“Este guerrero que todo lo ve y que hoy gobierna el Perú es un hombre correoso y amable. Posee mayores inquietudes intelectuales que la generalidad de los de su profesión y, desde luego, transmite sinceridad y convicción en lo que dice. Proyecta además una imagen de decencia muy necesaria en los tiempos que corren.
Humala pertenece a una nueva generación de políticos latinoamericanos que ha emergido de lo que él conceptualiza como golpes de Estado de masas (aunque no se refiere directamente a ello, pienso yo que también en esa categoría encajarían los cambios políticos del norte de África).
En cierta medida, algo tienen que ver con los indignados. En apenas unos años, las movilizaciones populares tumbaron tres presidentes en Ecuador, dos en Bolivia, uno en Argentina y uno en el Perú (Fujimori). Eso propició el nacimiento de nuevos líderes, pero la clase política peruana tradicional creó una transición que les permitiría seguir en el poder. En otros países, esa clase política fue borrada del mapa. En el Perú, no. Y hasta seis meses antes de las elecciones no me daban ninguna chance. Y ya usted ve.
Lo que mucha gente quiere saber es si el triunfador del torneo cambiará las reglas del juego. Todo indica que no lo hará”.
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