"Cuando me casé, el cura dijo que estaríamos juntos hasta que
la muerte nos separara", dice Soledad, una joven proveniente de una
zona rural del occidente de El Salvador.
"Y me di cuenta de que así sería, porque antes o después mi marido acabaría matándome a golpes", cuenta.
Otras mujeres la escuchan, reunidas en un grupo de apoyo contra la violencia.
Ella se enfrentó a...
su esposo, denunció el maltrato y se volvió a casar (ahora con un hombre que prepara tortillas mientras ella cocina huevos rotos o fritos).
Pero no todas corren la misma suerte.
El Salvador es el país con más asesinatos de mujeres del mundo -o feminicidios, como se les conoce en varios países de la región-, según varias organizaciones internacionales.
Un estudio de Small Arms Survey, un grupo no gubernamental con sede en Suiza, coloca la tasa de muertes en 12 por cada 100.000 habitantes; otro informe del Instituto Sangari de Brasil lo ubica también en primer lugar con más de 10.
Son varios los factores que provocan que en El Salvador se haya creado la tormenta perfecta para la violencia contra la mujer.
"Estamos en un triángulo geográfico, con Honduras y Guatemala, donde hay crimen organizado, tráfico de personas y de drogas", le dice a BBC Mundo Silvia Juárez, de la organización Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).
Además, está el factor histórico: durante los años de la Guerra Civil (1980-1992), las mujeres salvadoreñas fueron utilizadas casi como un arma contra el enemigo, violadas y torturadas.
Pero sobre todo, alertan los defensores de Derechos Humanos, están las bandas callejeras.
"El aumento en la muerte violenta de mujeres en
los últimos años coincide con el ingreso de estas a las pandillas", le
dice a BBC Mundo David Munguía, ministro de Justicia y Seguridad
Pública.
"La mayor parte de las muertes de mujeres tiene relación con esos grupos, donde la infidelidad se paga con la muerte", asegura.
Ello explica, según el gobierno salvadoreño, que la tregua acordada en marzo entre las dos principales bandas del país (Mara Salvatrucha y Barrio 18) haya dado lugar a un descenso notable en el número de asesinatos de mujeres.
231 muertas en los primeros siete meses de 2012, según la Policía Nacional Civil, 118 menos que en el mismo periodo del año anterior.
Pero, ¿qué diferencia el asesinato de una mujer
del resto de crímenes mortales que cada día se cometen en el segundo
país -después de Honduras (ONU)- con la mayor tasa de homicidios del
mundo (69 por cada 100.000 habitantes)?
"Un hombre le quita la vida al otro en una situación entre pares, uno le pega un tiro al otro y lo asesina", dice Silvia Juárez, quien coordina un programa de atención a la violencia contra las mujeres.
"En el caso de ellas hay toda una antesala al crimen. Hay violencia sexual, degradación y vejación del cuerpo", apunta.
"Los criminales que matan mujeres no se molestan en esconder su crimen, dejan los cuerpos en la calle para que todo el mundo vea lo que les ocurrió", asegura.
Son un mensaje de advertencia; un ejemplo de la impunidad con la que a menudo se cometen estos crímenes.
En el país existe desde hace siglos una tradición y cultura de marginación y maltrato a las mujeres, reconocen autoridades y activistas.
"Cuando vemos los perfiles de los agresores denunciados nos damos cuenta de que muchos también son profesionales con trabajo y nivel de estudios. La raíz es mucho más profunda", explica Juárez.
Si bien las cifras oficiales apuntan a que han
disminuido los feminicidios, todavía casi 25.000 mujeres en El Salvador
reportan cada año maltrato y violencia sexual, según el Observatorio de
la Violencia de Género, un plan de control puesto en marcha por Ormusa.
El Puerto de La Libertad, en la costa, es uno de los puntos negros para las mujeres del país.
Su clima suave y sus hoteles con vistas al mar lo convierten en un importante destino turístico, pero es también el lugar que encendió las alarmas de los grupos de derechos humanos dentro y fuera de El Salvador.
Unas 80 mujeres mueren cada año en La Libertad, que hasta hace poco era además un importante enclave para la trata de personas.
Por eso el gobierno decidió instalar aquí a finales de 2011 su primera unidad policial especializada en atender a las mujeres.
Y es en este mismo departamento, en la ciudad de Colón, donde se construyó la primera Ciudad Mujer, un centro de formación, atención médica y asesoramiento que ha despertado el interés de organizaciones internacionales como Naciones Unidas.
Pero el gran desafío, como reconocen las propias autoridades, será erradicar el machismo que todavía existe dentro de las instituciones.
"Lo que muchos compañeros discuten es que si es
la esposa, entonces tienen derecho a maltratarla, porque en la cultura
machista el hombre es dueño de la mujer", le dice a BBC Mundo Noemí
Cerritos, una de las agentes de la Policía Nacional Civil que trabaja en
la comisaría especializada del Puerto de La Libertad.
"Si llama una mujer y dice 'mi esposo me está maltratando' y hay un compañero que se ha quedado atrás en la mentalidad, y sigue siendo un machista, dice que no hay personal, no hay medios, no hay transporte...".
En los últimos dos años han entrado en vigor dos leyes por la igualdad y contra la violencia hacia las mujeres, destinadas también a cambiar la mentalidad de las estructuras del Estado.
Cada vez es más frecuente además escuchar al presidente, Mauricio Funes, hablar en sus programas radiales a la nación sobre las agresiones a mujeres.
Y la primera dama, Vanda Pignato, ha hecho del tema una de sus prioridades al frente de la Secretaria de Inclusión Social.
Recientemente un diputado fue acusado por su pareja y detenido por agresiones, antes de que pudiera salir del país alegando razones médicas.
El Congreso le retiró el fuero y su caso, todavía en los tribunales, escandalizó a la sociedad salvadoreña al salir a la luz en plena discusión parlamentaria sobre la violencia a las mujeres.
El testimonio de la demandante en los principales medios del país animó a otras a denunciar los golpes.
Una de ellas habló con BBC Mundo en un parque de San Salvador. Relató las agresiones de su esposo, proveniente de una reconocida familia de la capital, cuando el consumo de drogas y la violencia se convirtieron en rutina.
"Yo tenía miedo de que en una de esas entrase y atentase contra mi vida. Tuve que salirme de mi casa, me quitó todo, me ha echado de mi casa y me ha dejado sin nada", lamenta.
"Ahora me siento libre, siento que tengo un valor y una hija por la que tengo que luchar", asegura: "Tengo que luchar por mí... por mí".
Su historia es como la de otras miles de mujeres que durante décadas vivieron bajo la sombra amenazadora de su pareja.
Pero también, como la de muchas salvadoreñas que ya empiezan a plantar cara a su agresor.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/03/121102_femicidio_feminicidio_salvador.shtml
"Y me di cuenta de que así sería, porque antes o después mi marido acabaría matándome a golpes", cuenta.
Otras mujeres la escuchan, reunidas en un grupo de apoyo contra la violencia.
Ella se enfrentó a...
su esposo, denunció el maltrato y se volvió a casar (ahora con un hombre que prepara tortillas mientras ella cocina huevos rotos o fritos).
Pero no todas corren la misma suerte.
El Salvador es el país con más asesinatos de mujeres del mundo -o feminicidios, como se les conoce en varios países de la región-, según varias organizaciones internacionales.
Un estudio de Small Arms Survey, un grupo no gubernamental con sede en Suiza, coloca la tasa de muertes en 12 por cada 100.000 habitantes; otro informe del Instituto Sangari de Brasil lo ubica también en primer lugar con más de 10.
Son varios los factores que provocan que en El Salvador se haya creado la tormenta perfecta para la violencia contra la mujer.
"Estamos en un triángulo geográfico, con Honduras y Guatemala, donde hay crimen organizado, tráfico de personas y de drogas", le dice a BBC Mundo Silvia Juárez, de la organización Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).
Además, está el factor histórico: durante los años de la Guerra Civil (1980-1992), las mujeres salvadoreñas fueron utilizadas casi como un arma contra el enemigo, violadas y torturadas.
Víctimas de las pandillas
"La mayor parte de las muertes de mujeres tiene relación con esos grupos, donde la infidelidad se paga con la muerte", asegura.
Ello explica, según el gobierno salvadoreño, que la tregua acordada en marzo entre las dos principales bandas del país (Mara Salvatrucha y Barrio 18) haya dado lugar a un descenso notable en el número de asesinatos de mujeres.
231 muertas en los primeros siete meses de 2012, según la Policía Nacional Civil, 118 menos que en el mismo periodo del año anterior.
"En el caso de las mujeres hay toda una antesala al crimen. Hay violencia sexual, degradación y vejación del cuerpo. Los criminales dejan los cuerpos en la calle para que todo el mundo vea lo que les ocurrió"
Silvia Juárez, activista
"Un hombre le quita la vida al otro en una situación entre pares, uno le pega un tiro al otro y lo asesina", dice Silvia Juárez, quien coordina un programa de atención a la violencia contra las mujeres.
"En el caso de ellas hay toda una antesala al crimen. Hay violencia sexual, degradación y vejación del cuerpo", apunta.
"Los criminales que matan mujeres no se molestan en esconder su crimen, dejan los cuerpos en la calle para que todo el mundo vea lo que les ocurrió", asegura.
Son un mensaje de advertencia; un ejemplo de la impunidad con la que a menudo se cometen estos crímenes.
La Libertad
Sin embargo, no se trata sólo de una cuestión de pandillas.En el país existe desde hace siglos una tradición y cultura de marginación y maltrato a las mujeres, reconocen autoridades y activistas.
"Cuando vemos los perfiles de los agresores denunciados nos damos cuenta de que muchos también son profesionales con trabajo y nivel de estudios. La raíz es mucho más profunda", explica Juárez.
El Puerto de La Libertad, en la costa, es uno de los puntos negros para las mujeres del país.
Su clima suave y sus hoteles con vistas al mar lo convierten en un importante destino turístico, pero es también el lugar que encendió las alarmas de los grupos de derechos humanos dentro y fuera de El Salvador.
Unas 80 mujeres mueren cada año en La Libertad, que hasta hace poco era además un importante enclave para la trata de personas.
Por eso el gobierno decidió instalar aquí a finales de 2011 su primera unidad policial especializada en atender a las mujeres.
Y es en este mismo departamento, en la ciudad de Colón, donde se construyó la primera Ciudad Mujer, un centro de formación, atención médica y asesoramiento que ha despertado el interés de organizaciones internacionales como Naciones Unidas.
El dueño de la mujer
El objetivo es extender estas ciudades y unidades policiales por todo el país.Pero el gran desafío, como reconocen las propias autoridades, será erradicar el machismo que todavía existe dentro de las instituciones.
"Si llama una mujer y dice 'mi esposo me está maltratando' y hay un compañero que se ha quedado atrás en la mentalidad, y sigue siendo un machista, dice que no hay personal, no hay medios, no hay transporte...".
En los últimos dos años han entrado en vigor dos leyes por la igualdad y contra la violencia hacia las mujeres, destinadas también a cambiar la mentalidad de las estructuras del Estado.
Cada vez es más frecuente además escuchar al presidente, Mauricio Funes, hablar en sus programas radiales a la nación sobre las agresiones a mujeres.
Y la primera dama, Vanda Pignato, ha hecho del tema una de sus prioridades al frente de la Secretaria de Inclusión Social.
"Luchar por mí"
También se empieza a romper en El Salvador el tabú del maltrato a la mujer en los círculos de poder y clases altas.Recientemente un diputado fue acusado por su pareja y detenido por agresiones, antes de que pudiera salir del país alegando razones médicas.
El Congreso le retiró el fuero y su caso, todavía en los tribunales, escandalizó a la sociedad salvadoreña al salir a la luz en plena discusión parlamentaria sobre la violencia a las mujeres.
Una de ellas habló con BBC Mundo en un parque de San Salvador. Relató las agresiones de su esposo, proveniente de una reconocida familia de la capital, cuando el consumo de drogas y la violencia se convirtieron en rutina.
"Yo tenía miedo de que en una de esas entrase y atentase contra mi vida. Tuve que salirme de mi casa, me quitó todo, me ha echado de mi casa y me ha dejado sin nada", lamenta.
"Ahora me siento libre, siento que tengo un valor y una hija por la que tengo que luchar", asegura: "Tengo que luchar por mí... por mí".
Su historia es como la de otras miles de mujeres que durante décadas vivieron bajo la sombra amenazadora de su pareja.
Pero también, como la de muchas salvadoreñas que ya empiezan a plantar cara a su agresor.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/03/121102_femicidio_feminicidio_salvador.shtml
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.