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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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lunes, 18 de abril de 2011

Pauls: "Escribir es una práctica extrema"

Este escritor argentino, autor de la novela El Pasado (Premio Herralde 2003), participó en el Festival Eñe América realizado en Lima.

Por Jaime Cabrera Junco (Blog Lee por gusto)
Alan Pauls es de los que escogen las palabras indicadas para cada respuesta. Aunque denota cierta frialdad cuando habla, eso no le resta expresividad a cada una de sus frases y esto se puede comprobar fácilmente al leer sus respuestas en esta entrevista.
Usted dijo que leer a Cortázar fue una “una especie de virus importante” ¿Qué tanto influyó él en su manera de escribir?
Creo que, como a muchos otros escritores, Cortázar me permitió escribir. Él es un gran iniciador de escritores. Creo que básicamente esa es su influencia más importante. Me parece que no hay escritores que escriban como Cortázar, pero que sí hay escritores que empezaron a escribir después de leerlo.
¿Y qué es lo que más le gustó de la obra de Cortázar?
Me parece que Cortázar propone como una cierta concepción de la literatura que es accesible. La literatura como juego, la literatura como una experiencia lúdica. Yo creo que hay algo de eso en él que siempre es muy productivo para adolescentes o gente muy joven que está tratando de escribir. Me parece que Cortázar les muestra que eso es posible, al revés de otros escritores que por ahí son grandes escritores, pero se presentan como modelos imposibles de imitar. Cortázar más bien es como un escritor muy amigable, generoso en cierto sentido, más allá incluso del valor que uno le atribuya a su obra. Me parece que es un escritor que hace posible escribir.
¿Cómo define usted escribir? Alguna vez dijo que escribir “es no expresarse”
Sí y sigo pensando lo mismo, en el sentido que escribir no tiene nada que ver con la expresión, sino con la impresión. Me parece que no hay nada personal, en cierto sentido, en escribir. O en todo caso, cuando uno escribe, lo personal se convierte en algo impersonal, en algo común, algo compatible. Me parece que cuando uno es joven y comienza a escribir existe cierta idea, cierta superstición de que escribir es expresarse ¿no? Es contar lo que a uno le pasó. Pero me parece que esa es una superstición romántica, anacrónica. Creo que uno se da cuenta rápidamente que escribir es otra cosa, es más bien colocarse en un plano más
bien impersonal, en el que probablemente la experiencia personal puede ser una materia prima como cualquier otra.
¿Y cómo influye entonces lo autobiográfico?
Lo autobiográfico es una materia a trabajar, a transformar, no es el objetivo del asunto, no se trata de contar una verdad, no se trata de confesar nada al escribir. Me parece que hay allí un error, o en todo caso una superstición adolescente de que escribir es sacar algo de adentro hacia afuera. Me parece que no se trata de eso.
¿Qué tan importante es para usted el lenguaje? Usted dijo que su “droga” era la sintaxis
El lenguaje es todo. Es la sustancia en la que uno flota. Me parece que no se puede concebir nada del lenguaje y creo que la literatura es básicamente una especie de aventura del lenguaje.
Hablemos ahora de su novela El Pasado (Premio Herralde 2003), es la historia de un amor complicado entre dos personas. ¿Es el amor aún un tema importante en la literatura?
Sí. Creo que el amor problemático es un tema importante. El amor que sufre desperfectos contratiempos y sobre todo, lo que a mí interesa por lo menos, la idea de que en la experiencia amorosa hay algo que se parece mucho a la enfermedad, a la patología. En el sentido, en que la experiencia amorosa obliga a los amantes que la experimentan a sufrir ciertas transformaciones, no del todo agradables a veces, pero por las que hay pasar.
¿Y le molesta que se haga un paralelo entre los protagonistas Rímini y Sofía con Horacio Oliveira y La Maga, de Rayuela?
No, no. No veo que haya mucha afinidad, más allá que se trata de una pareja en que en ambos casos la experiencia amorosa desaparezca, es una experiencia límite, pero no me siento demasiado reconocido, pero tampoco me molesta… para nada.
¿Cómo usted selecciona los temas de sus obras? Acaba de decir que le interesan los problemas
Me interesa el momento en que una lógica se obstruye en que un funcionamiento empieza a complicarse. Me interesan los cortocircuitos, los desperfectos, los desarreglos. Para que algo me resulte estimulante, en el sentido de inspirarme para ideas para una ficción, es necesario que haya un circuito que empiece a funcionar mal. No puedo escribir o inspirarme a partir de algo que funciona naturalmente, fluidamente… necesito que algo empiece a renguear, y cuando ocurre eso me da curiosidad. En ese sentido digo problema, algo que plantea preguntas, algo que obliga a interrogarse sobre una situación que de otro modo sería natural y pasaría inadvertida. Me interesa el problema en el sentido de que vuelve extraño algo familiar.
Usted ha publicado un libro sobre diarios de escritores, ¿Algún diario en particular que le haya gustado mucho?
Hay muchos diarios de escritor, sobre todo en el siglo XX, que me gustan mucho. Yo creo que el diario de Kafka es el ejemplar más perfecto del género.
¿Qué disfruta usted más leer o escribir?
Me parece que leer es una práctica más placentera que escribir. Escribir es quizás una práctica más de goce, extrema, más peligrosa si se quiere. Leer siempre es un lugar donde uno siempre se siente seguro. Yo creo que me puedo imaginar a mí mismo dejando de escribir, pero me resulta muy difícil imaginarme sin leer. Creo que leer es un lugar donde uno se siente como en una cierta felicidad. Escribir implica pasar por momentos de una gran felicidad y también de una especie de extrañeza, de inquietud bastante desasosegante.
¿Por qué sostiene que la herencia que ha dejado el Boom Latinoamericano tiene influencia en la crónica y no en la novela?
Creo que la crónica periodística, como género que se alimenta y recupera ciertas técnicas de las narrativas de ficción es la verdadera la herencia que el boom latinoamericano dejó. Es decir, me parece que es más difícil reconocer las marcas del boom en la ficción que se produce en Latinoamérica a diferencia de la crónica. Y de hecho, me parece que la herencia institucionalizada del boom es la escuela de Nuevo Periodismo que dejó García Márquez, que es el cuartel general desde donde se produce se promueve, y se difunde el género de la crónica en América Latina.
Usted dijo que cuando supo que iba a tener una hija sentía una fascinación porque iba a descubrir “el gran secreto” de la mujer. ¿Lo descubrió?
En realidad mi ilusión cuando nació mi hija era que iba a poder descubrir el secreto de una mujer, ver cómo se forma, se fabrica una mujer y por lo tanto iba a acceder a la clave del enigma femenino. Y luego me di cuenta o que no hay tal clave o no hay tal secreto. O incluso una mujer tan pequeña, como mi hija en el momento que nació, ya sabía cómo distraerme de ese secreto y cómo impedirme descubrirlo. Muy rápidamente me di cuenta de que era una fantasía disparatada (sonríe).
CINCO LIBROS RECOMENDADOS
1. Rojo y Negro (Stendhal).
2. Ferdydurke (Witold Gombrowicz)
3. Ficciones (Borges).
4. El Instituto Benjamenta (Robert Walser).
5. Los diarios de Franz Kafka.

Fuente: http://peru21.pe/noticia/744353/pauls-escribir-practica-extrema

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