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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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miércoles, 13 de julio de 2011

Villarán y Humala

Por Martín Tanaka
Acaba de salir la última encuesta del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Católica (IOP-PUCP), con datos recogidos en los últimos días de junio, y distintos a los presentados por Ipsos-Apoyo, recogidos a mediados de ese mes. Por ejemplo, la aprobación a la gestión de Susana Villarán llega apenas al 21,3%, frente al 30% que registraba Ipsos-Apoyo, y mantiene el perfil de su votación en octubre del año pasado: la aprobación llega apenas al 15% de los entrevistados en los sectores A y B, y sube hasta el 28% en los sectores D y E.
Las percepciones negativas más fuertes en la desaprobación a Villarán se concentran en las áreas de seguridad ciudadana, de transporte público y en el caso Comunicore. En contra de cierto sentido común, la evaluación es mejor en cuanto a la planificación y ejecución de obras, por lo que parecería que el problema de Villarán no es solamente que le falte “cemento” a su gestión, y que no se la vea “trabajando con casco” como ha resaltado un sector de la prensa. Esto sugiere que la solución a los problemas de imagen no estaría solamente en hacer más obras y en publicitarlas mejor a través de una mejor estrategia de comunicaciones.
El problema podría frasearse como el desajuste entre lo que la autoridad se propone hacer y las capacidades efectivas para conseguirlo. Es que la solución a los problemas de seguridad ciudadana o del transporte excede por completo lo que puede hacerse desde el municipio. Al mismo tiempo, el caso Comunicore expresa el problema de chocar con poderosos intereses económicos y políticos sin contar con una estrategia para lidiar con la previsible oposición y reacciones contrarias que generaría.
Acá resulta pertinente recordar a Sun Tzu, cuando decía que “(las) victorias no son casualidades, sino que son debidas a haberse situado previamente en posición de poder ganar con seguridad, imponiéndose sobre los que ya han perdido de antemano (...). En consecuencia, un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después”. De ahora en adelante, corresponde a la alcaldesa manejar mejor las expectativas que levanta, y aclarar mejor lo que podrá y no podrá lograr en los tres años y medio de gestión que tiene por delante.
Haría bien Humala en aprender de las dificultades que enfrenta Villarán. El presidente electo cuenta por ahora con un importante respaldo ciudadano; sin embargo, las expectativas son altas, los retos complicados y los equipos de transferencia no han cumplido con el propósito para el cual fueron creados, permitir que el nuevo gobierno empiece a funcionar desde el 28 de julio sin pagar costos excesivos de aprendizaje. Urge a mi juicio nombrar al Presidente del Consejo de Ministros y a los ministros clave, para que las cosas empiecen a andar, y minimizar el desorden que empieza a percibirse.

Fuente: http://www.larepublica.pe/10-07-2011/villaran-y-humala

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