas, el trabajo político organizativo como organización del partido Comunista del Perú. No vamos a tirarnos a dormir, lógicamente.
-O sea, ustedes no estarían dispuestos solamente a no entregar las armas, sino [tampoco] a desmantelar el partido, es decir a renunciar al partido?
No, no, no. Nosotros pensamos que el Estado debe considerar la actividad política del Partido Comunista del Perú. En este momento no plantea, y eso se puede constatar en los hechos, que no vamos a blandir las armas, no vamos a cometer ningún acto en contra de la integridad de la Nación, del Estado, nos vamos a dedicar a hacer trabajo político, actividad política que es un derecho… que debe considerarnos el Estado, y a mantener los principios que tenemos.
-¿Dentro de los términos de la democracia burguesa que antaño denostaban tanto?
Bueno, esa es la situación, esa es la tendencia política que tenemos como nación, como peruanos, tenemos que aceptarla…
-¿Incluso estarían dispuestos a hacer listas para la representación en el Congreso?
Mire, yo pienso que esto objetivamente, la tendencia política lleva a que el Partido Comunista no participe directamente pero sí pueden haber movimientos políticos colindantes…
-Generados.
Generados, legalmente constituidos, que tengan derecho de participar como en los tiempos de Lenin, a participar en el Parlamento, luchar por ejemplo por una nueva Constitución, en la defensa de los derechos fundamentales y del pueblo, creo que eso es nuestro legítimo derecho, no hay nada subversivo allí, no hay que atente contra el Estado o contra la democracia burguesa.
-¿Usted se ve a sí mismo participando en ese tipo de acciones?
No creo.
VIDA CIVIL
-¿Qué haría usted [si se logra deponer] las armas?
Yo soy político, me dedicaría a hacer trabajo político, a hacer trabajo campesino, estudiaría algo de agronomía, algo que me sirva de acuerdo a la realidad actuante. O no sé, uno no puede adelantarse a qué hará mañana.
-Usted lleva tantos años alzado en armas, ¿cree que tendría una posibilidad de volver a la vida civil?
Creo que sí, pero las garantías siempre estarán en cuestión, qué pasó con el comandante Cero y con otros, todos sabemos cómo terminaron.
-¿Usted no cree mucho, entonces, en sus posibilidades de vivir una vida normal de darse una amnistía?
Objetivamente no lo creo.
-Y, como ha dicho, si usted recibe la indicación o la orden [de Abimael Guzmán], ¿estaría dispuesto a entregarse?
Por supuesto, yo tengo que sujetarme al mandato de mi partido y a la necesidad política de la Patria. Si debo inmolarme yo lo hago, no tengo ningún inconveniente. Yo soy peruano de nacimiento, soy patriota, y estoy dispuesto a pelear en esta y en cualquier otra guerra en defensa de la patria, por la democracia, por el Perú, por los peruanos. Yo nací en el Ejército, allí fue mi inicio como hombre, estoy aquí en otro ejército, del lado del pueblo, pero igual soy patriota. Hay muchos que dicen ser patriotas pero son tan apátridas que no merecen ser patriotas, yo sí lo creo.
GUSTAVO GORRITI Y ROMINA MELLA: IDL-Reporteros
Fuente: http://diario16.pe/noticia/12439-artemio-reconoce-la-derrota-de-sl
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