Arzobispo de Lima pide salir de pugnas ideológicas y dice comprender los viajes de terroristas extranjeros
DIANA SEMINARIO MARÓN
Hoy es Navidad y, según el papa Benedicto XVI, se ha perdido el sentido del nacimiento de Jesús.
Nos hemos olvidado del asombro, de la fascinación, de la sorpresa. Esas riquezas se han achatado por una excesiva preocupación por las cosas materiales. El Papa nos dice que el hombre actual ha perdido esa riqueza espiritual.
La gente es más solidaria en estas fechas, pero hay un clima de crispación por terroristas que han dejado el país. ¿Cree que esto reabre heridas?
Es un tema complejo. Deben respetarse los procesos legales y preguntarse: ¿Tiene la sociedad peruana la capacidad de sobreponerse a la herida del terrorismo o todavía no? Si la respuesta es aún no, sigamos peleando. Si ya debemos dar pasos, estos deben ser magnánimos. En el caso de la señora [Lori] Berenson, ha tenido una fuerte condena que en buena parte ya ha cumplido. Debe haber alguna manera en la que tengan una acogida de sus padres y sus parientes.
Usted ha declarado que Berenson quiere, que se quede en su país.
Sí, pero cuidando las formas legales. Estados Unidos puede decir: “Nosotros nos encargamos de que esta señora tenga un comportamiento y una actitud que no lesionen los deberes que tiene con la justicia peruana”. Igual puede hacer Chile [caso de Lautaro Mellado].
¿No cree que estas personas le deben al país unas disculpas?
La reconciliación será más...
fácil cuando sepamos usar un lenguaje y unos gestos que permitan a todos sentirse más serenos. Pero es importante preguntarnos si estamos preparados para dar ese paso.
¿Qué tendríamos que hacer?
Tener la capacidad de dar el perdón y de acoger el perdón. Mucha gente dice: “Yo te perdono”. Pero hay quien no quiere recibir el perdón. Veo mucho odio, mucha venganza y resentimientos. Ante gestos de reconciliación, hay rechazo.
Me pongo en el caso de quienes no tienen a su familia por el terrorismo y ahora ven a los del MRTA reunirse con su familia en Navidad.
Quienes han pasado por ese dolor tienen la capacidad de aceptar y ya acogieron el dolor y tienen más facilidad para perdonar. Un grupo más bien cercano al terrorismo no tiene esa actitud y sigue reclamando violencia en un desafío al Estado de derecho. Es la ideología del resentimiento la que no admite que nadie pueda ser acogido de otra manera que no sea con violencia. Hay una ideología marxista que no quiere pasar la página. Lo veo ahora y lo vi en la residencia del embajador de Japón y en Ayacucho.
A propósito de la residencia del embajador de Japón, son del MRTA los que han viajado. Usted estuvo cerca de Néstor Cerpa y su esposa, Nancy Gilvonio, pide salir del país.
No puedo dejar de recordar el dolor, la soledad y la dificultad que suponía para esos niños en el 97 la ausencia de su madre. Si se ha cumplido gran parte de su castigo, ojalá que por su bien esa familia pueda unirse. No puedo aislar el sentimiento de justicia del sentimiento familiar. Este momento puede ayudar a los hijos y a ella a reconocer sus errores y cambiar su modo de pensar. La reconciliación no ha de ser solo política o jurídica sino espiritual, moral, superior. Cómo puede decirse que para dar el indulto humanitario a una persona debe verificarse si está a tres minutos de la muerte. Ese no es lenguaje cristiano. No podemos estar rebuscando en los odios interiores para enfocar lo del indulto.
Monseñor Luis Bambarén ha dicho que Alberto Fujimori no es el único preso enfermo.
Si la sociedad quiere de manera sana incorporar un tema como el indulto de un ex presidente, no puede utilizar un lenguaje que tiene un aire de cinismo. El ojo por ojo y diente por diente no es cristiano. Estoy hablando de una superación por elevación de lo que es perdón, acogida, y entiendo que no me entiendan.
Y quizás no lo entiendan. ¿Habla usted como un sacerdote que podría abogar por Fujimori o por Víctor Polay?
...O por otros presos, porque estoy hablando de situaciones muy concretas. No podemos comparar -humanamente sí-, pero políticamente hay una diferencia abismal entre Víctor Polay, Abimael [Guzmán] y Fujimori.
Pero todos merecen el mismo trato humano, ¿no?
Si una sociedad está preparada para dar unos pasos, reacciona de un modo, y si no, reacciona de otro. En este momento creo que se van dando unos pasos. Es muy fácil descalificar la opinión de una persona sabiendo que la sacas del ámbito espiritual poniéndola en el ámbito político.
Su opinión es espiritual y política.
Netamente espiritual sobre un hecho político. Cómo no voy a hablar de una situación que influye mucho en la vida de un país.
Usted representa a los católicos y muchos discrepan en lo del indulto, pues consideran que Fujimori hizo mucho daño. ¿Cómo conciliar esas posiciones?
Si hay personas que siguen teniendo resentimiento y odio, no hay respuesta que los calme.
La ministra de la Mujer fue criticada tras decir que está contra la píldora del día siguiente.
La ministra, haciendo uso de su libertad, ha opinado en defensa de una situación jurídica. La Constitución respeta la concepción desde el primer instante y el Tribunal Constitucional ha fallado en el sentido de que no hay suficientes motivos para decir que la píldora no es abortiva. Ella se ciñe a la jurisprudencia y la descalifican queriéndola encasillar en un campo religioso. Estamos otra vez ante un grupo que se apropia de valores como la tolerancia, la inclusión, y los que no estamos en su grupo no podemos opinar.
Está de moda rechazar a la Iglesia y a Dios y cuando la Iglesia alza la voz, se recuerda a los sacerdotes abusadores. ¿Qué respuesta hay?
Si solo se va a calificar de bueno lo que dice la mayoría y se va a premiar lo que tiene buena imagen, estamos renunciando a ser gente pensante y con temor de que me vayan a decir católico, evangélico o islámico. El sí es sí y el no es no. No hay que ser agresivos ni intolerantes, pero tenemos que tener principios no negociables. Cuando se habla de este asunto de los sacerdotes, es una cosa que debe ser condenada y poner todos los medios para impedirlo, pero no se va a tolerar que se diga que todos los sacerdotes son unos sinvergüenzas ni que se usen lugares comunes para que tiemblen los espíritus tímidos y se callen. Yo no soy un espíritu tímido y no me callo.
¿Qué les dice a quienes lo llaman confrontacional? Incluso hubo quien sugirió que lo lleven a Roma pues en vez de abonar a la reconciliación, divide.
Esa Roma de la que él habla se escribe con M, no me está enviando a Roma sino a otro sitio. Que no sea cínico porque Roma es el premio del Papa a la gente que llama a colaborar. Es un problema de quienes quieren ser únicos dueños del escenario. Todos tenemos espacio y yo no tengo que ser un color gris que se puede poner en todos los cuadros. De repente tengo un color fuerte, pero no acepto ni aceptaré que me descarten. Son grupitos a los que les da cólera que tenga un liderazgo, que no he buscado, pues un líder trataría de estar bien con todos.
Según usted, el deporte lo hizo picón.
No es un problema de piconería, sino que en los diálogos y confrontaciones hay que exponer ideas, no insultos. Quienes no quieran entender la reconciliación ni la vigencia de un espíritu religioso en la vida pública que me contesten racionalmente para establecer una polémica alturada.
¿Qué esperanza hay para el 2012?
Hay que salir de pugnas ideológicas. Si dejamos de lado estas ideologías, lograremos que el Perú sea un lugar muy bueno. Algunos sectores se aprovechan de querer estar jaloneando al presidente [Ollanta Humala] para traerlo más a un lado o al otro.
Pero dicen que el presidente se ha ido a la derecha.
Hay que procurar más inversión, empleo, respeto por la familia y la vida, y eso supone articulación de los programas sociales con eficiencia y firmeza de quien lidera el país. Veo con esperanza los próximos meses. Veo grupos pequeños que se incorporaron al gobierno y en pocos meses fueron separados. Vemos ex presidentes como [Alejandro] Toledo que confunden con sus opiniones. Hay que tener el timón firme en lo que es desarrollo e incorporar más gente a ese desarrollo. Hay agendas particulares que generan problemas para el desarrollo del país. Hay que saber mirar por encima del bosque y no dejarse atrapar por las piedras constantes que están metiendo en el camino. Para eso hace falta una gran concertación pero no con cupos. El presidente está haciendo un gran esfuerzo por caminar en armonía, pero parece querer estar equidistante de todos para ser acogido por todos y eso lleva a un aislamiento. Debe compenetrarse con los sectores del país sin distinciones.
¿El Perú puede darse una tregua?
Quiero pensar que el 2012 será de esperanza, optimismo, no solo tregua. Aceptemos el desafío de la verdad y la libertad. Hay que ser rebeldemente libres. La religión es una gran rebeldía del que no quiere ser tratado como una bestia.
¿Recibe sueldo de ministro?
Como cardenal recibo S/.1.400, lo que obedece a unas obligaciones del Estado frente a la Iglesia asumidas en la guerra y en incautaciones que se le hizo. Quiero que de una vez por todas quede claro que así como nunca dije que los derechos humanos son una cojudez, tampoco en mi oficina en Ayacucho existió un cartel que dijera que no se aceptan quejas de derechos humanos. Un arzobispo recibe S/.800 y un obispo S/.600. Que de una vez se diga la verdad.
¿Cómo es su relación con el presidente?
Creo que tiene temor de acercarse para no ser tildado de conservador. Las personas tienen que tener una seguridad y una convicción personal que no te den temor.
¿Qué mensaje navideño deja?
Que sepan que Dios nos quiere como somos. Que ese niño viene a decirnos: “Te quiero porque te quiero no porque seas bueno, o malo o regular. Tengo la opción de querer a todo ser humano y por eso he venido a la tierra y permanezco en la tierra” y eso me llena de esperanza.
Hoy es Navidad y, según el papa Benedicto XVI, se ha perdido el sentido del nacimiento de Jesús.
Nos hemos olvidado del asombro, de la fascinación, de la sorpresa. Esas riquezas se han achatado por una excesiva preocupación por las cosas materiales. El Papa nos dice que el hombre actual ha perdido esa riqueza espiritual.
La gente es más solidaria en estas fechas, pero hay un clima de crispación por terroristas que han dejado el país. ¿Cree que esto reabre heridas?
Es un tema complejo. Deben respetarse los procesos legales y preguntarse: ¿Tiene la sociedad peruana la capacidad de sobreponerse a la herida del terrorismo o todavía no? Si la respuesta es aún no, sigamos peleando. Si ya debemos dar pasos, estos deben ser magnánimos. En el caso de la señora [Lori] Berenson, ha tenido una fuerte condena que en buena parte ya ha cumplido. Debe haber alguna manera en la que tengan una acogida de sus padres y sus parientes.
Usted ha declarado que Berenson quiere, que se quede en su país.
Sí, pero cuidando las formas legales. Estados Unidos puede decir: “Nosotros nos encargamos de que esta señora tenga un comportamiento y una actitud que no lesionen los deberes que tiene con la justicia peruana”. Igual puede hacer Chile [caso de Lautaro Mellado].
¿No cree que estas personas le deben al país unas disculpas?
La reconciliación será más...
fácil cuando sepamos usar un lenguaje y unos gestos que permitan a todos sentirse más serenos. Pero es importante preguntarnos si estamos preparados para dar ese paso.
¿Qué tendríamos que hacer?
Tener la capacidad de dar el perdón y de acoger el perdón. Mucha gente dice: “Yo te perdono”. Pero hay quien no quiere recibir el perdón. Veo mucho odio, mucha venganza y resentimientos. Ante gestos de reconciliación, hay rechazo.
Me pongo en el caso de quienes no tienen a su familia por el terrorismo y ahora ven a los del MRTA reunirse con su familia en Navidad.
Quienes han pasado por ese dolor tienen la capacidad de aceptar y ya acogieron el dolor y tienen más facilidad para perdonar. Un grupo más bien cercano al terrorismo no tiene esa actitud y sigue reclamando violencia en un desafío al Estado de derecho. Es la ideología del resentimiento la que no admite que nadie pueda ser acogido de otra manera que no sea con violencia. Hay una ideología marxista que no quiere pasar la página. Lo veo ahora y lo vi en la residencia del embajador de Japón y en Ayacucho.
A propósito de la residencia del embajador de Japón, son del MRTA los que han viajado. Usted estuvo cerca de Néstor Cerpa y su esposa, Nancy Gilvonio, pide salir del país.
No puedo dejar de recordar el dolor, la soledad y la dificultad que suponía para esos niños en el 97 la ausencia de su madre. Si se ha cumplido gran parte de su castigo, ojalá que por su bien esa familia pueda unirse. No puedo aislar el sentimiento de justicia del sentimiento familiar. Este momento puede ayudar a los hijos y a ella a reconocer sus errores y cambiar su modo de pensar. La reconciliación no ha de ser solo política o jurídica sino espiritual, moral, superior. Cómo puede decirse que para dar el indulto humanitario a una persona debe verificarse si está a tres minutos de la muerte. Ese no es lenguaje cristiano. No podemos estar rebuscando en los odios interiores para enfocar lo del indulto.
Monseñor Luis Bambarén ha dicho que Alberto Fujimori no es el único preso enfermo.
Si la sociedad quiere de manera sana incorporar un tema como el indulto de un ex presidente, no puede utilizar un lenguaje que tiene un aire de cinismo. El ojo por ojo y diente por diente no es cristiano. Estoy hablando de una superación por elevación de lo que es perdón, acogida, y entiendo que no me entiendan.
Y quizás no lo entiendan. ¿Habla usted como un sacerdote que podría abogar por Fujimori o por Víctor Polay?
...O por otros presos, porque estoy hablando de situaciones muy concretas. No podemos comparar -humanamente sí-, pero políticamente hay una diferencia abismal entre Víctor Polay, Abimael [Guzmán] y Fujimori.
Pero todos merecen el mismo trato humano, ¿no?
Si una sociedad está preparada para dar unos pasos, reacciona de un modo, y si no, reacciona de otro. En este momento creo que se van dando unos pasos. Es muy fácil descalificar la opinión de una persona sabiendo que la sacas del ámbito espiritual poniéndola en el ámbito político.
Su opinión es espiritual y política.
Netamente espiritual sobre un hecho político. Cómo no voy a hablar de una situación que influye mucho en la vida de un país.
Usted representa a los católicos y muchos discrepan en lo del indulto, pues consideran que Fujimori hizo mucho daño. ¿Cómo conciliar esas posiciones?
Si hay personas que siguen teniendo resentimiento y odio, no hay respuesta que los calme.
La ministra de la Mujer fue criticada tras decir que está contra la píldora del día siguiente.
La ministra, haciendo uso de su libertad, ha opinado en defensa de una situación jurídica. La Constitución respeta la concepción desde el primer instante y el Tribunal Constitucional ha fallado en el sentido de que no hay suficientes motivos para decir que la píldora no es abortiva. Ella se ciñe a la jurisprudencia y la descalifican queriéndola encasillar en un campo religioso. Estamos otra vez ante un grupo que se apropia de valores como la tolerancia, la inclusión, y los que no estamos en su grupo no podemos opinar.
Está de moda rechazar a la Iglesia y a Dios y cuando la Iglesia alza la voz, se recuerda a los sacerdotes abusadores. ¿Qué respuesta hay?
Si solo se va a calificar de bueno lo que dice la mayoría y se va a premiar lo que tiene buena imagen, estamos renunciando a ser gente pensante y con temor de que me vayan a decir católico, evangélico o islámico. El sí es sí y el no es no. No hay que ser agresivos ni intolerantes, pero tenemos que tener principios no negociables. Cuando se habla de este asunto de los sacerdotes, es una cosa que debe ser condenada y poner todos los medios para impedirlo, pero no se va a tolerar que se diga que todos los sacerdotes son unos sinvergüenzas ni que se usen lugares comunes para que tiemblen los espíritus tímidos y se callen. Yo no soy un espíritu tímido y no me callo.
¿Qué les dice a quienes lo llaman confrontacional? Incluso hubo quien sugirió que lo lleven a Roma pues en vez de abonar a la reconciliación, divide.
Esa Roma de la que él habla se escribe con M, no me está enviando a Roma sino a otro sitio. Que no sea cínico porque Roma es el premio del Papa a la gente que llama a colaborar. Es un problema de quienes quieren ser únicos dueños del escenario. Todos tenemos espacio y yo no tengo que ser un color gris que se puede poner en todos los cuadros. De repente tengo un color fuerte, pero no acepto ni aceptaré que me descarten. Son grupitos a los que les da cólera que tenga un liderazgo, que no he buscado, pues un líder trataría de estar bien con todos.
Según usted, el deporte lo hizo picón.
No es un problema de piconería, sino que en los diálogos y confrontaciones hay que exponer ideas, no insultos. Quienes no quieran entender la reconciliación ni la vigencia de un espíritu religioso en la vida pública que me contesten racionalmente para establecer una polémica alturada.
¿Qué esperanza hay para el 2012?
Hay que salir de pugnas ideológicas. Si dejamos de lado estas ideologías, lograremos que el Perú sea un lugar muy bueno. Algunos sectores se aprovechan de querer estar jaloneando al presidente [Ollanta Humala] para traerlo más a un lado o al otro.
Pero dicen que el presidente se ha ido a la derecha.
Hay que procurar más inversión, empleo, respeto por la familia y la vida, y eso supone articulación de los programas sociales con eficiencia y firmeza de quien lidera el país. Veo con esperanza los próximos meses. Veo grupos pequeños que se incorporaron al gobierno y en pocos meses fueron separados. Vemos ex presidentes como [Alejandro] Toledo que confunden con sus opiniones. Hay que tener el timón firme en lo que es desarrollo e incorporar más gente a ese desarrollo. Hay agendas particulares que generan problemas para el desarrollo del país. Hay que saber mirar por encima del bosque y no dejarse atrapar por las piedras constantes que están metiendo en el camino. Para eso hace falta una gran concertación pero no con cupos. El presidente está haciendo un gran esfuerzo por caminar en armonía, pero parece querer estar equidistante de todos para ser acogido por todos y eso lleva a un aislamiento. Debe compenetrarse con los sectores del país sin distinciones.
¿El Perú puede darse una tregua?
Quiero pensar que el 2012 será de esperanza, optimismo, no solo tregua. Aceptemos el desafío de la verdad y la libertad. Hay que ser rebeldemente libres. La religión es una gran rebeldía del que no quiere ser tratado como una bestia.
¿Recibe sueldo de ministro?
Como cardenal recibo S/.1.400, lo que obedece a unas obligaciones del Estado frente a la Iglesia asumidas en la guerra y en incautaciones que se le hizo. Quiero que de una vez por todas quede claro que así como nunca dije que los derechos humanos son una cojudez, tampoco en mi oficina en Ayacucho existió un cartel que dijera que no se aceptan quejas de derechos humanos. Un arzobispo recibe S/.800 y un obispo S/.600. Que de una vez se diga la verdad.
¿Cómo es su relación con el presidente?
Creo que tiene temor de acercarse para no ser tildado de conservador. Las personas tienen que tener una seguridad y una convicción personal que no te den temor.
¿Qué mensaje navideño deja?
Que sepan que Dios nos quiere como somos. Que ese niño viene a decirnos: “Te quiero porque te quiero no porque seas bueno, o malo o regular. Tengo la opción de querer a todo ser humano y por eso he venido a la tierra y permanezco en la tierra” y eso me llena de esperanza.
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