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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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miércoles, 1 de agosto de 2012

Guía impráctica para un lector en busca de más lectura


Guía impráctica para un lector en busca de más lectura

Por Francesca Emanuele
La 17º Feria Internacional del Libro de Lima llega a su fin hoy miércoles[1]. El amasijo  de arte, amor y todo lo demás[2] que hemos visto estos días por Jesús María se acaba; así que antes de que eso suceda no debemos dejar de coger nuestro cuaderno rojo[3] y anotar aquellos libros que queremos adquirir, ojear, manosear, comprar, regalar y luego recobrar. Libros que nos harán experimentar con la conciencia de las palabras[4], que tal vez nos hagan sentir lo bello y lo triste[5]; libros que esperamos que nos sucumban en la máxima desesperación[6] y penetren de náusea[7] nuestros más privados espacios de lectura. Bueno, tal vez he exagerado un poco esta última parte.


Si no tenemos un cuaderno rojo, también podemos elaborar uno, atesorarlo bajo nuestro sobaco y...
anotar todas las conjunciones y disyunciones[8], además de los apuntes autistas[9] que se nos ocurran durante lo que resta del año. Algunos trabajos manuales[10] nunca vienen mal y hasta podría despertársenos las ganas de pintar finalmente el cuaderno de rojo y negro[11], siempre y cuando nos entre la vena anarquista después de haber seleccionado algún texto de Errico Malatesta, Proudhon o Emma Goldman. Si leyésemos a Goldman también estaríamos encantados de colocarle un poco de color púrpura[12] a nuestro cuaderno; de esa manera, la parte feminista de su obra no se vería opacada.


Tampoco tenemos que enfrentarnos a esta biblioteca de babel[13] de Jesús María con un itinerario[14] fijo, conociendo previamente qué stands queremos visitar, ni saber de antemano todos los nombres [15]de los autores que deseamos leer. Siempre están las armas secretas [16]de la compra, las que nos revelan que el intercambio comercial tiene mucho de acto social, y la compra en una Feria de Libros podría ser catalogada más como un acontecimiento del compartir e intercambiar ideas y autores, que como una simple transacción mercantil.


No hay nada que temer [17]si nos apetece invitar a alguna amiga, novio, amante o ex a que nos acompañe a la Feria del libro. Esta se caracteriza por no ser una zona prohibida[18].


Antes[19] debo advertirles del horrible peligro de la lectura[20], que hay a quienes nos atrapa y nos deja al final de la noche sin ninguna novela en nuestros bolsillos, con los dependientes cerrando las tiendas en nuestra cara y nosotros asustados frente a la desgracia[21] de no recordar el nombre del libro que vimos al principio y que nos gustaba tanto. El otro peligro, esta vez opuesto, es la enfermedad de los que compran sin ton ni son, extasiados ante la ternura [22]que produce el tacto de una tapa dura. Estos corren el riesgo de no llevarse a casa lo que fueron buscando, pero conservan el beneficio de que entre esos tomos cuasi aleatorios que portan en las bolsas, tal vez descubran a un dios desconocido[23]


Tras el telón[24] del fabuloso mundo de la feria se cuentan muchas historias en papel. Yo esta vez he decidido hacerme con tres que leeré en las próximas semanas. Huyendo de la educación sentimental[25] con la que he crecido, y apostando por la voluntad de vivir[26] de manera consciente un mundo que por complejo a veces se nos escapa de las manos, el primer libro que he elegido es el publicado por El Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, "Literatura de mujeres. Una mirada desde el feminismo". El segundo, obviando al extranjero[27] y continuando con lo nacional, he seleccionado la reciente publicación “Contra-historia del Perú. Ensayos de Historia Política Peruana” en la que participa uno de los mejores columnistas de este diario, Eduardo Dargent. Entre actos[28] y bambalinas releeré en castellano el libro del premio Nobel de economía Paul Krugman ¡Acabad ya con esta crisis! 
Estoy segura de que disfrutaré estos textos tanto como ustedes disfrutarán los suyos. A su salud.

  
[1] Fiódor Dostoyevski.
[2] Aldous Huxley.
[3] Paul Auster.
[4] Elias Canetti.
[5] Yasunari Kawabata.
[6] Vladimir Nabokov.
[7] Jean Paul Sartre.
[8] Octavio Paz.
[9] Alberto Fuguet.
[10] Rodrigo Fresán.
[11] Stendhal.
[12] Alice Malsenior Walker.
[13] Jorge Luis Borges.
[14] Octavio Paz.
[15] José Saramago.
[16] Julio Cortázar.
[17] Julian Barnes.
[18] Alejandra Pizarnik.
[19] Günter Grass.
[20] Voltaire.
[21] J.M. Coetzee.
[22] Gabriela Mistral.
[23] John Steinbeck.
[24] Agatha Christie.
[25] Gustave Flaubert.
[26] Thomas Mann.
[27] Albert Camus.
[28] Virginia Woolf.

Fuente: http://diario16.pe/noticia/17954-guaia-impraactica-para-un-lector-en-busca-de-maas-lectura

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