Un estudio descubrió por qué el consumo de comida grasosa nos brinda tanta satisfacción y por qué es tan difícil dejar de comerla
(Foto: Slugicide / Flickr)
¿Alguna vez has empezado a comer un paquete de papas fritas y no has podido parar hasta terminarlo? Resulta que este snack te puede volver dependiente, al igual que la marihuana.
Según señala un estudio realizado por el Instituto Italiano de Tecnología de Génova en colaboración con la Universidad de California en Irvine, informa la página Abc.es, la razón por la que las comidas grasosas producen satisfacción está en los endocannabinoides, una sustancia producida por el intestino que posee efectos similares a los cannabinoides presentes en la marihuana.
RUTA DEL DESEO
Cuando nos metemos a la boca algún alimento rico en grasas, la lengua envía una señal al cerebro, que a su vez, se la manda al intestino estimulando la producción de endocannabinoides.
¿Qué es lo que causa esta sustancia? Activa otras células que, a través de sustancias químicas, provocan un deseo insaciable de comer papas, informa el medio español, citando al experimento publicado en la revista “Proceeding of the National Academy of Sciences”.
Además, los endocannobonides interfieren en la producción de hormonas relacionadas a la sensación de hambre y de saciedad. Por eso juegan un papel importante en la regulación del consumo de comidas grasosas.
“En términos evolutivos, el hombre comía grasas para sobrevivir, ya que son una gran fuente de energía, pero en la actualidad no es necesaria la ingesta abundante de estas para vivir”, dijo Daniele Piomelli, director del Departamento de Drug Discovery del ITT.
Cabe mencionar que este efecto no se limita a las papas fritas, sino, en general, a todos aquellos alimentos ricos en grasas, como la comida chatarra.
SE PUEDE BLOQUEAR
‘The Daily Mail’ agrega que el estudio sugiere la posibilidad de evitar esta tendencia. ¿Cómo? Obstruyendo la actividad de los endocannobonides a través de, por ejemplo, una sustancia que bloquee los receptores de cannabinoides
Y como esta droga no tendría que ingresar al cerebro, Piomelli dijo que no causaría los efectos secundarios característicos del bloqueo de endocannobonides, como la ansiedad y la depresión.
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