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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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jueves, 14 de abril de 2011

Las Dudas y Las Pruebas

Por Gustavo Gorriti

La mañana del día en que fue asesinada, 7 deoctubre de 2006, la gran periodista AnnaPolitkóvskaya habló por teléfono con su madre, Raisa Mazepa. Esta le leyó un epígrafe que impresionó a Anna: “Hay años borrachos en la historia de los pueblos. Tienesque vivir a través de ellos, pero nunca podrásvivir verdaderamente en ellos”.Estuve fuera del Perú durante las elecciones del domingo 10, pero las seguí a través de internet. Para mí como, me imagino, para todos aquellos que lucharon contra la dictadura de Fujimori y Montesinos, los resultados fueron profundamente decepcionantes. Otra vez la autodestructiva embriaguez se apodera de nuestra historia.Las encuestas realizadas y filtradas en los días previos ya describían ese escenario, pero cabía aún la posibilidad de un golpe de opinión que llevara a la presencia de un candidato inequívocamente democrático en la segunda vuelta. Al final, no hubo siquiera un tic de opinión. En esta campaña tuvimos a un líder democrático el año dos mil que tuvo vergüenza de hablar sobre la democracia y la corrupción el 2011, hasta que se vio con la soga al cuello. Y aunque dicen que nada aviva tanto la inteligencia como la sombra del cadalso, también es cierto que el públicoque asiste a las ejecuciones confía poco en la sinceridad de las últimas palabras.Hubo también el exalcalde que encontró la elocuencia solo el día de su derrota para proclamar conmovido los magníficos resultados que la campaña tuvo para él como terapia familiar. Bueno, todos sabemos que las terapias no son baratas, pero creo que ni todos los sicoanalistas juntos de Beverly Hills hubieran costado tanto como este nuevo tipo de psicoterapia que ya no es de grupo sino de país.Y hubo también el tecnopolítico que comparte siglas con la pisto laWalther, estilo de risa con el guasón y asesor con Alan García. Creció a expensas del expresidente y cuando, con el peligro a la vista, en 3D, les pidieron unir candidaturas para salvar la democracia, ninguno estuvo dispuesto.Todos perdieron. Nosotros –los millones de peruanos que creemos que la democracia es condición vital de gobierno–, también. Ellos merecen su derrota. Nosotros, no.Y ahora, ¿qué? Los bribones ya celebran y veo personajes que pronto disfrutarán de inmunidad. Los penales se preparan para descargar parte de su contenido más séptico en los estamentos de la influencia y el poder.Así que, dentro de lo malo hay que evitar lo peor.¿Cuáles son las alternativas? Hay tres: viciar el voto, votar por Humala ovotar por Fujimori.La primera es solo una alternativa de último recurso. De manera queprimero hay que resolver la disyuntiva: ¿Votar por Humala o votar por Fujimori?Respondo con una frase de Steven Levitsky, el académico de Harvard quese encuentra este año como profesor visitante en la Católica: “Se puedetener dudas de Humala, pero de Keiko (Fujimori) tenemos pruebas”.La Fujimori buscó presentarse como una versión gentil, democratizada y desinfectada de su padre. Pero en los tramos finales, para galvanizar a lossuyos, se reveló tal cual. Su padre, dijo, había sido “el mejor presidente en la historia del Perú”. Y los fujimoristas que festejaron su pase a segunda vuelta lo entendieron perfectamente, coreando el “¡chino, chino, chino!”,hasta cuando ella pidió aplausos para su madre, Susana Higuchi.Debo decir que no tengo nada personal contra Keiko Fujimori. Respeto suvalor al quedarse en el Perú luego de la huida de su padre y respeto tambiénsu devoción filial. Sé que ella influyó en él el año dos mil para que rompacon Montesinos. Cuando se casó y mucha gente la hostigó, escribíexigiendo que se la deje en paz y le deseé ventura en su matrimonio. Ella respondió con una carta personal muy gentil. Ojalá las cosas hubieran quedado ahí.
apenas dignos de un prontuario
Pero ella es ahora la dirigenta formal del fujimorismo (el real es su padre) y representa por eso a la mafia cleptócrata de los años noventa, a la que llama“el mejor gobierno de la historia del Perú”, con la misma aparenteconvicción con la que repetirá en la segunda vuelta que el kimono de esayakuza es igual a la toga de Pericles.Así que, está fuera de toda duda que, de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia se debe votar por Fujimori. No.
Y no solo eso. Hay quehacer todo lo legalmente posible para que la mafia criminal que gobernó elpaís en la década del noventa, no vuelva al poder ni ahora ni jamás.¿Y qué hacer con Humala?Como recordé la semana pasada, yo hice una activa campaña editorial el2006, siendo codirector de La República, para que se vote en contra deHumala y a favor de García. Consideré entonces que Humala era un peligropara la democracia. Ya dije que me dejó un sabor amargo haber llamado avotar por García, pero sigo considerando que hacerlo fue, pese a todo, unadecisión correcta.¿Ha cambiado Humala en estos cinco años? A primera vista, sí. Ya no es elHumala estridente, vinculado a ese extraño fascismo andino que es el“etno-cacerismo”. La imagen que proyecta ahora no es la de Chávez ni lade Morales sino una que está en la vertiente de Lula, Dilma, Tabaré,Mujica.¿Puede mentir Humala para llegar a la presidencia? Por supuesto. Fujimorino tiene el monopolio de la mentira. ¿Puede deshacerse de la genterespetable que lo rodea ahora unos meses después de asumir la presidencia,como lo hizo Fujimori con quienes lo acompañaron al principio? Sí, puede.Puede hacer eso y mucho más.Pero ¿le conviene engañar a medio mundo y dar luego el gran salto haciaatrás con un gobierno belicista y represivo de militares y miliciasantauristas? ¿O le conviene hacer un gobierno como el de las izquierdasdemocráticas del continente sabiendo que en la coyuntura actual eserégimen sería, casi con seguridad, exitoso y pura ganancia para él comogobernante?Si la lógica y el cálculo de costo/beneficio tienen algún peso, la segundaalternativa –la izquierda democrática– debería ser su obvia opción. Pero, sihay una convicción dogmática oculta (como la del llamado etnocacerismo), entonces la sinrazón atropellará la lógica, la conveniencia y elbeneficio. Y todos sufriremos, quizá terriblemente, antes de liberarnos de lalocura.Humala sabe que sin el voto de los peruanos identificados con lademocracia, no podrá ganar. Él solo podía ganarle a Fujimori, y Fujimorisolo podía ganarle a él.Por eso, en estas semanas ambos se proclamarán más demócratas queJefferson y Lincoln juntos, pero por lo menos uno de los dos mentirá. Y esaes Fujimori.¿Y Humala?Dudar de él no solo es legítimo sino necesario. Pero dudar no significadescartar.Por lo dicho, en su caso no bastan las afirmaciones de respeto a lademocracia. Se necesita garantías.Garantías firmes. Compromisos bajo juramento público, explícitos ydetallados, punto por punto, de respeto y fortalecimiento de la democraciay los derechos humanos en los cinco años de gobierno, sin reelecciónposible. Ese documento debería firmarse y jurarse teniendo como testigos aalgunas de las personas más ilustres y respetables del país: Mario VargasLlosa, Javier Pérez de Cuéllar, Fernando de Szyszlo, Julio Cotler.Si eso ocurre,
habría que votar por Ollanta Humala, para prevenir un peligro mucho mayor.
Y si aquellos que movilizamos el país en la luchapor la democracia el año dos mil, hacemos campaña y votamos por Humala, él ganará aunque la mayoría de los medios tradicionales le haga laguerra.Es verdad que incluso en ese escenario, hay riesgo. Las cosas pueden salir bien, o no. Pero mejor eso que darle el gobierno a la yakuza y a lasversiones criollas de Capone, Luciano y Genovese.
(Gustavo Gorriti)

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