El consumo de alimentos se retribuye con donaciones voluntarias o mano de obra en la cocina
LUIS PACORA
Lo primero que se piensa es si algo así es posible, viable y, sobre todo, sostenible. Hace siete años, un ingeniero de sistemas de la India llegó al Perú con la sola intención de visitar esa ciudad milenaria de la que había escuchado hablar tanto tiempo. Había renunciado ya a un importante puesto en una de las más grandes multinacionales, impulsado por la necesidad de buscar un sentido más propio a su vida.
Sea por intuición o por destino, Samir Sharma, llegó al Cusco y se enamoró. Este amor, como son los verdaderos y trascendentales, lo hizo apreciar la ciudad, su gente, su historia, sus costumbres, su energía. Pero también lo llevó más allá de la postal turística. A pocos minutos de la ciudad, otro rostro de Cusco se presentó ante él. Uno con la cara sucia, los pies desnudos, el cabello desordenado, pero la mirada limpia y vivaz como los ríos que surcan la cordillera.
Entonces supo que aquí había algo por hacer. Al año siguiente sus padres acordaron su matrimonio (costumbre típica de su cultura) y Samir no tuvo mejor idea que mudarse junto a su esposa Navita, a las cumbres del reino de los Incas. Para el 2007, ya con su primera hija en brazos, decidieron abrir un restaurante de comida india llamado Maikhana, el cual se ubica a media cuadra de la Plaza de Armas. A pesar de su ubicación, la comida aquí se sirve como buffet, a un precio cómodo para el estándar de la ciudad y con opciones tanto para vegetarianos como para los que no lo son.
ORIGEN ESPIRITUAL
En la filosofía oriental existe un concepto llamado Karma o Ley de Retribución, según el cual, las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal, asumiendo las consecuencias derivadas del mismo. El éxito que tuvo el restaurante, animó a Samir a retribuir esta bondad, llevando comida a quienes más lo necesitan. Fue aquí que, finalmente, encontró ese sentido de existencia que tanto buscaba. Ver sonreír a un grupo de niños, mientras devoraban con fruición sus porciones de comida, fue la imagen que lo llevó hacia un nuevo proyecto.
Esta vez, ya no solo regalaría comida en pueblos alejados, una o dos veces al año. La comida sería gratis todos los días del calendario. Para ello echó mano de las ganancias generadas por su restaurante, alquiló un local a tres cuadras de la Plaza de Armas y dio vida a lo que desde hace más de un mes, es el primer restaurante gratuito del país.
OM, mantra usado por las religiones de Oriente para invocar la unión entre el mundo físico y el espiritual, es el nombre que lleva este proyecto gastronómico que funciona en base a un sistema de trabajo compartido, en el cual se retribuye el consumo de los alimentos, con donaciones monetarias o mano de obra en la cocina. Los platos que se ofrecen priorizan una base alimenticia constitutiva, es decir, comida que nutra y no solo que encandile nuestro paladar.
La creciente afluencia de público y de personas interesadas en apoyar el proyecto, hizo que Samir estableciera un programa de distribución de comida gratuita dos días por semana, en distintos poblados del interior de Cusco. Su preocupación es la alimentación de los niños, quienes sufren con más gravedad las consecuencias de la pobreza. La moneda que se recibe a cambio es la satisfacción o como me dijo Haylee McGlashan, una turista australiana que llegó por unos días y decidió quedarse un año para apoyar este proyecto: “Esta no es una organización grande ni fundada por alguien importante, son solo dos personas que quieren ayudar y dar una contribución al mundo”. Todos son bienvenidos.
¿A DÓNDE IR?
Calle Sapphy 661, Cusco. maikhana@gmail.com
Lo primero que se piensa es si algo así es posible, viable y, sobre todo, sostenible. Hace siete años, un ingeniero de sistemas de la India llegó al Perú con la sola intención de visitar esa ciudad milenaria de la que había escuchado hablar tanto tiempo. Había renunciado ya a un importante puesto en una de las más grandes multinacionales, impulsado por la necesidad de buscar un sentido más propio a su vida.
Sea por intuición o por destino, Samir Sharma, llegó al Cusco y se enamoró. Este amor, como son los verdaderos y trascendentales, lo hizo apreciar la ciudad, su gente, su historia, sus costumbres, su energía. Pero también lo llevó más allá de la postal turística. A pocos minutos de la ciudad, otro rostro de Cusco se presentó ante él. Uno con la cara sucia, los pies desnudos, el cabello desordenado, pero la mirada limpia y vivaz como los ríos que surcan la cordillera.
Entonces supo que aquí había algo por hacer. Al año siguiente sus padres acordaron su matrimonio (costumbre típica de su cultura) y Samir no tuvo mejor idea que mudarse junto a su esposa Navita, a las cumbres del reino de los Incas. Para el 2007, ya con su primera hija en brazos, decidieron abrir un restaurante de comida india llamado Maikhana, el cual se ubica a media cuadra de la Plaza de Armas. A pesar de su ubicación, la comida aquí se sirve como buffet, a un precio cómodo para el estándar de la ciudad y con opciones tanto para vegetarianos como para los que no lo son.
ORIGEN ESPIRITUAL
En la filosofía oriental existe un concepto llamado Karma o Ley de Retribución, según el cual, las personas tienen la libertad para elegir entre hacer el bien y el mal, asumiendo las consecuencias derivadas del mismo. El éxito que tuvo el restaurante, animó a Samir a retribuir esta bondad, llevando comida a quienes más lo necesitan. Fue aquí que, finalmente, encontró ese sentido de existencia que tanto buscaba. Ver sonreír a un grupo de niños, mientras devoraban con fruición sus porciones de comida, fue la imagen que lo llevó hacia un nuevo proyecto.
Esta vez, ya no solo regalaría comida en pueblos alejados, una o dos veces al año. La comida sería gratis todos los días del calendario. Para ello echó mano de las ganancias generadas por su restaurante, alquiló un local a tres cuadras de la Plaza de Armas y dio vida a lo que desde hace más de un mes, es el primer restaurante gratuito del país.
OM, mantra usado por las religiones de Oriente para invocar la unión entre el mundo físico y el espiritual, es el nombre que lleva este proyecto gastronómico que funciona en base a un sistema de trabajo compartido, en el cual se retribuye el consumo de los alimentos, con donaciones monetarias o mano de obra en la cocina. Los platos que se ofrecen priorizan una base alimenticia constitutiva, es decir, comida que nutra y no solo que encandile nuestro paladar.
La creciente afluencia de público y de personas interesadas en apoyar el proyecto, hizo que Samir estableciera un programa de distribución de comida gratuita dos días por semana, en distintos poblados del interior de Cusco. Su preocupación es la alimentación de los niños, quienes sufren con más gravedad las consecuencias de la pobreza. La moneda que se recibe a cambio es la satisfacción o como me dijo Haylee McGlashan, una turista australiana que llegó por unos días y decidió quedarse un año para apoyar este proyecto: “Esta no es una organización grande ni fundada por alguien importante, son solo dos personas que quieren ayudar y dar una contribución al mundo”. Todos son bienvenidos.
¿A DÓNDE IR?
Calle Sapphy 661, Cusco. maikhana@gmail.com
Fuente: http://elcomercio.pe/gastronomia/1352959/noticia-video-cusco-se-encuentra-primer-restaurante-gratuito-peru
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