El nuevo presidente de China, el
secretario general del Partido Comunista, Xi Jinping, asumió su cargo
esta semana, al igual que el primer ministro Li Keqiang, con un programa
que promete sacar a...
80 millones de personas de la pobreza en los
próximos dos años.El reto es monumental. Se trata del 8,5% de la población económicamente activa de China, casi dos veces la población de un país como Argentina, equivalente a toda Alemania, más de 20 veces el Uruguay y casi cinco veces Chile. Y todo de aquí a 2015.
Según la economista china Hong Bo, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Londres, la estrategia del gobierno forma parte de un cambio de modelo económico.
"El gobierno quiere que su economía crezca más apoyada en su consumo interno. Por eso los salarios han aumentado varias veces en los últimos años, en particular después de la crisis financiera de 2008", le comentó Hong Bo a BBC Mundo.
Las palabras y las cosas
La misma medición de pobreza está a veces en juego. En noviembre de 2011 el entonces presidente Hu Jintao anunció que había disminuido en más de 94 millones de personas desde fines de de 2000, gracias a la estrategia de reducción de la pobreza rural del gobierno.Dos semanas más tarde, el mismo gobierno agregó de un plumazo estadístico unos 100 millones de pobres a la cuenta, lo que echaba por tierra la supuesta hazaña social.
En la segunda medición, usando los parámetros internacionales de un dólar diario o 3.165 yuanes, las cifras de pobres en el campo, donde reside la mitad de la población, se cuadruplicaba.
La desigualdad ha sido una espina tan filosa como la pobreza desde que se lanzó la apertura y reforma de Deng Xiao Ping en los 80.
El coeficiente Gini que mide la desigualdad pasó de un 0,28 en 1978, poco después de la muerte de Mao Zedong, a 0,45 en 2000 (0 y 1 representan igualdad y desigualdad absolutas respectivamente)
En 2012 el índice subió a 0,47.
¿Ahora o nunca?
Los cuestionamientos por la desigualdad y la corrupción preocupan al Partido Comunista, consciente de que la milenaria historia china está repleta de dinastías eternas que cayeron estrepitosamente de la noche a la mañana.Las metas abundan. El anterior gobierno de Hu Jintao lanzó un plan aún en marcha a fin de universalizar un sistema jubilatorio para 2015 y una cobertura sanitaria para toda la población en 2020.
"No basta con ser capaz de absorber tecnología, hay que innovar; no basta con ser campeones mundiales en exportar materias primas, hay que industrializar el sector primario"
Gabriel Palma, especialista en China de la Universidad de Cambridge
En declaraciones al China Daily, un economista del Banco Mundial que trabaja en programas de reducción de la pobreza en China, Ulrich Schmitt, indicó que el éxito de anteriores programas gubernamentales vuelve más difícil la actual campaña de erradicación de la pobreza.
"Los programas que ha impulsado el gobierno han sido siempre muy exitosos. El problema es que los bolsones de pobreza que quedan son mucho más difíciles de combatir porque se encuentran dispersos y en lugares remotos", señaló Schmitt.
Imperativos económicos
En 2010 el Partido Comunista propuso un paso de una economía basada en las exportaciones a otra más apoyada en el consumo doméstico.El cambio estaba vinculado no solo con la crisis global, sino con una nueva estrategia de desarrollo.
A nivel económico China dio un gigantesco salto de una nación pobre a una de ingresos medios, pero tiene por delante un reto mucho más arduo: el paso a una economía de ingresos altos como Estados Unidos, Japón o la mayoría de las economías de la Unión Europea (UE).
"No basta con ser capaz de absorber tecnología, hay que innovar; no basta con ser campeones mundiales en exportar materias primas, hay que industrializar el sector primario", dijo.
Hay que mantener la alta tasa de inversión de China en infraestructura, pero hay que poner más énfasis en el capital y bienestar humano. China viene planificando ese segundo salto hace mucho tiempo", le señaló a BBC Mundo.
Según el Banco Mundial, entre 1960 y 2008 solo 13 países consiguieron dar el salto de ingresos medios al desarrollo: por contraste, la gran mayoría, entre ellos muchos latinoamericanos, languideció en el intento.
Con una población de casi 1.400 millones de personas, China enfrenta un reto mayúsculo.
China y América Latina
Un sector clave poblacional son los más de 200 millones de migrantes internos.Estos migrantes no tienen acceso a la salud y la educación en las ciudades porque su "Hukou" (registro de residencia) se encuentra en el campo. Aunque las ciudades suelen ofrecer mejores oportunidades, les cobran un alto precio que se devora buena parte de sus ingresos: tienen que tratarse como pacientes privados y sus hijos no tienen acceso a la escuela pública.
"Un cambio del Hukou tendría un impacto a nivel de desigualdad. En términos de pobreza absoluta no será tan grande. A pesar de las limitaciones del Hukou, muchos de los trabajadores migrantes están mejor en la ciudad", le indicó a BBC Mundo Hong Bo.
La voluntad política del gobierno será fundamental y merece una reflexión adicional sobre el tema de la pobreza en América Latina. Según un estudio del Fondo Monetario Internacional y la CEPAL, hay seis países latinoamericanos, entre ellos Argentina, Brasil y Chile, a los que costaría menos de un 1% del PIB terminar con la pobreza.
Gabriel Palma apunta que en India, con 500 millones de pobres, la tarea es titánica: cuesta un 10% del PIB terminar con la pobreza.
"En América Latina ha habido voluntad política en muchos países para bajar la pobreza a niveles entre 10% y 20% de la población, pero ahí se quedaron. No había tolerancia para una pobreza del 40%, pero si parece haberla, como en Chile y Brasil, para una de un 15%", señaló Palma.
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