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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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jueves, 28 de julio de 2011

Semana de bandera: Testimonios de años heroicos

Uniformes, armas, cartas y pertrechos cuentan cómo fue la Guerra con Chile. Colección del Instituto de Estudios Históricos del Pacífico es amplia

LUIS SILVA NOLE
Lunes 13 de mayo del 2002. Cadetes de los institutos armados peruanos llevan en hombros el ataúd con los restos del soldado desconocido, acaso el hallazgo más importante que Óscar Ferreyra Hare y su esposa Marie von Oven han realizado como directores del Instituto de Estudios Históricos del Pacífico (Inehpa).
Ambos, junto a un grupo de arqueólogos, habían descubierto el cuerpo del combatiente peruano el 20 de marzo de 1996, en el cerro Gramadal, en el límite de lo que hoy son los distritos de Chorrillos y San Juan de Miraflores. Se trataba del cadáver de un muchacho de unos 16 años, de rasgos andinos. Una bala enemiga había perforado su abdomen mientras él, valientemente, soportaba el avance de las tropas chilenas, el 13 de enero de 1881, en una pequeña trinchera.
Los casquillos encontrados al lado del cuerpo indicaron que el soldado desconocido nunca abandonó su puesto. La huella de un culatazo de fusil en la cabeza era muestra clara de que este héroe sin nombre, que defendió a Lima con su vida, fue víctima del llamado repase chileno.
La tierra había prácticamente momificado el cuerpo, que fue hallado con su uniforme blanco, pero sin fusil. Un detente del Sagrado Corazón de Jesús, cerca del pecho del soldado, emocionó a los descubridores.
Luego de que recibiera el homenaje del entonces presidente de la República Alejandro Toledo, el féretro del combatiente caído en la Batalla de San Juan, que tiñó de sangre peruana toda la zona del Morro Solar, es ingresado por los cadetes a la cripta que se le construyó especialmente en la plaza Bolívar, frente al Congreso de la República, en el Cercado de Lima.

DE TODO UN POCO
Hallar y conseguir piezas de la Guerra del Guano y del Salitre, que es como Óscar y Marie prefieren llamar a la Guerra con Chile (1879-1883) o Guerra del Pacífico –subrayan el afán del vecino del sur de apoderarse de...
 esos recursos como el motor de aquella conflagración–, es la tarea que más tiempo y dinero demanda al instituto que dirigen.
Su colección privada de artículos peruanos y chilenos, distribuida en sus dos locales, de San Isidro y La Molina, es de lo más variopinta. Desenterradas, compradas o donadas, las piezas que poseen bien pueden ser parte de un museo.
Entre sus artículos estrella se cuentan un plato de la vajilla del Huáscar, con el distintivo del monitor peruano; y la espada de Remigio Morales Bermúdez, quien, entonces coronel, estuvo al mando del batallón Lima N°8 durante la victoria peruana en Tarapacá, el 27 de noviembre de 1879. Este militar, antepasado de Francisco Morales Bermúdez –presidente de facto entre 1975 y 1980– llegaría a ser primer mandatario entre 1890 y 1894.
También destacan la carabina del general peruano Pedro Silva Gil, quien fue jefe del Estado Mayor del ejército durante la defensa de Lima y murió en Huamachuco; y parte de la indumentaria militar de Belisario Suárez, otro combatiente nacional que, mientras era coronel, fue gran protagonista de la campaña del sur en la guerra.
Igualmente, sobresalen cientos de casquillos de bala de fusil y munición sin percutar, así como cajas pequeñas de municiones, todo desenterrado en 14 campos de batalla en el Perú y Chile, como el Morro Solar, La Rinconada, Alto de la Alianza, Tarapacá, Germania, San Francisco y Pisagua.
Los Ferreyra también conservan sufridas cartas de combatientes peruanos, un par de bombas del Huáscar, un cañón de retrocarga Krupp chileno y otro Armstrong peruano, no tan poderoso; botones y quepís de ambos países, morrales peruanos, corvos chilenos –cuchillos curvos que el ejército invasor usaba para el repase de heridos– y dos bombas que no explotaron y que fueron lanzadas por buques enemigos a Mollendo y Miraflores.
TROFEOS DE GUERRA
Además de banderas chilenas usadas por batallones, el instituto posee un uniforme del Séptimo de Línea, el más emblemático regimiento chileno que peleó en la guerra, y el revólver del general chileno Manuel Baquedano, cabeza de las fuerzas invasoras.
No hay un horario establecido para ver la colección. Para coordinar visitas, llame al 479-1068.
Una incontrolable pasión familiar
Óscar Ferreyra Hare (67), director general del Instituto de Estudios Históricos del Pacífico (Inehpa), es ingeniero pesquero, pero lleva 20 años hurgando en campos de batalla.
La pasión por la arqueología le nació de niño, cuando excavaba en huacas. Con el tiempo contagió su amor por la historia a su esposa Marie von Oven y a Óscar, hijo de ambos.
El instituto que integran se ha especializado en la Guerra con Chile. “Trabajamos con arqueólogos. Toma tiempo poner en valor las piezas, que enseñan más que los libros de historia”, manifiesta Ferreyra.
MUSEO COMO META
“Nuestro objetivo es poner un museo para mostrar la colección que tenemos. Ojalá pronto se dé la ley del mecenazgo para conseguir donaciones de recursos”, comenta el director del Inehpa.
La Dirección de Museos y Bienes Muebles del Ministerio de Cultura informó a el comercio que la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (28296) no prohíbe la formación de colecciones privadas de patrimonio cultural, como piezas de la Guerra del Pacífico, salvo que tengan procedencia dolosa.

Fuente: http://elcomercio.pe/lima/948999/noticia-semana-bandera-testimonios-anos-heroicos

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