Diez ministros de derecha, vinculados al orden público y las inversiones, cinco técnicos “progresistas” y dos congresistas nacionalistas.
Si la gracia del Gabinete Lerner era la presencia de diversas personalidades fuertes, con orientaciones ideológicas disímiles, que el primer ministro tenía que concertar con la habilidad de un San Martín de Porres de origen hebreo, donde la lentitud y prudencia de las decisiones se justificaba por la naturaleza de la tarea encargada; el nuevo equipo que preside el comandante Oscar Valdés da la impresión de ser todo lo contrario.
No obstante el hecho de que sobreviven otros ocho ministros del grupo anterior (41%), lo que se evidencia es que a partir de ahora la confianza presidencial estará puesta mucho más en el carácter ejecutivo de la PCM y no en sus dotes de concertista. Cualquiera mira la nueva lista de juramentados y concluye que estamos ante figuras menos conocidas, anodinas o de bajo perfil, según quiera verse. Tal vez la excepción sea Rafael Roncagliolo en Relaciones Exteriores, pero ni por el cargo, ni por la personalidad se espera una excesivo protagonismo.
En el Gabinete Valdés permanece el núcleo duro de derecha que venía de la gestión previa, integrado por Luis Miguel Castilla, Carlos Paredes, René Cornejo, al lado de Oscar Valdez, con la baja de Carlos Herrera Descalzi que se fue por sus propias torpezas, y que será reemplazado por otro “duro neoliberal”, el exfuncionario de Proinversión Jorge Merino Tafur.
El brazo del MEF además avanza de su primera conquista que fue colocar a Carolina Trivelli en el Ministerio de Inclusión Social (MIDIS), que permanece, a ocupar nada menos que...
el despacho de Trabajo, donde Rudecindo Vega había hecho algunos acercamientos a las organizaciones sindicales. Ahora el ministro será un tecnócrata más de la gente de Castilla, una de cuyas mejores gracias fue oponerse hace algunas semanas a una propuesta de mejora de las remuneraciones de las Fuerzas Armadas y la Policía, y que con seguridad será un duro obstáculo para cumplir con el segundo tramo del compromiso para aumentar el salario mínimo vital. El nombre del personaje es José Villena, y tiene un largo recorrido en Economía y Finanzas con varios gobiernos y siempre en la línea dura del ajuste salarial.
Del nuevo ministro de Defensa, se puede concluir que es casi un alter ego del premier Valdés del que hizo de viceministro y al que acompañó en la famosa negociación en Cajamarca que concluyó en el estado de emergencia, reunión en la que era el enlace con el Presidente que le pasaba los encargos para el titular del Interior y no para el premier Lerner. Fue Alberto Otárola el que anunció el fracaso de las negociaciones y el nuevo momento represivo que se abría. Ahora es el ministro civil del sector Defensa, pero evidentemente con una fuerte conexión con los dos comandantes que encabezan actualmente el gobierno. En cuanto al ministro del Interior, Daniel Lozada Casapía, es otro que sale del Ministerio del Interior de Valdés, donde era jefe del gabinete de Asesores.
Puede decirse que lo que se ha configurado son dos subgrupos dentro de lo que genéricamente se podría definir como la derecha ministerial: el subgrupo Castilla, centrado en lo económico y extendido hacia lo social y laboral (Economía, energía y Minas, Vivienda, Transportes, Inclusión Social y Trabajo); y el subgrupo Valdez, o el grupo de orden, posicionado en la PCM. Defensa e Interior. Un total de nueve ministros a lo que se podría agregar al ministro de salud, el repitente Alberto Tejada.
Los demásA estos ministros se añade un paquete más amplio y difuso de técnicos “”progres” o más o menos progresistas, que han cumplido tareas en organismos internacionales y en la gestión pública y privada. Son los casos de Manuel Pulgar Vidal (nuevo ministro de Ambiente), presidente en funciones de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental, abogado de profesión y especializado en legislación sobre medio ambiente; Luis Ginocchio (ministro de Agricultura), administrador de empresas, piurano, antiguo funcionario de la Coca Cola en México, especialista en temas de agricultura moderna y agroindustria, viene de trabajar con la cooperación alemana (GIZ). También en Justicia, pasa a la condición de ministro el exviceministro de la gestión de Francisco Eguiguren, Juan Jiménez, que según las referencias mantendrá las líneas maestras de su antecesor. En cultura ingresa Luis Peirano, director de teatro, exdecano de Comunicaciones de la Universidad Católica y exdirector de DESCO, con fuertes lazos con ambas instituciones. Y en Educación queda Patricia Salas de cuidado perfil bajo y esmerada labor y un inubicable ideológicamente ministro de Comercio Exterior, el también repitente Luis Silva Matinotti.
Finalmente, en los puestos de ministros de la Mujer y de la Producción han sido colocados dos congresistas nacionalistas, lo que representa una verdadera novedad política. Una es la representante por Ica, Ana Jara, quien es integrante de las alas conservadoras de la Iglesia Evangélica, que ayer mismo celebraban en las redes sociales la salida de Aída García Naranjo como si hubieran alejado algún demonio, y anunciaban una rectificación de las políticas sobre mujer y derechos reproductivos. A su vez en Producción ingresa el ayacuchano José Urquizo, cuya experiencia en el período parlamentario 2006-2011, lo ligó a temas de Inteligencia y Defensa, y que sorprendentemente se convirtió en el sustituto de Kurt Burneo, uno de los exministros más maltratados del régimen al que alguna vez se voceó para premier, luego para Economía, más tarde le prometieron Inclusión Social como cartera balance al MEF y finalmente le quitaron hasta el premio consuelo de Producción, que retuvo por cuatro meses y unos días.
Raúl Wiener
Fuente: http://www.diariolaprimeraperu.com/online/politica/gabinete-a-la-derecha-con-algunos-tecnicos-progresistas_101035.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.