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Las cosas que uno medita mucho o quiere que sean 'perfectas', generalmente nunca se empiezan a hacer...
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"Cada mañana, miles de personas reanudan la búsqueda inútil y desesperada de un trabajo. Son los excluidos, una categoría nueva que nos habla tanto de la explosión demográfica como de la incapacidad de esta economía para la que lo único que no cuenta es lo humano". (Ernesto Sábato, Antes del fin)
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jueves, 5 de enero de 2012

La comida chatarra: exceso de grasas y de polémicas en el mundo

Hamburguesas
Mientras que en el Perú recién se inicia el debate, algunos países hay medidas para controlar su consumo y han creado una legislación especial sobre el tema
(Ryosuke Takeoka/Flickr)
MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ @martiacosta
Redacción Online
Esta semana ha estado dominada por una polémica: la comida chatarra y la posible aplicación de un impuesto especial a su producción y consumo. Mientras algunos se muestran a favor de esta medida, otros la señalan solo como una parte de la solución, que debe estar acompañada de una campaña que incluya una adecuada educación alimenticia desde temprana edad y también un mayor régimen de ejercicios en los colegios.
Mientras en el Perú recién empieza este debate de ideas, otros países ya han mostrado avances en la reducción de los índices de obesidad, apelando a una estrategia integral de salud que en muchos casos incluyó la posibilidad de aplicar el polémico impuesto.
La propuesta no es nueva y, haciendo un breve repaso, Chile, Bolivia, México y Brasil son algunos de los países que han puesto en debate el asunto. Estados Unidos, el país que más identificado está con este tipo de comidas, también planteó medidas para disminuir el consumo de hamburguesas y pollo frito, sobre todo en niños. En Europa la reacción ha sido más enérgica: Dinamarca y Hungría aprobaron en tiempo récord un impuesto especial no solo a la comida, sino a los insumos que sirvan para elaborar estos productos.
A continuación te presentamos un recuento de polémicas, impuestos y sanciones que algunos países aplicaron a la comida chatarra.
EE.UU.
Estados Unidos tiene uno de los índices de...
obesidad más altos en el mundo. Por esa razón, no es extraño que se hayan presentado iniciativas de todo tipo para disminuir el sobrepeso.
En marzo del 2010, el estado de Carolina del Norte, propuso un impuesto del 18% sobre productos no saludables, lo que provocaría un descenso de 56 calorías por persona al día en ese país, y que permitiría bajar en 2,27 kilogramos el peso de cada consumidor y reducir considerablemente su riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la obesidad”. Sin embargo, el documento no fue aceptado por el senado norteamericano.
Según informó McDonald’s, la nueva versión de la Cajita Feliz en América Latina estará compuesta por cuatro alimentos, con la adición de una fruta fresca, que variará con la estación del año.
La abanderada de la buena alimentación es Michelle Obama, pese a eso tiene el su esposo Barack Obama a su principal reto. Como se sabe, el presidente de Estados Unidos es un fanático de la comida chatarra.
MÉXICO
Estar al lado de Estados Unidos ha complicado de alguna manera la nutrición de los habitantes del país azteca. El ingreso de marcas americanas de fast food y su propia gastronomía han hecho que México ocupe el quinto lugar en obesidad infantil.
México ha destinado sus esfuerzos a tres rubros: controlar la publicidad de estos alimentos y controlar la estrategia de promoción de las empresas, la posibilidad (planteada en 2010) de establecer un impuesto especial y que este año se pondrá a discusión; y una adecuada política de alimentación en los colegios con un tema de quioscos saludables.
CHILE
En 2010, dos diputados chilenos (tras la propuesta del ministro de salud), se mostraron de acuerdo en aplicar un impuesto de 20% a aquellos alimentos que se les aumente sodio, como pollos crudos o golosinas.
La situación es muy parecida a la que hoy vive el Perú. Los ciudadanos no creen que esta sea la verdadera solución, sobre todo porque no se ha definido con claridad qué productos sí estarían sujetos a la medida.
“Una medida así aumentaría mucho nuestros costos”, dijo la gerenta de márketing de la cadena KFC en Santiago, Sandra Devillaine. “Si queremos combatir la obesidad, podemos fomentar el ejercicio o educar a la gente, pero no restringir qué comemos”.
EN BRASIL
La Fundación de Defensa del Consumidor de Sao Paulo impuso una multa de 3,19 millones de reales (unos 1,77 millones de dólares) a la cadena de hamburgueserías McDonald’s por incluir juguetes en sus menús infantiles.
El órgano consideró que entregar juguetes en el “happy meal” (cajita feliz) induce a formar hábitos alimentarios perjudiciales a la salud.
EN EL PERÚ
La Encuesta Global de Salud Escolar 2010, realizada por el Ministerio de Salud, señaló que el 20% de escolares de entre 13 y 15 años en el Perú presenta sobrepeso, mientras que el 3% padece de obesidad.
Asimismo, el 54% de alumnos peruanos confesó haber consumido gaseosas una o más veces por día en el último mes. Por esa razón, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) propuso que se prohíba en todos los quioscos de las escuelas del Perú la venta de comida chatarra.
Otro importante dato es que el 28,6% de los estudiantes prefiere pasar tres o más horas al día realizando actividades sedentarias como ver televisión, jugar en la computadora o estar conectado a Internet.
Diversos especialistas han señalado que esta medida es positiva pero debe acompañarse de una campaña integral de salud, donde la nutrición y los ejercicios sean también un bastión importante.
PUESTA EN PRÁCTICA
Dinamarca y Hungría son dos de los países que han decidido aplicar el impuesto a la comida chatarra. En el primero, incrementando el precio todos los alimentos con alto contenido en azúcar, sal, hidratos de carbono o grasa. La norma busca, además, destinar esta sobreganancia al Sistema Nacional de Salud. De esta forma, el gobierno húngaro espera recaudar unos 111 millones de euros
Por su parte, Dinamarca implementó un “impuesto a grasas” sobre productos como mantequilla y aceite, a fin de elevar la expectativa de vida en el país escandinavo. El impuesto es de 16 coronas (2,9 dólares) por kilogramo de grasas saturadas en un producto.

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