...En el ámbito educativo, el mandatario saliente se ufanaba de haber modernizado las antiguas y precarias instalaciones de las grandes unidades escolares, construidas por el dictador Manuel Odría, en la década de los 50.
Dichas escuelas, ubicadas en Lima y las principales ciudades del interior del país, fueron rebautizadas por el jefe de Estado como “colegios emblemáticos”. Sin embargo, sus centros de recursos tecnológicos (CRT) carecían, en casi todos los casos, de infraestructura, mobiliario completo y computadoras debidamente equipadas y operativas.
Eso se pudo constatar en los colegios Alfonso Ugarte (San Isidro), Melitón Carvajal (Lince), María Parado de Bellido (Rímac), Juana Alarco (Miraflores), así como Mariano Melgar y Rosa de Santa María (Breña) -en este último hubo protestas esta semana-; además del Coronel Bolognesi de Tacna.
El desesperado afán de notoriedad de García fue tal que las placas fundacionales de las grandes unidades fueron removidas de las paredes para ser reemplazadas por las de sus remodelaciones, con el nombre de Alan García.
Ricardo Cuenca, investigador del Instituto de Estudios peruanos, estimó que esta actitud puede constituir un cálculo político. “Ya no serán las grandes unidades escolares de Odría, sino los colegios emblemáticos de Alan”, anotó.
Puro teatroOtra burla a los peruanos fue la falsa inauguración del Gran Teatro Nacional del Perú, el pasado 11 de octubre de 2011, en la que García estuvo acompañado del entonces alcalde Metropolitano, Luis Castañeda. Luego se comprobaría que las obras civiles no estaban totalmente terminadas.
El Gran Teatro es construido con recursos del sector privado, de empresas como Telefónica del Perú, Backus & Johnston y la constructora brasileña Odebrecht, que aportó en un inicio 600,000 dólares al proyecto.
Javier SotoRedacción
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