Es de conocimiento público que hasta el mes de abril, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo, el Perú tuvo 233 conflictos sociales, de los cuales el 50 porciento fueron socios ambientales. Para cambiar la imagen del empresariado sobre los nativos, un representante de comunidades selváticas intenta mostrar una actitud abierta al diálogo.
Por Alfonso Rivadeneyra García (@Gregory_House_)
Pekon Sani. Así bautizaron al dirigente de las 40 comunidades nativas Shipibo-Conibo de la región Ucayali. No obstante, para la mayor parte del mundo él es Robert Guimaraes, pues la Reniec le obliga a llevar en su DNI un nombre y apellidos a la usanza occidental, y sabe como pocos que ignorar a las naciones dentro del Estado Peruano termina pasando factura a uno u otro bando. A veces a ambos.
Espacio de diálogo
“Es importante visibilizar la agenda indígena amazónica. (…) Estos conflictos (socio ambientales) se deben a que no existe un interlocutor válido institucionalizado. (…) Con este (último) Gobierno, todos esos esfuerzos que se venían realizando para establecer un diálogo entre el Estado y los pueblos indígenas se ha visto debilitado en cierta forma”, sostiene Guimaraes.
¿Entonces no ha habido diálogo por parte de este Gobierno?
Creo que en vez de avanzar se ha retrocedido, con los hechos de Bagua, o el discurso del presidente Alan García del “perro del hortelano” o “ciudadanos de segunda categoría”. Esto ha generado distanciamiento y paralelamente a la mesa de diálogo, que son vinculantes a los conflictos socio ambientales, estas mesas no tenían ningún carácter resolutivo, solamente eran un tubo de escape del Ejecutivo para apaciguar malestares sociales.
¿Cuál es el problema mayor que tienen en las comunidades?
Uno de los problemas es la ausencia de las instituciones del Estado en las fronteras del país. (…) Y en estas franjas fronterizas donde están los pueblos indígenas amazónicos no hay presencia del Estado, y si lo hay, tenemos corrupción en torno a la tala ilegal, a las concesiones petroleras. Entonces las compañías entran luego de...
haber firmado contratos (…). Y resulta que la población se encuentra con una empresa que está entrando sin respetar los convenios existentes. Ante esa ausencia del Estado, las industrias extractivas se convierten, en cierta forma, en tutores inmediatos para la resolución de los problemas de salud, educación…
¿Cómo qué compañías?
Hay muchas. En los últimos diez o cinco años, más del 80 porciento de los territorios amazónicos están concesionados para la exploración petrolera. Las compañías que han ganado la buena pro están cavando la tierra para hallar petróleo, y en ese escenario de invitación abierta a la inversión privada en la Amazonía genera conflictos. Por un lado, no ha habido una voluntad política, no solo de consultar e informar, sino una efectiva política del Estado para impulsar el desarrollo económico del país. En la Amazonía están los recursos estratégicos del país, pero esas zonas están declaradas como de extrema pobreza, porque la riqueza obtenida no se revierte a las comunidades amazónicas.
Entonces buscan que el Estado sea mediador y ayude a resolver el problema…
Creo que para resolver el problema hace falta establecer un espacio de acercamiento entre el Estado y este sector importante que es la Amazonía.
¿Y por su parte hubo intentos de acercamiento a las compañías?
Ha habido esfuerzos, pero creo que hay un pasivo ambiental. Recuerda que en Loreto, en el río Corrientes, la población actual tiene cadmio y plomo en la sangre. (…) Eso no se puede llamar desarrollo ¿Cómo iniciar una actividad que genere responsabilidad social y sobre todo respetando las normas legales y el derecho de las comunidades? Ahora, nos quieren poner carreteras encima de territorios comunales…
Cuéntanos más de esas carreteras
(La carretera Interoceánica Centro) uniría Pucallpa y Cruzeiro do Sul, tiene 120 kilómetros y afectaría aproximadamente a una población de 30 mil personas entre 25 comunidades, además de perjudicar una reserva territorial donde hay pueblos en situaciones de aislamiento y también al Parque nacional Sierra Del Divisor, que es un área de alta biodiversidad. (…) Lo que ocurre aquí es que no hay un ordenamiento territorial, no hay una zonificación ecológica.
No tienen título…
Allí tiene que ver la seguridad jurídica de los territorios indígenas. Sobre las comunidades se otorgan concesiones forestales, mineras y petroleras, entonces hay una superposición de derechos, y en esa situación obviamente habrán conflictos sino está presente el actor principal, que es el Estado.
Tengo entendido que han tenido una reunión con empresarios esta semana ¿Cómo fue esto?
El Programa de Alta dirección de la Universidad de Piura en Lima (PAD) tiene un eje llamado ‘Tejiendo puentes’, el cual ha llevado a cabo un foro amazónico que pretender acercar al sector empresarial y las comunidades indígenas. Es para poner sobre la mesa los intereses de las comunidades y del empresariado en el país. Ojo, no toda línea de acción es mala, nosotros hemos visitado compañías que producen productos que consumimos, pero muchas veces la materia prima la traen de la Amazonía. Creo que hay alternativas más viables para impulsar el desarrollo sostenible, y ha habido una percepción negativa, como si todas las empresas fueran malas.
¿Entonces ustedes no se oponen a las empresas?
Ese tampoco es el término. La inversión que se haga en el país debe hacerse respetando el derecho de las comunidades indígenas amazónicas. (…) Pongámonos a dialogar para ver cómo le damos impulso a una nueva visión empresarial. Por ejemplo, el árbol ‘Palo Rosa’ tiene un líquido aromático cuyo litro está a 120 dólares, más caro que el barril de petróleo en el mercado internacional y no contamina. No le decimos al Estado que solo nos consulten, sino que encontremos alternativas viables.
Por otro lado, se que ustedes buscan tener más participación política local
Sí. A nivel de la Amazonía ya hay alcaldes indígenas, concejeros locales, incluso hay un congresista amazónico (Eduardo Nayap), hermano del pueblo awajún. Es un proceso lento.
Concertar sí, limosnear no
Se define como 'nación' al conjunto de personas que comparten un mismo origen, tradiciones y lenguaje. Así, el Perú no tiene una, sino muchas naciones. Aguarunas, aymaras, quechuas, entre otros, han vivido en esta tierra por cientos de años y, ante el desconocimiento del aparato de Gobierno en Lima, ven peligrar su estilo de vida.
Los shipibos, dice Guimaraes, no conciben la vida sin la caza, pesca y agricultura. Tienen su propia agenda y terminar como “asentamientos humanos” en su tierra es un temor que podría convertirse en realidad si no hay cambios. Ante esto, la educación, dijo el líder, es importante para "reafirmar la identidad".
“Esta República llamada Lima tiene una deuda con la Amazonía por el exterminio de nativos en la época de extracción de caucho, cuando los patrones desplazaron a nativos lejos de sus tierras”, comentó el dirigente. “Somos minoría, y el resultado de una mala actividad económica ha hecho inmigrar a mis hermanos shipibos, como los que están en ese basurero llamado Cantagallo (distrito del Rímac). Ellos traen sus productos, su cultura, pero es bien difícil que un amazónico pida limosna".
¿Por qué?
Porque lo que estamos buscando es la oportunidad de traer nuestra artesanía, nuestros productos naturales. No necesitamos que el Gobierno nos de algo, porque sus programas sociales no corresponden a nuestra realidad.
En todo caso ¿Qué le pediría a Ollanta Humala, ahora que asumirá la presidencia este mes?
Tenemos mucha expectativa, y algunos de nosotros hemos participado orgánicamente para apoyar a Ollanta. He tenido la oportunidad de hablar con él, y tenemos algunas ideas, como tal vez restablecer de inmediato el interlocutor válido que enlace a los pueblos indígenas.
Fuente: http://www.larepublica.pe/03-07-2011/robert-guimaraes-el-clamor-de-la-selva
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